Así es la nueva vida de la leyenda del narco Caro Quintero
Por La Gaceta.me 18 Octubre 2021
El FBI lo ubica en Badiraguato, Sinaloa, pueblo del que casi todos los capos de la droga de México y anuncia que desde ahí opera su propio cártel.
Cuando los capos de la vieja escuela del narcotráfico llegan vivos a la edad de Rafael Caro Quintero de 68 años de edad, lo importante es que los recuerden. Que los veneren algún día cuando ellos ya no están. Pese a ser el narco mexicano más odiado por la Agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA), que carga la recompensa más alta para un criminal, 20 millones de dólares, nadie en su tierra duda de cual es su refugio. Los pueblos donde se crió, la sierra de Sinaloa y el desierto en el norte de Sonora donde vivió desde chico con su familia.
Hace unas semanas, el FBI envió una ficha que alertaba de que el capo que pasó a la clandestinidad en 2013 por error en una sentencia, después de 28 años en prisión, seguía siendo una amenaza por el trafico de estupefacientes.
Cuando Caro Quintero logró que un juez lo dejara en libertada en 2013, antes de cumplir los 12 años que le faltaban de cárcel, lo que primero que hizo fue volver a su pueblo, reorganizar a su gente, negociar un pedazo del pastel y sin las excentricidades de su época, continuar con el negocio de manera silenciosa.
El FBI lo ubica en Badiraguato, Sinaloa, pueblo del que casi todos los capos de la droga de México y anuncia que desde ahí opera su propio cártel.
A diferencia de otros lideres del trafico de drogas que aun no han sido detenidos, los días de Caro Quintero estarán siempre ligados a la sed de venganza de la DEA.
Un periodista de Culiacán, Sinaloa, explica que como es posible que pese a que su ubicación es un secreto a voces, aún no haya sido capturado, “si siente que le pisan los talones, es capaz de dormir bajo los arboles, ese fue uno de los errores de El Chapo, que quería estar en una casa. Es épico Caro Quintero, por su forma nada ostentosa de dirigir las cosas, por eso creemos que ha tenido éxito a no ser detenido”, comenta el periodista Martín Durán.
Además de Badiraguato, hay otro lugar donde los vecinos han ubicado al capo antes que la DEA o el FBI, el municipio de Caborca, Sonora. En esa ciudad, a 100 kilómetros desérticos de la frontera estadounidense y sin apenas control de las autoridades, mantiene otro de sus refugios. Unas narcomantas de hace unos meses señalaban la presencia de pistoleros suyos en dicha zona. Medios locales apuntaban a una pelea por la plaza de algunos que reivindicaban su nombre.
Una guerra entre Los Chapitos, herederos del imperio criminal de su padre, El Mayo Zambada, bandas locales que resucitan el nombre de Caro Quintero mantienen sitiado el norte de Sonora. Pero mientras que ellos han desatado el terror en la región por sus nuevas formas de amedrentar a sus rivales, el viejo capo continua representando la época dorada del narcotráfico.