Destructores en la mira: EE. UU. intensifica su ofensiva militar contra el narcotráfico en Venezuela.
Tres destructores estadounidenses —el USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson— llegarán mañana a las costas de Venezuela como parte de una operación militar contra los cárteles de droga en América Latina. Estos buques, equipados con misiles guiados, se suman al despliegue de cuatro mil soldados en territorio marítimo venezolano.
El gobierno de Donald Trump sostiene que Nicolás Maduro está vinculado al Cártel de Sinaloa y lidera el Cártel de los Soles. La Casa Blanca ofrece una recompensa de 50 millones de dólares por el mandatario venezolano, a quien acusa de encabezar una red de narcotráfico internacional.
Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, afirmó que Estados Unidos usará “todo su poder” para frenar el flujo de drogas hacia su territorio. Trump, por su parte, reiteró que el régimen de Maduro no es legítimo, sino “un cártel de narcotráfico” que debe ser enfrentado con fuerza.
En 2020, el Departamento de Justicia acusó formalmente a Maduro de colaborar con las antiguas FARC para enviar cocaína a Estados Unidos. Desde entonces, la DEA ha incautado 30 toneladas de droga vinculadas a su red, además de siete toneladas directamente relacionadas con él.
La operación también contempla el uso de aviones espía P-8, un submarino de ataque y otros activos militares que operarán en aguas y espacio aéreo internacionales. Según medios locales, esta estrategia se extenderá durante varios meses.
Trump ha designado al Cártel de Sinaloa, al Tren de Aragua y otras bandas como organizaciones terroristas globales. La movilización militar responde a una orden emitida el 8 de agosto para emplear las Fuerzas Armadas contra estos grupos.
El gobierno venezolano condenó el despliegue, calificándolo como una amenaza a la paz regional. Maduro respondió con dureza, llamando a la operación “una amenaza estrafalaria de un imperio en decadencia” y advirtiendo que ningún poder extranjero debería tocar suelo sudamericano.