AMLO gana, aún perdiendo
Por Anabella Pezet 24 Mayo 2018
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será un triunfador la noche del próximo primero de julio, día en que se celebran las elecciones en México. Sí, será un triunfador, aún si no resulta vencedor en la elección para Presidente de México.
Hace más de dieciocho años, AMLO trazó su ruta hacia “Los Pinos”. “El Peje es un político de diseño”, me dijo hace unos días un periodista off the record. “Desde hace muchos años, varios periodistas, ideólogos de izquierda, diseñamos la figura de Andrés Manuel como nuestro candidato a la Presidencia. Fue en el seno y fundación del periódico La Jornada donde planeamos este proyecto. Todo lo que se has visto de él está pensado, hasta las fotos que se publican en la prensa, incluidas las más famosas y antiguas, donde aparece en 1996 bloqueando y protestando en los pozos petroleros en Tabasco”, me confesó quien asegura estuvo presente en los inicios del diseño de ese plan.
Diseñada o no, la candidatura de Andrés Manuel se ha basado en una crítica hacia el sistema, hacia la élite que ha gobernado los últimos treinta años el país. Su figura recopila la frustración que existe sobre el modelo económico que prevale hoy en día, el neoliberal. AMLO apela a los que no encuentran empleo, a los que fueron robados, a los que perdieron a alguien bajo el fuego de la inseguridad, a los que están hartos, y a todos aquellos que quieren ver un cambio de sistema.
Así ha vivido el Peje los últimos años, recogiendo adeptos para su proyecto, con un discurso incisivo, que hoy se vuelve muy atractivo. Su famosa frase, repetida un sinfín de ocasiones sobre “la mafia del poder” divide al pensamiento colectivo sobre la clase política. Para AMLO existen los “malos” y los “buenos” que lo apoyan a él, como una especie de mesías redentor.
Pero hay un tema psicológico interesante en la figura de Andrés Manuel, que podría compararse con algunos generales del ejército que trabajan para conquistar un pueblo. La vida de estos generales, sus sueños, sus pensamientos, todo está orientado a un solo objetivo: conquistar un territorio y una población. El tema es que, con una mano, dedican toda su vida a alcanzar esta meta, mientras que, con la otra, solicitan y reciben recursos para alcanzarla. Es pues, su modus operandi y vivendi. Sin embargo, cuando este tipo de generales alcanzan su objetivo, prefieren boicotearse; ya que no encuentran otra manera de vivir, que seguir soñando, justificando y viviendo del posible logro de la conquista, y no de la misma.
Y es ahí donde Andrés Manuel ha demostrado, en más de una ocasión, que se parece a este tipo de generales. Se boicotea a sí mismo, antes del logro de su objetivo, pues no sabe qué hacer con él si lo alcanza. ¿Por qué le sucede esto? Porque precisamente no conoce otro modo de vivir, y así ha vivido los últimos dieciocho años: pensando en la conquista, y para ello ha diseñado todo un discurso, todo un planteamiento, todo un sueño de propuestas que sabe, serán difíciles de alcanzar en la realidad.
Y el tema de fondo es que la distancia entre prometer y cumplir es muy grande en la política. Y revisemos sus decálogos de promesas de campaña:
1. Estado democrático y de derecho, donde nadie estará al margen de la ley. Prometió terminar con los fraudes electorales y la compra de votos. ¿Usted realmente cree que esto suceda?
2. Honestidad como forma de vida, donde se eliminará la corrupción, los fueros y privilegios, y se recortarán los sueldos de los funcionarios. Esta última quizá la cumpla, pero ¿Realmente logrará eliminar la corrupción? Siendo que varios probados corruptos ya se unieron a su proyecto. Creo que será su Talón de Aquiles este tema si gana la presidencia, pues se antoja difícil que varios de sus correligionarios cambien o modifiquen sus mañas.
3. Descentralizar las secretarías. Quizá pueda hacerlo, el tema es ¿Hacia dónde y cuánto cuesta?
4. Rescatar el campo, donde el gobierno fije los precios agrícolas, donde aumente los subsidios y se reduzcan las importaciones. Donde se logre la autosuficiencia alimentaria y ya no compremos en el extranjero lo que consumimos. ¿Cómo competir contra los bajos precios internacionales del maíz, o de casi el 80% por ciento de déficit de producción de soya que tenemos, o de la mitad de la producción de trigo, o la enorme demanda de lácteos y sus derivados, que nos coloca en el quinto lugar de importadores en el mundo?
