Los especialistas responden ante el impuesto a los videojuegos

Los especialistas responden ante el impuesto a los videojuegos

¿Violencia en pantalla o reflejo social? El debate detrás del impuesto a los videojuegos violentos

La relación entre videojuegos y violencia ha vuelto al centro del debate público tras el anuncio de un impuesto del 8% a los títulos clasificados como violentos. Aunque matar en un videojuego no equivale a hacerlo en la vida real, esta distinción suele perderse cada vez que ocurre una tragedia escolar o un acto de violencia juvenil. En esos momentos, los reflectores apuntan a las consolas como si fueran detonantes directos.

Para Felipe Gaytán Alcalá, investigador de la Universidad La Salle, esta medida parte de una visión moralizante que simplifica el problema. “Es pensar que subirles impuestos reducirá la violencia juvenil, cuando en realidad los videojuegos son solo un reflejo de la sociedad y no su causa”, explicó. En su opinión, se trata de una respuesta superficial a un fenómeno mucho más complejo.

Gaytán también subraya que los videojuegos no aíslan a los jóvenes, como suele creerse. Por el contrario, generan comunidades activas, con millones de jugadores interactuando constantemente. Los títulos violentos forman parte de una cultura marcada por la impunidad y la normalización de la violencia. “No van a volver violento a quien juega, son un reflejo de su tiempo”, resumió.

La paradoja está en que, desde el hiperrealismo de Call of Duty hasta los choques caricaturescos de Mario Kart, la lógica es la misma: eliminar al rival para avanzar. Para los jugadores, esto no representa violencia, sino competencia. Especialistas advierten que el problema no está en la sangre en pantalla, sino en cómo se representa la violencia y en el contexto en que se consume.

La neuropsicóloga Feggy Ostrosky, de la UNAM, coincide en que los videojuegos no generan violencia por sí solos. Estudios internacionales muestran que las personas con rasgos agresivos tienden a elegir juegos más crudos. “No es que el videojuego te haga agresivo, tú escoges el juego de acuerdo con tu personalidad”, explicó. Sin embargo, esto no significa que sean completamente inocuos.

Uno de los riesgos más documentados es la desensibilización ante la violencia, especialmente en niños pequeños, cuyo cerebro aún está en desarrollo. En estos casos, la línea entre ficción y realidad puede volverse difusa. “Si así fuera, habría balaceras todos los días. Y no es el caso”, ironizó Ostrosky, para ilustrar que el impacto depende de muchos factores.

El entorno social, la edad, el tiempo de exposición y el acompañamiento adulto son claves para entender el efecto de los videojuegos. Juan Martín Pérez, coordinador de Tejiendo Redes Infancia, insiste en que el problema no está en los títulos, sino en la falta de guía. Comparar videojuegos con violencia real, dijo, es tan absurdo como pensar que escuchar narcocorridos convierte a alguien en criminal. La solución no está en castigar, sino en educar y acompañar.