La canciller alemana asegura en su primera comparecencia sobre la epidemia que la prioridad es ralentizar la propagación
Una carrera contra el tiempo. Ese es el mensaje de la canciller alemana, Angela Merkel, que este miércoles ha informado de la evolución del coronavirus, en una comparecencia extraordinaria ante la prensa. Merkel constató que la enfermedad se encuentra en fase de propagación y que ahora el principal objetivo es limitar la velocidad de transmisión. “Cuando el virus ya está aquí y la población no es inmune, no hay una vacuna ni terapia, entre el 60% y el 70% de la población acabará infectada”, ha dicho la canciller citando a los expertos, sin precisar si esa evolución se produciría a lo largo de meses o años. Merkel ha apelado a “la solidaridad y al sentido común”.
El ministro de Sanidad, Jens Spahn, y el presidente del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler, la máxima autoridad epidemiológica del país, también presentes, han recordado que cerca del 80% de los contagiados son asintomáticos o presentan síntomas leves. Los tres han insistido en que la prioridad pasa ahora por reducir el número de contagios en personas vulnerables, mayores o con enfermedades crónicas, para evitar el colapso de los hospitales. Es fundamental “que no sobrecarguemos nuestro sistema de salud”, ha dicho Merkel. “Se trata de ganar tiempo”, ha indicado la canciller ante la prensa.
En Alemania hay 1.296 casos de coronavirus registrados y repartidos por los 16 Estados federados. Renania del Norte-Westfalia, con 484 casos es donde se concentra el mayor número de personas contagiadas. De momento, el número de víctimas mortales se eleva a tres.
Merkel ha hablado también de las repercusiones económicas que el virus está teniendo ya en la mayor economía europea. “Haremos lo que sea necesario”, ha indicado, aludiendo a una posible relajación de la ortodoxia presupuestaria, teniendo en cuenta que se trata de “una situación extraordinaria”. El viernes, el ministro de Economía y el de Finanzas anunciarán nuevos instrumentos financieros de ayuda a las empresas.
Berlín ha reiterado su negativa a cerrar las fronteras como medida de contención del virus. “No debemos aislarnos”, ha dicho Merkel, contradiciendo medidas como la adoptada por la vecina Austria para impedir la entrada de personas procedentes de Italia.
El Gobierno alemán ha vuelto a recomendar la cancelación de eventos con más de mil participantes. Más allá de las recomendaciones del Ejecutivo, los Estados federados y las autoridades municipales tienen la última palabra. La descentralización de las decisiones ha causado tensiones entre los distintos niveles de la Administración, sobre todo a la hora de decidir si los partidos de fútbol se celebran a puerta cerrada.
Spahn ha agradecido la decisión de última hora de cancelar el partido que el sábado enfrenta al Unión Berlín contra el Bayern de Múnich en la capital alemana. El ministro de Sanidad ha pedido a la población que comprenda que todo el mundo tiene que cooperar “para protegerse a sí mismo y proteger a los demás”. Además, ha felicitado también a las empresas que estos días facilitan el teletrabajo a sus empleados.
Pese a las fricciones, Merkel ha defendido el sistema federal y ha descartado cambios a raíz de la emergencia. “Pero el federalismo no está ahí para evadir responsabilidades”, ha advertido Merkel, quien ha pedido a los länder (Estados alemanes) que actúen de forma coordinada al margen de la situación en cada Estado y que sigan las recomendaciones del Instituto Robert Koch. El jueves tienen previsto reunirse los jefes de Gobierno de los 16 Estados para coordinar posiciones.
Merkel ofreció además un consejo práctico a los alemanes: sustituir el apretón de manos por una mirada prolongada y una sonrisa. “Es también una buena opción”, consideró. /El País.