5. Atender la crisis energética y acabar la caída de la producción del petróleo, gas, gasolina, diésel y petroquímicas mediante la construcción de dos refinerías más y la renovación de las existentes. Pero ¿Cómo controlar la caída de los precios del petróleo en el mundo, si no dependen de nosotros? Me queda claro que el argumento de que a México le sale más barato importar gasolina es un tanto falaz, si no, ¿Por qué seguimos refinando gasolina en nuestro país y mejor no cerramos todas las refinerías, si nos sale más barato? Creo que es más un tema de falta de presupuesto que de otra cosa. ¿De dónde va a sacar AMLO los ingresos si ya prometió no subir los impuestos, ni endeudarse? Bajo mi lógica, en el esquema actual, la cobija del presupuesto federal no alcanza, imaginemos los próximos seis años.
6. El Estado promoverá el desarrollo económico donde, el ahorro producido por el combate a la corrupción y quitar los gastos suntuarios, se financien los proyectos productivos. ¿Será que las huestes de AMLO serán unas blancas palomas que no roben nada y se sustenten con la mitad de su sueldo?, ¿Qué va hacer con toda la burocracia panista y priista que no va a poder despedir por pertenecer al “servicio civil de carrera”, y que será un muro para el logro de sus promesas?
7. Trabajo y escuela para todos los jóvenes, donde recibirán una beca mensual, donde 300 mil universitarios recibirán una beca de 2 mil 400 pesos mensuales, y donde promete contratar 2.2 millones de jóvenes. Yo me pregunto: ¿Cómo le va hacer para contratar a esa cantidad de jóvenes, siendo que la actual administración ha creado poco más de 3 millones de nuevos empleos, y en la época de Calderón apenas 2.1 millones?
8. Pensión Universal a adultos mayores y a discapacitados, además de aumentos salariales a maestros, enfermeras, médicos, policías, soldados y otros servidores públicos (sic). ¿De dónde va a sacar tanta lana para eso?, ¿Del ahorro de la corrupción también?, ¿Cuánto tiempo le calcula para terminar con este mal?
9. Educación gratuita para todos los niveles, no habrán rechazados de la UNAM. Quizá la escritora Laura Esquivel, encargada de redactar la propuesta educativa del gobierno de AMLO, hoy acusada de plagiar todo un capítulo de una iniciativa del Presidente Peña Nieto para darle autonomía a las universidades, está obligada a decir cómo le va hacer para alcanzar dicho objetivo. De no hacerlo, quedará como un pasaje de una más de sus novelas.
10. Combate a la inseguridad, otorgando amnistía a los criminales. La historia se cuenta sola.
Y así es el decálogo que ha prometido Andrés Manuel López Obrador de llegar a la Presidencia. Algo que se antoja un poco complicado, y más si le apuesta a que la corrupción desaparecerá bajo su gobierno, como por arte de magia, y se generarán 500 millones de pesos extras para cubrir todas sus promesas.
De ahí que, si vemos a López Obrador quince días antes de la elección, boicoteándose a sí mismo, no nos sorprendamos. Tampoco si no gana la Presidencia de la República. Porque aún sin ganar, el Peje ya ganó. Por un lado, obtendrá la victoria de varias gubernaturas, incluyendo, muy seguramente, la Ciudad de México. Además de obtener alrededor de doscientos diputados federales, unos cuarenta o cincuenta senadores de la República. Y un sinfín de presidencias municipales y diputaciones locales.
Además de permanecer como el mayor crítico del sistema de gobierno y de las fallas de la élite. Una posición que quizá no quiera perder, pues de convertirse en realidad su sueño de alcanzar la Presidencia de la República, se verá obligado a cumplir sus promesas, so pena de que su proyecto, y el futuro de su partido Morena se vean comprometidos para la elección del 2024. Y no creo que el Peje le esté apostando a un proyecto de apenas seis años, ni que le apueste a su proyecto personal de éxito o fracaso. Así que no se sorprenda si le copia a los generales que se echan para atrás, cuando parecen tener la conquista asegurada.