Los invitados narraron que la celebración fue “entre amigos” y que el presidente y su familia convivieron y se tomaron fotos con los invitados antes de retirarse.
Si hubiera que elegir una palabra para definir la primera ceremonia del Grito de Independencia encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador sería “austera”, coincidieron algunos asistentes. Y es que esta vez no hubo cena de gala, ni invitados en el salón principal, tampoco vestidos elegantes, sólo lo indispensable para convivir en el patio principal entre carpas, sillas altas y papel picado.
Las invitaciones para la ceremonia dentro de Palacio Nacional comenzaron a llegar a sus destinatarios la semana pasada. Sólo estuvieron contemplados los integrantes del Gabinete legal, el gabinete ampliado y subsecretarios, cada uno con un acompañante, más 90 embajadores de otros países en México. Sumaron unos 500 invitados.
Debían llegar a partir de las 20 horas. Podían ingresar por la calle de Moneda, mostrar su invitación y boleto y caminar hacia una de las puertas de Palacio Nacional o entrar en auto por el estacionamiento de Correo Mayor, cerca de la Oficialía de Partes. Por ésta última optaron Santiago Nieto, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda y el director de la CFE, Manuel Bartlett.
Por la puerta de Moneda entraron la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; la secretaria de Economía, Graciela Márquez; la subsecretaria de Bienestar, Ariadna Montiel; el director de Pemex, Octavio Romero y la presidenta del Senado, Mónica Fernández, entre otros. También, los embajadores que llegaron a bordo de tres autobuses.
Una vez dentro, los invitados se encontraron con banderas de México colgadas en los barandales del primer piso del patio central, carpas decoradas con papel picado con leyendas de “Viva México” y “AMLO”; mesas y sillas altas y algunos sillones pequeños de colores.
Esta vez no hubo cena de gala sino antojitos mexicanos distribuidos en mesas como si fuese buffet y pequeños anafres para mantener cada plato caliente. La cena incluyó pambazos, sopes, tostadas de picadillo, de pata, tacos dorados, y tacos de guisado como chicharrón en salsa verde y tamales.
No hubo alcohol, ni siquiera para un brindis, tampoco refrescos, sólo agua de jamaica y horchata, atole de pinole y de postre arroz con leche, el menú “como se acostumbra en las casas”, según contaron a Animal Político los asistentes al festejo.
Para el grito, sólo los hijos del Presidente: José Ramón, Andrés, Gonzalo y el menor Jesús Ernesto, y los integrantes del gabinete pudieron subir a los balcones, como Irma Eréndira Sandoval, titular de Función Pública; María Luisa Albores, de Bienestar o el Canciller, Marcelo Ebrard. El resto de invitados siguió la ceremonia a través de pantallas puestas en el patio.
El presidente estuvo feliz
Andrés Manuel López Obrador buscó la presidencia por primera vez en la contienda de 2006, donde Felipe Calderón ganó apenas por unas décimas de punto. La elección presidencial más cerrada y en la que López Obrador señaló que hubo “fraude”. /Animal Político.