Opinion

8M de marzo: No hay emancipación sin lucha de clase

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Por Ricardo Fuentes Lecuona 08 Marzo 2024

Así las cosas...

Cada año, el 8 de marzo marca el Día Internacional de la Mujer, una fecha que conmemora la lucha histórica de las mujeres por la igualdad, la justicia, y los derechos humanos. Sin embargo, más allá de ser simplemente una fecha relevante, este día nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre los desafíos continuos que enfrentan las mujeres en todo el mundo y de examinar de cerca el papel crucial que desempeñan las realidades de clase en su liberación.

Históricamente, las mujeres han sido marginadas y relegadas a roles subordinados en la sociedad, especialmente en el ámbito económico. La falta de acceso a la educación, la discriminación laboral y la brecha salarial son solo algunas de las muchas barreras que han obstaculizado el progreso de la emancipación económica de las mujeres.

La realidad es que, en México, y en todo el mundo, las mujeres continúan enfrentando obstáculos significativos para acceder a oportunidades laborales justas y equitativas. La base fundamental de la emancipación de cualquier persona, o grupo social es la liberación económica. En este caso, cuando las mujeres tienen control sobre su propia realidad económica y gozan de igualdad de oportunidades en el ámbito laboral, ejercen más autonomía y capacidad para tomar decisiones que afectan sus vidas. El empoderamiento económico no solo beneficia a las mujeres individualmente, sino que también contribuye al desarrollo económico y social de las comunidades en su conjunto.

Sin embargo, a pesar de los avances significativos en la lucha por los derechos de la mujer, todavía existen fuerzas poderosas que buscan perpetuar el status quo de las relaciones económicas desiguales. Los mecanismos del capital, impulsados por el afán de maximizar las ganancias, han contribuido a la explotación y la precarización del trabajo. En muchos casos, las mujeres se ven obligadas a aceptar condiciones laborales injustas y salarios bajos debido a la falta de opciones y oportunidades.

Para lograr una verdadera igualdad de género, es crucial abordar las estructuras económicas y sociales que perpetúan la opresión de las mujeres. La lucha de clases y la emancipación de las mujeres están intrínsecamente ligadas en el tejido social y económico. En el corazón de ambas luchas yace la búsqueda de la justicia y la equidad. La mujer, particularmente perteneciente a aquellas de clases sociales más desfavorecidas, enfrenta una doble opresión: la opresión de género y la opresión económica.

La explotación laboral, la falta de acceso a oportunidades económicas y la discriminación en el lugar de trabajo son realidades que afectan desproporcionadamente a las mujeres trabajadoras. La lucha de clases reconoce estas disparidades y busca desmantelar las estructuras económicas y sociales que perpetúan la desigualdad, comprendiendo que la emancipación económica de las mujeres es esencial para alcanzar una verdadera liberación de todas las formas de opresión y explotación.

Es por ello que, para alcanzar un plano de igualdad y empoderamiento, es necesario desafiar y resistir los sistemas y las instituciones que perpetúan la explotación y la marginalización. En última instancia, el Día Internacional de la Mujer nos recuerda que la lucha por la igualdad de género es inseparable de la lucha por la justicia económica y social. Solo mediante el reconocimiento y la valoración del trabajo de las mujeres, así como la eliminación de las barreras que limitan su participación plena y equitativa en la economía, podemos avanzar hacia un mundo donde todas las personas, independientemente de su género, tengan la oportunidad de vivir con dignidad, autonomía y libertad.