El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a agitar el tablero geopolítico con el anuncio del diseño elegido para el ambicioso sistema de defensa antimisiles conocido como “Cúpula Dorada”
Este proyecto, que busca instalar una red de satélites capaces de detectar y neutralizar misiles enemigos apenas despeguen, ha provocado reacciones encendidas de potencias como Corea del Norte, China y Rusia, que lo consideran una amenaza directa a la estabilidad mundial.
Desde Pyongyang, el Ministerio de Asuntos Exteriores norcoreano lanzó una fuerte condena a través de su agencia estatal KCNA, señalando que la Cúpula Dorada es una “iniciativa muy peligrosa” que apunta a intimidar a los países con armas nucleares. El comunicado advirtió que el sistema estadounidense representa un “escenario de guerra nuclear en el espacio exterior”, alimentando tensiones en un entorno ya cargado de desconfianza y rivalidad militar.
Corea del Norte no es el único actor molesto. A principios de mayo, tanto China como Rusia expresaron su rechazo, calificando el escudo como “profundamente desestabilizador”. China incluso manifestó estar “seriamente preocupada” y exigió a Washington que cancele el proyecto, mientras que el Kremlin, aunque menos tajante en días recientes, reiteró que el tema concierne únicamente a la soberanía estadounidense, en un intento de no escalar el conflicto diplomático.
El corazón del plan estadounidense es una red de satélites en órbita equipados con sensores avanzados e interceptores de alta velocidad, capaces de rastrear y destruir misiles provenientes de países como Irán, China, Corea del Norte o Rusia. La visión, según Trump, es garantizar una defensa total del territorio norteamericano frente a cualquier amenaza balística.
Pero para sus críticos, esta iniciativa no solo reactiva una carrera armamentista en el espacio, sino que desequilibra el frágil ecosistema de disuasión nuclear que ha contenido conflictos mayores desde la Guerra Fría. La acusación norcoreana de que se trata de una muestra de “arrogancia” y de la política de “Estados Unidos primero” pone el foco en el unilateralismo que muchos países perciben en la actual administración estadounidense.
Mientras tanto, la Cúpula Dorada se instala como un nuevo capítulo en la creciente militarización del espacio. Lo que para Estados Unidos es un escudo protector, para buena parte del mundo se perfila como una amenaza que podría desencadenar una nueva era de tensiones nucleares… esta vez, fuera de la atmósfera terrestre.