700,000 euros bajo la pala: un hallazgo que despierta más preguntas que respuestas
Al intentar trabajar en su jardín para construir una piscina, un hombre en Neuville-sur-Saône, al norte de Lyon, terminó desenterrando cinco lingotes de oro y una cantidad desconocida de monedas de oro, en bolsas de plástico. El tesoro fue descubierto en mayo y valuado con un valor de 700 mil euros, lo cual fue recientemente revelado, pero sin más datos sobre cómo llegó el oro ahí o las circunstancias por las que fue enterrado.
El dueño del terreno decidió mantenerse en anonimato, quien reaccionó rápida y oportunamente llamando a las autoridades correspondientes, incluyendo la Dirección Regional de Asuntos Culturales (DRAC), siendo esta la llamada más importante, ya que ellos son los encargados de establecer si no se trata de un hallazgo arqueológico, ya que de haber sido así, el país se habría quedado con todo. En este caso no fue así, ya que luego de una evaluación se estableció que el tesoro no tenía ningún valor arqueológico. o perteneciente al patrimonio francés, razón por la que se le permitió al propietario quedarse con su botín.
El propietario del terreno, que prefirió mantenerse en el anonimato, actuó con rapidez y notificó a las autoridades, entre ellas la Dirección Regional de Asuntos Culturales (DRAC). Esa notificación era determinante porque, de haberse considerado un bien arqueológico, el Estado francés podría haber reclamado la propiedad del tesoro. Tras la intervención y la evaluación de expertos, se concluyó que el oro no tenía valor patrimonial ni procedía de un contexto arqueológico, lo que permitió al descubridor conservar legalmente lo encontrado.
La investigación de la gendarmería estableció que los lingotes y las monedas fueron fundidos hace aproximadamente 15–20 años por una empresa de la región de Lyon y que su adquisición fue, en principio, legal. La cosa es que a partir de aquí la pista se pierde, dado que el anterior propietario del terreno se sabe que murió hace dos años, lo cual hace que no haya quien pueda explicar por qué el oro fue enterrado, ni documentación, ni testigos que ayuden a recabar más información sobre el tesoro encontrado.
Aunque en algunos países permiten quedarse con el tesoro encontrado, en Francia no es de manera inmediata; en el caso de que se trate de tesoros arqueológicos o minerales, Francia tiene el derecho de intervenir o incluso quedarse con el hallazgo. Sin embargo, como dicho botín no posee ningún valor histórico, oro en este caso, tendría que dividirse entre el propietario y el descubridor, a menos que ambos fueran la misma persona. Esa disposición fue la que benefició al hombre de Neuville-sur-Saône, dado que el oro resultó ser de manufactura reciente y de adquisición lícita, una excepción poco común en hallazgos de metales preciosos.
La idea de que el enterramiento pueda deberse a evasión fiscal, ocultamiento de bienes o actividades ilegales parece posible por la fecha y porque los lingotes fueron fundidos en la zona, pero no hay pruebas que lo respalden. En el mercado actual, el precio del oro se encuentra con un valor que respalda la estimación oficial, que es de 111 euros el kilogramo por oro de 24 kilates, así que solo los lingotes sumarían una parte importante del total declarado. Además, el origen de las monedas hasta ahora es desconocido; y dependiendo de eso, el precio podría elevarse más allá del precio del oro. Dando como resultado una inesperada fortuna y un misterio que permanecerá sin resolver hasta que no se consigan testigos o documentos que expliquen el origen del botín.