Estilo y vida

Aprende a poner límites sin sentirte mala persona

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Por Teté Velderrain 17 Agosto 2022

Te has preguntado, ¿por qué nos sentimos culpables cuando ponemos barreras? ¿Es algo que nos pasa más a las mujeres que a los hombres? Si esas son tus inquietudes, éste artículo es para ti:

A través de esta investigación, se le preguntó a varias personas si les cuesta poner límites, quedó claro que a las mujeres les cuesta muchísimo más trabajo poner límites, mientras que la mayoría de los hombres saben decir que “no” sin culpa alguna.

 

Primero que nada, hay que darse cuenta que hay una culpa merecida y otra inmerecida, la culpa merecida existe cuando hacemos algo más, y es un indicador para mejorar nuestro comportamiento.

 

La culpa inmerecida, está mucho más presente en las mujeres que en los hombres, y la sentimos cuando estamos cuidando de nosotras mismas, o sea, cuando le decimos que “no” a alguien, para decirnos “sí” a nosotras.

 

Las estrategias para lidiar con la culpa inmerecida:

 

1.- Siéntela y ponle un nombre: El objetivo está en darte cuenta que te estás sintiendo culpable, pero es una culpa “merecida”, pues no has hecho nada malo, simplemente estás estableciendo un límite. Ponerle un nombre la convierte en algo que no eres tú, en algo externo a ti, y por lo tanto puedes trabajar con ella, es mucho más fácil decirle a alguien que está fuera tuyo que haga tal o cual cosa que decírtelo a ti mismo y ser consecuente.

 

2.- Reconoce sus intenciones: Si la culpa inmerecida existe porque sentimos que no estamos “siendo buenas” con la persona que nos está pidiendo algo, la intención de la inmerecida es que todos nos quieran, es hacerte ser “buena” para que todos te quieran, la inmerecida es como una niña, la adulta dentro de ti, sabe que la gente no te va a querer más o menos porque pongas límites.

 

3.- Háblale: Dile que sabes que está ahí y que existe, dile gracias, pero no gracias, o sea, gracias por intentar convencerte de decir que sí, pero no gracias, porque esta vez, estás tratando de decirte que sí a ti misma.

 

4.- Practica: Hay que practicar sentir la culpa inmerecida y lidiar con ella, como una persona adulta, y no, como una niña que busca que todos la quieran, no basta con hacerlo una vez, si no, que hay que repetir la práctica hasta que se convierta en parte de quien eres, una buena persona, que es tan buena persona, que sabes qué primero te tienes que cuidar a ti, para luego, poder cuidar a los demás.

 

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