“Que no cometa los mismos errores de sus antecesores, que no provoque revoluciones ni nada por el estilo”
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Carlos Antonio Santamaría Díaz, estudiante de 12 años de edad que cursará la licenciatura de Física Biomédica en la UNAM, consideró necesario impulsar el estudio de la ciencia entre los niños, así como “darle una nueva cara” a la educación y a la escuela para hacerlas más atractivas.
Y a pregunta expresa sobre qué le diría a Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente electo, Carlos respondió sin timidez: “Que no cometa los mismos errores de sus antecesores, que no provoque revoluciones ni nada por el estilo”, y que apoye la creación de un grupo de niños con alto nivel cognitivo.
A los próximos diputados, abundó en rueda de prensa, “les diría que se ocupen del país como se ocupan de ellos, que hagan más que los anteriores legisladores y que piensen en la nación como un todo”.
Al expresar su visión acerca del panorama educativo del país, el menor, que este lunes iniciará semestre en la UNAM, opinó que uno de los grandes problemas es la falta de educación, y “la verdad estamos en una situación muy complicada” que es difícil de explicar.
“Necesitamos un sistema educativo que no sea sólo un flujo de profesores con un patrón fijo, sino que ellos mismos, los niños, descubran las cosas, el por qué de las cosas y de manera divertida”, expresó.
Pero también darle una nueva cara a la educación, a la escuela; “que no sea esa institución rígida que sólo te va a llenar el cerebro de cosas; que sea un lugar donde no sólo vas a aprender, sino a descubrir nuevas cosas y con gusto”, abundó.
“Una de mis intenciones y responsabilidades sociales para con la UNAM es el proyecto de abrir un grupo de niños como yo. Apoyarlos, no como un profesor, sino como otro alumno para ayudarlos a alcanzar lo que yo he logrado”, manifestó.
Carlos Antonio dijo estar sorprendido del grado de avance de la humanidad, pero al mismo tiempo de tanta ignorancia: “El conocimiento viene de reconocer nuestra propia ignorancia y también me preocupa el poder al que hemos llegado para destruir y crear vida”.
Respecto de si se considera un niño genio, aseguró que no le gusta utilizar esa palabra porque lo de menos es el coeficiente intelectual, sin estigmatizar a las personas por sus capacidades o por su apariencia física.
Con soltura, Carlos se dijo un niño feliz y rechazó sentirse intimidado por desenvolverse en un mundo de adultos; “lo que a mí me interesa es aprender. La interacción con mis compañeros vendrá después”.
Cuando no lee sobre divulgación científica, Carlos disfruta de la literatura clásica como “El Quijote”, sin que ello implique no sentirse preocupado y empático con los jóvenes que desean una oportunidad en la UNAM para seguir estudiando, pero que nunca han logrado ingresar vía el examen de selección.
“Yo les diría que por lo pronto sigan estudiando por Internet. La mayoría de las cosas que he aprendido yo es por Internet”, que es una herramienta que, usada de manera correcta, es muy más valiosa, expresó.
Igual admitió que algunos de sus conocidos lo consideran “raro”, pero que también ha encontrado comprensión en otros niños “y eso es bonito”, además de que en ningún momento se siente aislado o excluido y mucho menos en la UNAM, en particular en la Facultad de Química, a la que ya considera su casa.
Los juegos “Lego”
Carlos, quien disfruta de los juegos “Lego”, inició su gusto por la ciencia a través de la astronomía y desde muy pequeño, cuando manifestó a sus padres su aburrimiento por el sistema educativo tradicional, inició su viacrucis por encontrar la escuela y los maestros adecuados para su capacidad.
“Me salió mal. El ambiente era hostil pese a que mis padres pagaban”, hasta que el adolescente y sus padres recorrieron diversas escuelas para concluir su educación básica y media superior, antes de ingresar a la licenciatura en la UNAM.
Los padres de Carlos, Arcelia Díaz y Fabián Santamaría, dijeron sentirse muy orgullosos de su hijo, como papás y como universitarios, porque ellos se conocieron en Ciudad Universitaria, y por tanto “Carlos es hecho en CU”, resaltaron.