La adicción a los videojuegos ya es considerada una enfermedad
Por Carlos Sanchez 19 Enero 2022
Así lo dispuso la OMS en su nuevo manual. Si bien diferencian entre el uso y el abuso de los videojuegos, se busca una desescalada para lograr una mejor calidad de vida.
Si bien el abuso de los videojuegos es un tema que viene preocupando hace años, durante la pandemia se incrementó. El encierro, sumado a los cambios en el horario del sueño que muchos padecieron, puso el tema nuevamente en el tapete. Es por eso que a partir del 1° de enero de 2022, rige el manual de nuevas enfermedades elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se incluyó la adicción a los videojuegos.
En 2018, la OMS había anunciado su idea de publicar un manual referido a esta adicción que ya se encontraba en marcado aumento. Desde el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense, a partir de allí, se pusieron a trabajar en el tema con diversas acciones para prevenir y concientizar.
Las consecuencias de la hiperconectividad eran el presagio para que se tomara conciencia de los problemas que esto podía acarrear. Las últimas estadísticas indican que Argentina cuenta con más de 19 millones de jugadores, lo que significa el 42% de los habitantes, según la Asociación de Deportes Electrónicos y Electromecánicos de Argentina. Además, durante la época de aislamiento, el número de la cantidad de gamers ascendió en un 20%, aproximadamente.
Esta adicción por los videojuegos afecta a diferentes edades y tiene sus consecuencias en la falta de concentración en la escuela, trabajo y alejamiento de la vida social que incluye encuentro con familiares y amigos, entre otros.
Según el documento de la OMS, la adicción a los videojuegos tiene que ver con un patrón de comportamiento “caracterizado por el deterioro del control sobre el juego” hasta el punto de priorizar esta actividad sobre otros intereses y actividades cotidianas.
Uso, abuso y adicción
Para la OMS, el “Trastorno de los Juegos” se ubica en la categoría de enfermedades relacionadas con comportamientos adictivos que suelen sufrir algunas personas. Sin embargo, hacen la aclaración que, de la misma manera que sucede con otras enfermedades adictivas, lo que se condena no es el uso, sino el abuso de características patológicas.
Esta adicción se encuentra enmarcada dentro de la clasificación de trastornos mentales, conductuales o del neurodesarrollo. “Se caracterizan por la repetida incapacidad para resistir un impulso o urgencia de realizar un acto que sea gratificante para la persona”, indicaron desde el organismo de las Naciones Unidas especializado en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención en la salud.
De todas maneras, para la OMS, el uso el uso excesivo no siempre indica una adicción. Es por eso que señalaron que la adicción debería ser diagnosticada si dura al menos un año y, si con su uso, perjudica significativamente la habilidad del jugador para desenvolverse en la vida cotidiana.
La adopción de políticas apuntadas a la prevención resulta compatible respecto a la importancia económica que tiene la industria de los videojuegos en Argentina. Esta es una actividad que moviliza cerca de 90 millones de dólares al año e involucra alrededor de 2.000 empleos de alta de calificación. Los videojuegos no sólo implican diversión, también tienen un enorme potencial educativo y cultural.
Cómo controlar el uso excesivo en los videojuegos
Hace cuatro años, el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos puso en marcha diversas iniciativas con el objetivo de generar herramientas para prevenir las consecuencias de la excesiva exposición a las pantallas, especialmente por parte de adolescentes y adultos jóvenes. Las mismas fueron declaradas de interés legislativo por el Senado bonaerense.
Justamente, ese año había irrumpido en el mundo gamer el juego Fornite que acaparó la atención de los amantes de los videojuegos. Es por eso que se realizó un relevamiento, a partir de 273 entrevistas, en donde se pudo determinar que el 51% de los usuarios consultados jugaba entre dos y tres horas diarias, mientras que el 47% admitió que dejó de lado actividades para dedicarse de lleno a los videojuegos.
Con la llegada de la pandemia se realizaron nuevas estrategias a raíz de los altos niveles de conectividad. Todas ellas estuvieron enfocadas en el uso responsable de los videojuegos. Además, se publicó una guía con información que permitiera mejorar la seguridad y la privacidad ante la preocupación por el aumento de los ciberdelitos.
La Defensoría presentó su última herramienta con estrategias internacionales como el programa “Pantallas Amigables” de España, con el que se busca una “desescalada digital”. El fin de este programa es reducir progresivamente la exposición a las pantallas.
Con todas estas herramientas se busca reeducar los hábitos para lograr una mejor forma de vida y de consumo.
La guía elaborada por el Observatorio está dirigida a cualquier integrante de la familia y presenta un plan de seis pasos para desescalar el sobreuso de pantallas:
1- Obsérvate
Identifica qué cosas haces con el celular, las redes sociales o los videojuegos que antes del confinamiento no hacías. Ver esos cambios, detectar las áreas de mejora y suprimir conductas adquiridas: dormir con el celular, cambios de horarios por jugar o visitar sitios de streamer, horas de uso en redes sociales, entre otros.
2- Conoce bien tus nuevas rutinas
Trata de saber cuándo, cómo y hasta dónde incorporaste el uso. De los cambios observados, céntrate en aquellos que implicaron el aumento del uso de pantallas y son rutinarios. Trata de conocer qué los provocó o en qué circunstancias se agudizan.
3- Establece tus objetivos
Fija de forma realista pero ambiciosa la nueva situación deseada tras el proceso de desescalada, para volver a un uso habitual o moderado. Este fin se desagrega en objetivos parciales que hay que identificar, retos que se pueden abordar en paralelo o de forma secuencial, pero que sumados conducen a un estado de mayor bienestar.
4- Genera una estrategia
Cambia costumbres; recupera horarios habituales de tus actividades; medí los avances. Establece rutinas de ocio no digital; desactiva notificaciones o dejó el celular fuera de tu vista o alcance.
5- Comparte tus metas y objetivos
Hace conocer a tu entorno tu voluntad en cambiar ciertos hábitos y pídeles colaboración y comprensión.
6- Revisa tu plan
Periódicamente medí los avances; identifica y cambia lo que no va bien. Reajusta las metas.
Fuente: Infobae