Dámaso, ex jefe de custodios del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, de donde ayudó a escapar a su compadre Joaquín “El Chapo” Guzmán en enero de 2001, contaba con una sentencia de cadena perpetua dictada el 30 de noviembre de 2018.
Desde el otorgamiento de libertades que no se publicitan y reducción de condenas, hasta el cambio de identidad, son algunos de los beneficios que obtienen algunos narcos mexicanos que cooperan efectivamente con las autoridades de Estados Unidos al delatar a importantes miembros de organizaciones criminales.
Un ejemplo es cuando en diciembre de 2020 de la desaparición de Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, de los registros carcelario de la Unión Americana, así desapareció del padrón del Buró Federal Penitenciario el narco Dámaso López Núñez.
Dámaso, ex jefe de custodios del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, de donde ayudó a escapar a su compadre Joaquín “El Chapo” Guzmán en enero de 2001, contaba con una sentencia de cadena perpetua dictada el 30 de noviembre de 2018 tras declararse culpable por el delito de tráfico de cocaína. La fiscalía y su defensa llegaron a un pacto.
El narco cooperador
Tras la recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán y después de su fuga del penal federal Altiplano en junio de 2015, Dámaso López enfrentó a los hijos de su compadre, conflicto en el que asesinaron al periodista Javier Valdez Cárdenas el pasado 15 de mayo de 2017.
Dámaso padre había sido capturado dos semanas antes del homicidio, el 2 de mayo, en un departamento de la CDMX. Estados Unidos levantó la mano para que fuese extraditado, pues le acusaban de controlar desde 2007 una red de narcotráfico que operaba en Perú, Panamá, México y la Unión América.
Los Deportados
Otros presuntos capos de las drogas han recuperado su libertad de las prisiones en Estados Unidos tras cumplir cortos regulares periodos, lo que muestra una efectividad de la justicia norteamericana que en la gran mayoría de los casos emite sentencias condenatorias.
Uno de los primeros casos fue el de Francisco Rafael Arellano Félix, quien luego de trece años preso en México por una portación de arma, fue extraditado en 2006 por cargos de posesión con intento de distribución y venta de droga.
Otra vieja conocida del sistema de justicia penal mexicano, Sandra A. “La Reina del Pacífico”, presuntamente ligada al Cártel de Sinaloa, tuvo una corta estancia en la Unión Americana. En México fue detenida en septiembre de 2007 por delitos nunca comprobados y después fue entregada en extradición al gobierno de Estados Unidos en agosto de 2012. Después de su condena de 70 meses, la mexicana fue repatriada de 20 de agosto de 2013. La devolvieron a aprehender en México, pero no le probaron imputaciones pendientes.