De repartidor a luchar en el Grand Prix de Boxeo en Dubái

De repartidor a luchar en el Grand Prix de Boxeo en Dubái

De repartidor a único mexicano en Riyadh: la pelea de Brandon Mejía por sacar a su familia adelante.

En el bullicioso municipio de Nicolás Romero, donde las calles nunca guardan silencio, cientos de motociclistas atraviesan la ciudad con cajas de comida a sus espaldas; entre ellos está Brandon Mejía, un boxeador que tuvo que sumar las entregas a domicilio a su rutina para sostener a su familia mientras perseguía la posibilidad de triunfar en el ring. El vaivén diario entre semáforos y pedidos se convirtió en su realidad paralela: por las mañanas y tardes subía a la motoneta para repartir, y entre esos intervalos se apretaba las sesiones de entrenamiento que le exigía su carrera pugilística.

La necesidad económica fue el motor de esa doble vida. Al dar el salto al profesional, Brandon enfrentó gastos que lo sobrepasaban —nutriólogos, médicos, renta— y un año atrás la noticia del embarazo de su pareja añadió presión para conseguir ingresos extra. Consciente de que no podía depender de sueldos fijos en fábricas, optó por la flexibilidad de la aplicación de reparto; así, mientras muchos clientes desconocían que quien les entregaba la comida aspiraba a ser campeón mundial, él acumulaba kilómetros y pagos para sostener el proyecto deportivo y familiar.

Trabajar como repartidor no fue un añadido inocuo: implicó esquivar baches, sortear policías de tránsito y lidiar con conductores imprudentes en una ciudad donde la ley de tránsito a menudo parece ausente. Aun así, Brandon no oculta ni niega esa etapa; recuerda cómo interrumpía la entrega para correr al gimnasio y cómo aceptó el riesgo de salir a zonas peligrosas con la convicción de que no había otra alternativa. Esa rutina forjó disciplina, resiliencia y una fe práctica que lo mantuvo en pie hasta convertirse en competidor internacional.

Hoy Brandon se encuentra en el umbral de una mejor oportunidad: es el único mexicano que queda en el Grand Prix de Riyadh, en la categoría pluma, y enfrentará al sudafricano Bekizizwe Maitse. De más de 180 participantes, él avanzó ronda tras ronda impulsado tanto por la ambición deportiva como por la urgencia económica; representar a México es orgullo, pero la motivación principal fue siempre ofrecer una vida más estable a su hija y su pareja.

La historia personal de Brandon no es solo de sacrificio individual, sino de deuda emocional con sus orígenes: creció viendo a sus padres esforzarse —un padre taxista y chofer de camiones, una madre que vendía desayunos— y tomó el boxeo desde niño como la vía para romper ese ciclo de precariedad. Ver a figuras como Mayweather o Pacquiao en YouTube le mostró que el deporte podía ser una salida; desde los diez años su objetivo fue claro: sacar adelante a su familia y evitar que vivieran constantemente al día.