El pasado domingo México asistió a un fenómeno político que no puede llamarse elección, pero tampoco puede ignorarse. Fue, en esencia, una farsa democrática con disfraces de victoria popular. Los candidatos—si es que merecen ese nombre—no necesitaron votos para proclamarse ganadores, les bastó con el eco digital de sus gritos vacíos, un mariachi en vivo y una conexión decente de WiFi. El nuevo umbral del éxito político no es el voto contado, es el video viralizado.
Vivimos en un país donde el proceso importa menos que la narrativa. En la era de la Cuarta Transformación, lo simbólico ha sustituido a lo verificable. Ya no hace falta escrutar urnas, basta con auto – proclamarse vencedor ante una cámara de celular para que la “decisión del pueblo” se imponga como verdad inapelable. ¿Quién necesita al INE si tienes TikTok?
El Instituto Nacional Electoral ya avisó: no habrá resultados oficiales inmediatos. Pero eso es irrelevante en esta democracia performática. Aquí, la aritmética ha sido sustituida por la dramaturgia. Mientras tú te preguntas con sensatez “¿Ganaron qué?”, ellos celebran “haberlo logrado”, aunque nadie sepa exactamente qué. La victoria es un simulacro, un ritual posmoderno donde la legitimidad se mide en métricas de redes sociales y no en actas firmadas.
Y esto no es solo patético, es profundamente peligroso.
Porque si ganar se vuelve cuestión de “timing” y no de votos, entonces hemos invertido el orden natural de la democracia. No importa qué decida la ciudadanía en las urnas, sino quién sea el primero en adueñarse del micrófono. El que grite más fuerte y más rápido, gana. ¿Y los resultados? Vendrán después—si es que llegan. El acto democrático ha sido reemplazado por una coreografía de euforia artificial.
Este nuevo orden político no requiere ideas, ni propuestas, ni siquiera credenciales. Solo se necesita una cámara, una sonrisa y un slogan. La política se ha convertido en un episodio más de entretenimiento: triunfalismo sin sustancia, protagonismo sin pueblo. El “pueblo sabio” del que tanto se habla es invocado como tótem, pero raramente escuchado.
¿Qué nos queda como ciudadanos? ¿Aplaudir con emojis? ¿Votar con likes?
Lo más alarmante es que esta forma de hacer política está diseñada para anestesiar el pensamiento crítico. Si todo es celebración, si todo es fiesta, entonces nada merece análisis. Pero la democracia no es una fiesta, es un compromiso incómodo con la verdad, con la transparencia, con el escrutinio. Lo que vimos este domingo fue lo opuesto: una burla a la inteligencia colectiva.
¿Y si esta farsa es solo un ensayo? ¿Y si estamos presenciando el nacimiento de un sistema donde el voto ya no importa, solo la narrativa? La historia nos advierte: cuando el poder deja de rendir cuentas al dato verificable y se ampara en el delirio colectivo, lo que sigue es el autoritarismo, aunque venga disfrazado de celebración popular.
GOTITAS DE AGUA:
Que no te engañen los abrazos ni los fuegos artificiales digitales. Si no hay resultados, no hay ganadores. Si no hay boletas contadas, no hay democracia. Solo hay ruido, y el ruido no elige, solo distrae.
Y así, como en una comedia de lo absurdo, el primero que grite “¡Ganamos!” ya ganó. Aunque solo haya ganado… likes. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos mañana”…
Mi columna disponible en los siguientes portales:
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Síntesis de Prensa del Doctor Héctor Muñoz: http://www.sintesisdeprensadrhectormunoz.com/newpreview.php?id=647&tipo=3
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Entre Veredas: https://www.entreveredas.com.mx/2025/03/ruben-rocha-moya-es-hora-de-sacar-la.html?m=1
Primero Editores: https://primeroeditores.com.mx/opinion/sobre-el-camino-210/
Yo Digo Yo Pregunto: https://yodigoyopregunto.com/2025/03/25/sobre-el-camino-37/
Tamayo Informa: https://tamayoinforma.com/2025/01/09/sobre-el-camino-2/
Revista POLITEIA: https://revistapoliteia.com
Voces Nacionales (Alvaro Aragón Ayala): https://vocesnacionales.com/2025/01/17/culiacan-ya-no-es-lo-que-fue/