Sinaloa podría tener la "fórmula" para sacar de la recesión a México y AL
Por La Gaceta.me 08 Junio 2020
Después de décadas de prosperar en patios y sótanos bajo una legalidad poco clara, la marihuana puede revertir la recesión económica que vive México y América Latina.
El potencial empresarial de uso, coloca a la marihuana como una buena opción para la reactivación económica de Latinoamérica, especialmente de México y Brasil que pueden estar a la vanguardia de este mercado iniciado legalmente en Uruguay allá por el 2014.
El diseñador industrial y profesor uruguayo, Gastón Rodríguez Lepera dijo en entrevista que el cannabis vive un proceso de crecimiento en la región en el ramo medicinal, pero también el uso industrial está tomado mucha fuerza.
Lo que él denominó como la Revolución del Cannabis.
Hoy Rodríguez Lepera dirige HGSM Consulting desde Sao Paulo, Brasil, desde donde observa también el proceso que vive México.
El reporte The Latin American Regional Cannabis Report realizado por New Frontier Data, en 2019, revela que América Latina cuenta 12.9 millones de consumidores habituales de cannabis. La mayoría de los consumidores se concentran en Brasil, Chile, Colombia México y Argentina, quienes representan 80 por ciento del consumo de marihuana en la región, mismo que asciende a 2.3 millones de kilos anualmente.
Con 601.4 millones de habitantes u 8 por ciento de la población mundial, el mercado latinoamericano de cannabis tiene un valor aproximado de 9 mil 800 millones de dólares, 2.8 por ciento de todo el valor del mercado mundial.
El reporte de New Frontier Data, abarca a seis países de latinoamérica: Brasil, Colombia, México, Panamá y Uruguay. Todos, potencialmente futuros mercados para la producción, comercialización y venta de cannabis tanto para uso medicinal como para su uso recreativo.
Y probablemente en el corto plazo con un alto potencial en la rama industrial.
Desde Sudamérica Gastón Rodríguez Lepera, quien fue el primer empresario en ganar un permiso para producir y vender marihuana al gobierno de Uruguay, cuenta cómo pasó de ser profesor en la Universidad de Montevideo y ahora de su nueva vida en Sao Paulo.
—¿Cómo ve el crecimiento de la industria del Cannabis en América Latina?
—Como consultor de mercado de América Latina, veo un crecimiento sostenido.
Los mercados latinoamericanos fueron avanzando en la despenalización y la salida de la preconcepción muy vinculada a esferas muy tradicionales con un claro objetivo comercial, donde las compañías finalmente entendieron que era un cambio que se iba a sostener como una nueva estrategia comercial en el área de los medicamentos.
Hoy por hoy todos los grandes laboratorios siguen entrando, entendiendo cuáles son las nuevas pautas y el escenario frente a este cambio que a mí me gusta llamarle Revolución del Cannabis.
—¿Uruguay, que se volvió el país punta en esta industria, cómo ha crecido en estos primeros cinco años?
—Uruguay ha crecido en estos últimos cinco años enormemente y tenemos una Cámara de Empresas relacionadas a el cannabis medicinal, con actores que van desde la industria de la droga hasta la industria de los medicamentos.
Hoy hay ya unas 25 o 30 empresas grandes en este rubro con el objetivo de la exportación.
Uruguay no sólo consolidó lo que nadie creía, sino que demostró con su parsimonia y con su tranquilidad institucional que nada cambia sino se genera el escenario para un nuevo componente, una nueva materia prima que se desarrolla a alto nivel.
Uruguay comenzó con la regulación del uso adulto, ahora explotó desde el punto de vista medicinal. El tercer escalón va hacer el desarrollo industrial, que en China está demostrando y va a transformar en la primera potencia de hilado de cáñamo.
Latinoamérica probablemente se transforme en un gran productor de Hemp (cáñamo) para diferentes usos industriales. Esa es una visión a mi juicio, de lo que de alguna manera propuso Uruguay como punto de partida y parece no haber errado en el camino tomado.
