Todos irán vestidos de superhéores a su funeral, pero él fue un héroe de la vida real
Un niño británico con cáncer terminal pudo conocer a su hermanita recién nacida gracias a sus ganas y esfuerzo para no irse antes de verla y cargarla. Tener a la bebé en brazos le dio fuerzas durante su grave enfermedad, pero finalmente murió en la Nochebuena.
Su familia vivió una Navidad agridulce porque aunque estaban felices de que el hecho de que conociera a su hermana rebasó todos los pronósticos médicos, su pequeño guerrero se fue de este mundo con tan solo nueve años.
Eso sí, antes de irse ordenó algo difícil de cumplir en un caso tan triste como este. Le pidió a sus padres que no lloraran más de 20 minutos. Les dijo que no se valía llorar más porque tenían que hacerse cargo de sus hermanos.
Bailey Cooper batalló con la enfermedad por 15 meses y estaba determinado a conocer a su hermanita.
Su mamá Rachel dio a luz en noviembre y Bailey fue quien escogió el nombre el día antes de morir. La llamó Millie.
El pequeño Bailey pudo tomarse una tierna fotografía con la bebé de la familia en sus brazos.
Su madre le dijo al New York Post que no pensaban que él duraría tanto, pero “estaba determinado a conocer a Millie…La abrazó e hizo todo lo que un hermano mayor haría , la cambió, la bañó y le cantó”.
Su padre Lee Cooper dijo que los doctores habían dicho que se iría antes de que Millie naciera, pero no se fue.
“Pero en el momento en que la conoció comenzó a disminuir (su fuerza)”.
Aunque la familia sabía que el pequeño seguramente no sobreviviría la Navidad lo animaron a que escribiera una lista de regalos. Pero sus padres notaron que él pidió regalos para su hermano de 6 años, Riley. Los padres del niño dijeron que le iban a comprar los regalos, pero se dieron cuenta que eran cosas con las que nunca jugaría y que había escogido todo para que su hermanito jugara.
Su padre no olvida cómo su hijo tenía un gran sentido del humor y hacía reír a los que se encontraban cerca de él a pesar del intenso dolor que estaba sufriendo.
Bailey también planificó su funeral y pidió que todos los invitados fueran vestidos de superhéroes.
Cuando su abuela le dijo que ella hubiese querido irse por él contestó, “eso es egoísta abuela. Tienes nietos a los que tienes que cuidar”.
Después de que fue llevado al hospicio el 22 de diciembre su familia se reunía todos los días alrededor de su cama para leerle cuentos y acompañarlo.
“A las 11:45 a.m. en Nochebuena, estábamos al lado de su cama. Sabíamos que no pasaría mucho tiempo. Le dijimos, ‘Es tiempo de irte’, Bailey. Detente”.
“En el momento que le dijimos ‘Detente’ tomó su último suspiro y una lágrima rodó por su mejilla. Se fue en paz”.
El cáncer de Bailey fue descubierto en una etapa 3, lo que siginica que estaba muy avanzado. Los médicos estuvieron tratándolo con quimioterapia, pero en 2017 tuvo remisión. /Telemundo.