Articulo número 153
Llega un momento en que los hijos crecen, y tú también, ni de estatura sino de conciencia. Te descubres en la mitad de la vida, no porque el calendario lo digas, sino porque el alma te lo indica.
Ya no corres tras los mismos sueños, algunos los lograste, otros cambiaron en el camino. Hoy, miras a tus hijos y entiendes que el tiempo no espera: Crecen mientras tu haces lo posible por sostener tu hogar, tu trabajo, tus emociones….y a veces, a ti mismo.
La mitad de la vida no es una crisis, sino una oportunidad; para contactar contigo, para preguntarte cómo estás, no solo como padre o madre, sino como persona.
Es el momento de valorar lo que no se ve: La cena en familia, un abrazo sincero. El “gracias” que no siempre llega, pero que sabes que se siente.
Es cuánto aprendes a soltar sin dejar de amar, a guiar sin controlar, a cuidar sin olvidarte
Porque si la primera mitad la viviste construyendo un hogar, tal vez esta segunda sea para habitarlo de verdad, con más presencia, con más calma, con más de ti.
No es tarde para soñar, para sanar, para comenzar algo nuevo, al contrario, es el momento justo.
La mitad de la vida no es el fin del camino. Es un nuevo inicio….con más sabiduría, más historia y un corazón que ha aprendido a amar con profundidad.
Fuentes:
Google, Inteligencia Artificial