El PRIísmo en México está lleno de miedos y de dudas. Los verdaderos PRIístas de a pie, esos de las verdaderas bases de la estructura, los que se la partieron antes y después del colapso electoral del 2018, todos estos militantes que elecciones tras elecciones lo dieron todo (Varios a cambio de nada y otros esperando algo) todos estos correligionarios tricolores, demandan un cambio radical, vaya pues en sí, una verdadera revolución institucional al interior del partido para apegarse verdaderamente a la realidad que se vive políticamente en todo el país. Innegablemente que los PRIístas ahora que sí que la piensan más de dos veces para refundarse realmente, pues se les mira desanimados, pero de manera urgente, necesitan cambiar lo que no les sirve por algo nuevo, con nuevos principios para adherir nuevos militantes, y vaya que la piensan dos veces, pues si la culpa no fue del indio sino del que lo hizo compadre (dejaron de aplicar los principios doctrinales para imponerse a los cotos de poder de un grupúsculo que los manipulaba a modo, donde unos hacían la talacha y otros cobraban los beneficios). Vaya que el PRI duró varias décadas gobernando (siete décadas para ser preciso) aquel Partido Nacional Revolucionario que se fundó en 1929, que luego pasara a ser el Partido de la Revolución Mexicana en 1938, para convertirse en el Partido Revolucionario Institucional en 1946, mismo que aglutinaba causas y hechos circunstanciales de aquella época hasta nuestros días. Pero como bien lo explica la teoría general de sistemas, sobrevino el caos, y ahora se encuentra en su más severa crisis política, sin representación, sin fuerza y sin el poder que ejercía porque se lo arrebataron los morenos (Léase: AMLO y compañía). Nos queda claro que el Partido Tricolor no resolverá la crisis política que vive hoy en día cambiando a los dirigentes nacionales, estatales y municipales, el PRI requiere una real y total transformación organizacional, desde adentro hacia afuera, muy lejos de los intereses de grupos políticos caciquiles al interior, necesita cambiar su forma de pensar para actuar en consecuencia con el ciudadano del siglo XXI del milenio (Esos llamados millennials de la generación Y). Eso de tener un partido cercano la gente y que siempre que hay que definir candidaturas, hablan de “unidad”, eso ya es una frase muy trillada y demasiado desgastada, muy sacada de contexto. La gente ya no es como antes y ya no se cree nada de lo que le digan, la gente viene reclamando un partido que sea leal al quehacer ciudadano, con una clara visión social. Es de considerarse, y no porque lo diga yo, sino porque llegó la hora del relevo generacional en el PRI, porque aquel partido tricolor formado desde antaño por viejos PRIístas, requiere de un partido fuerte y realmente renovado, con sangre nueva que genere una real competitividad electoral, que responda a las nuevas exigencias sociales de manera concienzuda, siempre pensando de manera proactiva como servirle de la mejor manera al ciudadano de hoy en día que de todo se entera en brevísimos lapsos de tiempo (Dijera AMLO: benditas redes sociales). Llegó la hora de que el PRI rompa con paradigmas viejos en desuso, o de lo contrario, no podrá romper con esos miedos y esas dudas que lo tienen encasillado sin avance positivo alguno…
Alianzas entre los chiquipartidos de Sinaloa. El run-run se escucha recio y quedito por todos los mentideros políticos habidos y por haber, de que pueden aliarse: el PAN, el PRD, el MC, y puede qué hasta el mismísimo PRI se sume. Y es que no es para menos y no hay para más, que más pueden hacer estos pobres partidos que con poca o escasa clientela política, están casi a punto de perder -algunos- su registro por aquello del tsunami que los dejó más boca bajados que para que les cuento si ya saben por quién (AMLO Y MoReNa los arrastraron con su ola en estas elecciones del 2018). Ya se les ha visto juntos, pero no revueltos, a los dirigentes estatales de estos partidos antes mencionados, lo que nos hace suponer, creer e imaginar; que pudieran hacer alguna alianza para este proceso electoral del 2021. Se comenta por doquiera que ando, que se mira latente una alianza entre estas fuerzas políticas para enfrentar a MoReNa en el proceso electoral para Gobernador, Diputados Federales y Locales, Alcaldes y Síndicos del año 2021. Ciertamente falta mucho diría usted, pero el tiempo no perdona, y el trabajo debe de realizarse de ya a la primera de cambio, para una posible alianza estratégica. Pero mientras los tiempos electorales llegan, hay que ir viendo los movimientos de estos actores políticos, que evidentemente, estas corrientes políticas son de ideologías y criterios diferentes, pero en la política lo que importa más que todo, es ganar de calle y holgadamente, porque el fin es el mismo para todos: GANAR a como dé lugar sin reservas. (recordemos que eso fue lo que hizo MoReNa, aglutinar gente de todos los partidos para su movimiento, porque la idea era ganar y después lo demás - que por cierto, conozco algunos casos de personas que se quedaron queriendo un puestecito y toma chango tu banana, no más no les dieron ni maíz palomas-). Ya veremos quienes son las cabezas visibles que pueden armar esta estrategia de los chiquipartidos, porque la verdad la competencia electoral va estar de pelos en este 2021, y también hay que preparar el terreno para el 2024, indudablemente. Se mira interesante esta mezcla de partidos que nuca se habían juntado y que se miraba imposible, pero que, de hecho, la excepción hace la regla, y más en la política sinaloense que con ello existe la posibilidad de una alianza entre los chiquipartidos. Al tiempo lo veremos venir, de eso mi querido lector, que ni quede duda alguna...
Sin Redundar y diciendo las cosas tal y como son. Suyos los comentarios amig@s...