—¿La industria del cannabis, en sus diferentes usos, puede revertir en este momento la recesión económica por la que atraviesa América Latina?
—Creo que sí la puede revertir. Tiene un potencial gigante y la Revolución del Cannabis pone en tela de juicio los intereses económicos versus las tradiciones y rompe con esa barrera de preconcepto. Después de 40 años de prohibición, la marihuana se coloca entre los cinco puntos de relevancia a nivel de producción como una novedad.
Varias industrias agropecuarias y forestales están mirando de reojo este fenómeno, lo que hace que se pueda imaginar o pueda proyectar un desarrollo de las industrias de los subproductos a partir de esta materia prima de altísima calidad y con el cien por ciento de aprovechamiento sin desperdicio. Es decir, entra perfecto en el esquema de la economía circular de esta nueva generación de empresarios más comprometidos, más osados en la investigación para lo que podría ser el desarrollo de un sinnúmero de empresas, trabajos y derivados asociados en esta nueva industria del cannabis.
—De los diferentes usos del cannabis en el mundo ¿Cuál es el que más ha despuntado en los últimos cinco años?
–El uso más divulgado, más conversado, más discutido es el uso medicinal claramente, es el que ha abierto las puertas, no en Uruguay donde el concepto inicial fue el combate al narcotráfico, pero estamos hablando de un país con poco narcotráfico –vale decir–, pero donde se generó una diferencia muy fuerte. El consumo no sólo se profesionalizó, sino que el narcotráfico se debilitó en esta sustancia (marihuana).
¿Por qué? Porque al aparecer un producto de calidad de venta en las farmacias claramente el narcotráfico de ese producto cayó incluso porque ni siquiera competía a nivel de precio, pero no es el caso de la región o el continente, el continente está apostando a la (cannabis) medicinal como primera línea de batalla y poco a poco va descubriendo el resto de los usos que tiene que ver con una maduración del ámbito empresarial y económico financiero que apuesta a esta industria fuertemente, incluso luego de la explosión de la burbuja.
—¿Qué posibilidades y potencial tiene esta industria en México?
–México daría para más de una media hora de conversación, pero claramente tiene un potencial gigante, al igual que Brasil. Estoy viviendo ya hace un tiempo en Sao Paulo, luego de pasar por el cambio de Uruguay hace ya algunos años donde forme parte de ese proceso. Estoy en Brasil haciendo más o menos el mismo trabajo y siguiendo de cerca la situación de México.
Básicamente son los dos grandes mercados de Latinoamérica son muy similares y con parecido potencial en el continente. Por ejemplo, son dos países muy religiosos.
México presenta probablemente los mismos síntomas de Brasil en cuanto al temor en el preconcepto, en la invasión de la droga como una cuestión oficial, situación que de alguna manera van a tener que trabajar sobre ese aspecto social. Por un proceso de discusión interna popular con argumentos serios y no con preconceptos y mentiras. Claramente las va haber.
Pero es un país que tiene un potencial alto de cultivo, un desarrollo agropecuario formidable y si rápidamente México –como siempre lo ha hecho– logra establecer un camino ejecutivo de funcionamiento tiene un potencial gigante. Puede cerrar fronteras y trabajar internamente o puede buscar alternativas de usos industriales a nivel interno que generan mucha mano de obra; es un cultivo que no precisa agrotóxicos.
Lo que está sucediendo es una mirada a una posible reconversión de las hojas en cáñamo, por el uso hasta de proteínas a nivel de semilla y México tiene un parque ganadero grande con lo cual también puede llegar a alimentar esa población de ganado, etc.
Mi pronóstico para México es muy promisorio, es lo que entiendo y tal vez deseo que suceda. Estamos intentando trasladar las experiencias y la información, para que México logre aprender de los errores de los demás, ya que todavía está en discusión, para que se desarrolle la industria de la marihuana de buena manera.
En la medida que México logre encaminar un proceso abierto, sin corrupción, sin tretas, con un objetivo claro de desarrollo, lo tiene y se puede ver en el horizonte un buen futuro.