Ocuparía la vacante que dejará el actual subgobernador Manuel Ramos Francia.
El próximo secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, dijo que no planean ratificar al subgobernador del Banco de México, Manuel Ramos Francia, cuyo periodo expira el próximo 31 de diciembre. En entrevista con Carlos Loret, el futuro encargado de las finanzas del país agregó que buscarán un perfil técnico que sepa mucho de política monetaria y “que sea muy conocido en los mercados internacionales”. Uno de los nombres que suena fuerte para ocupar el asiento que dejará vacante Ramos Francia es, ni más ni menos, que José Antonio Meade.
La designación de José Antonio Meade para ocupar un asiento en la Junta de Gobierno del Banco de México daría una señal definitiva de lo que tanto ha reiterado Andrés Manuel López Obrador y los miembros de su equipo, en cuanto al respeto que tendrá la Presidencia hacia la autonomía del instituto de política monetaria, y cuyo principal mandato es el control de la inflación.
El objetivo del Banxico, como el de cualquier banco central, naturalmente suele generar tensión con el Ejecutivo de cualquier país y, como lo vimos en Turquía con el presidente Recep Tayyip Erdoğan, que en mayo sugirió que el banco central de su país debería ser sensible a la pobreza y no aumentar las tasas de interés, los comentarios viniendo de un Presidente fuerte en busca de la reelección ocasionaron incertidumbre, lo que se manifestó en una pronunciada caída del valor de la lira turca, que hasta ahora todavía no se recupera.
En caso de que prospere la nominación Meade sería una señal de tal magnitud que despejaría cualquier duda con respecto al respeto al Banxico, además la figura del exsecretario de Hacienda cumple de sobra con el criterio mencionado por Carlos Urzúa en cuanto a que el subgobernador debe ser muy reconocido por los mercados internacionales.
LA SOLTURA, VENTAJAS Y RIESGOS
Andrés Manuel López Obrador ha sorprendido por la velocidad con la que ha generado definiciones de cara a su próximo mandato, lo que le ha permitido ocupar los vacíos de poder que naturalmente se generan en una transición tan larga como la mexicana. Además es importante atajar la incertidumbre que podría agudizarse por la coyuntura externa vinculada a la redefinición de la relación con Estados Unidos.
Las determinaciones hechas por el próximo Presidente han sido acompañadas del otorgamiento de amplias libertades a los próximos secretarios para fijar prioridades, delinear y comunicar las rutas trazadas para el cumplimiento de los objetivos. La comunicación fluida resulta una bocanada de aire fresco frente a la actual administración que comunica de manera muy acotada.
Adicionalmente, este tipo de comunicación permite una discusión amplia de los temas y esperemos que también se escuche y se corrija cuando sea necesario. Los riesgos del margen de maniobra que tienen los próximos secretarios para establecer agendas y comunicar son que la soltura puede ocasionar confusiones, como cuando Carlos Urzúa dijo que la inflación del próximo año sería de 4% o 5%, lo que se contrapone a la misión del Banxico que ha proyectado que para el primer trimestre del próximo año el indicador estará convergiendo hacia el objetivo de tres por ciento.
Tengo la impresión de que la declaración obedece a la falta de costumbre de medir el impacto que tienen las declaraciones del próximo secretario de Hacienda.
Otro ejemplo son los comentarios de Graciela Márquez, quien ha sido designada para encabezar la Secretaría de Economía, y quien con cierta soltura dijo al Financial Times que podría haber un tratado bilateral con Donald Trump en sustitución del Tratado de Libre Comercio bajo el argumento de que es mejor eso que nada, lo que da a Robert Lighthizer, negociador comercial de Estados Unidos, la señal de que el argumento del bilateral puede imponerse al tener un interlocutor que se reconoce débil. A pesar de los errores producto de la falta de experiencia, en el balance es mejor la soltura que el vacío comunicativo y la rigidez.