Estilo y vida

Si tienes un "niño bueno”, deberías preocuparte

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Por Teté Velderrain 04 Agosto 2022

Seamos sinceros, la mayoría de los padres, no tienen idea de cómo se cría a un niño, por eso, cuando refuerzas en tu hijo sólo lo positivo y rechazas lo negativo, te estás metiendo en un gran problema.

Todos queremos que nuestros hijos estén bien educados, sean amables y cariñosos, pero no nos damos cuenta del precio que hay que pagar para ser “bueno”.

 

Los niños no entienden la diferencia entre bueno y malo, lo van aprendiendo conforme van creciendo y sus papás o cuidadores los van educando.

 

El problema es que muy poca gente se pone a estudiar temas de crianza antes de ser padre, pues a todos nos educaron como pudieron nuestros padres, y así se fue traspasando la costumbre de generación en generación.

 

Los niños, van entendiendo, conforme les damos reforzamiento positivo o negativo (véase esto en temas de psicología), muchas veces, ni los propios padres que ejercen como psicólogos saben cómo educar a sus hijos.

 

Cuando somos pequeños tenemos dos necesidades fundamentales, la primera es el AMOR, de las personas que nos cuidan, madres, padres, abuelos, hermanos, familiares, maestros etc.

 

La segunda necesidad es ser “nosotros mismos”, con nuestro brillo y nuestra oscuridad (que absolutamente todos en el mundo tenemos), bien se podría decir, nuestro “ying” y nuestro “yang”.

 

El problema surge, cuando estas dos importantes necesidades entran en conflicto, pues, muchas veces al expresarnos tal y como somos, nuestros cuidadores nos rechazan.

 

Un simple comentario como “no estés triste”, o “eres un desastre”, a los niños, incluso a nosotros mismos cuando éramos pequeños, nos hace entender que algo en nosotros no está bien.

 

Más imagínate, cuando existe un niño que piensa fuera de la caja, un niño con déficit de atención e hiperactividad, un niño al que le gusta hacer reír y ser el centro de atención o un niño con depresión (por que sí, si existen los niños con depresión).

 

Si de adultos, por ejemplo, no sabemos gestionar nuestras emociones, cuan menos un niño que apenas las está conociendo, por eso, cuando un niño esté triste, llore, se enoje o haga berrinche, dale la oportunidad, no le digas que está mal o que “le vas a pegar para que llore con ganas”.

 

Si somos “un niño/a bueno/a es porque aprendemos a renunciar a nuestras emociones y necesidades para serlo, todo, para conseguir que nos amen. Acabamos traicionándonos hasta olvidarnos de quienes somos, pues, podemos vivir sin ser nosotros mismos, pero NO sin amor.

 

Si queremos criar personas “auténticas” en contacto con sus necesidades y emociones, debemos hacerles sentir que las aceptamos plenamente, con su luz y su obscuridad, pues todos, absolutamente, tenemos esas dos partes.

 

Haz sentir a tus hijos que amas también sus sombras, no te vas a arrepentir cuando crezcan.