La urticaria acuagénica siempre ha sido un misterio para los doctores y científicos, pues todavía no existe medicina para abordar la enfermedad.
La británica Heidi Falconer, de Tividale, en el distrito de Sandwell (Inglaterra) es una de las pocas personas en el mundo nacidas con urticaria aquagénica, una enfermedad potencialmente mortal, comúnmente llamada alergia al agua, informa Social News Daily.
Para Heidi, los parques acuáticos, baños calientes, SPA o incluso las vacaciones en el mar no son ni relajantes ni divertidos, sino un verdadero infierno.
Las personas que sufren esta enfermedad no pueden ducharse, beber agua, salir de casa cuando llueve o llorar, ya que cualquier contacto con agua les provoca un doloroso sarpullido. Solo pueden comer alimentos secos como pollo y galletas, y sobrevivir al consumo de cuatro vasos pequeños de leche o zumo de naranja al día. Tienen que ser extremadamente cuidadosos evitando la comida acuosa, porque el líquido les abrasa la piel a medida que se desliza por la garganta.
A día de hoy no se han encontrado las causas específicas que provocan la alergia al agua y, por lo tanto, no hay cura que pueda aliviar el sufrimiento de quienes sufren el problema.
De hecho, la urticaria aquagénica no es una alergia como tal. Según la teoría principal de los científicos, esta reacción de la piel al agua estaría provocada por la respuesta del sistema inmunológico a los compuestos tóxicos que se liberan como resultado del contacto del agua con células muertas —componentes de la capa superior de la piel— o con la sustancia aceitosa, cuya función es mantener la piel hidratada.
"Sé que tengo que ser cuidadosa y cautelosa todo el tiempo, y algunas veces es una lucha", confiesa Heidi.
"Pero trato de vivir mi vida de la mejor manera que puedo. Tengo sueños de casarme y tener hijos. Mi condición es algo con lo que tengo que vivir, pero siento que he llegado a un acuerdo con eso. Sería genial vivir normalmente como todos los demás, pero sé que eso no puede suceder", añade.