Opinion

Apellido cuestionable…

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Por Benjamín Bojórquez Olea 25 Mayo 2020

SOBRE EL CAMINO

En por lo menos tres momentos Manuel Bartlett ha sido un elemento en extremo negativo para el actual gobierno federal, y sin embargo, ahí está. Su nombramiento como director de la CFE levantó una ola de críticas. Su hoja de servicios es muy cuestionable. Con sus hechos y con sus dichos representa un contrasentido al más sano propósito democrático del país. Incluirlo en el gabinete resultó inexplicable primero y después un descrédito para las banderas, los principios y los hombres del movimiento que llegó al poder. Y a pesar de todo se le mantiene. Un absurdo con nombre y apellido. El segundo momento fue al omitir su patrimonio personal. Disfrazar una veintena de residencias como patrimonio familiar multimillonario. Y en seguida jugarle al trapecio legaloide, verbal y sobre todo moral. Las repartió entre sus hijos y concubina para ajustarse un traje angelical que no le queda. De ese señalamiento seguramente punible no ha logrado escapar. Se colocó un enorme caparazón de armadillo, en los recovecos del poder se le dan largas al asunto en las aduanas de investigación y sanción…y él goza de una estúpida protección. El punto cuestionable no es solo simular o mentir. Es la burla con traje de farsante en las filas de Morena. En la cúspide misma del poder. Una especie de impunidad bendecida desde las alturas. Y la tercera escena es el escándalo de los negocios del hijo. La venta de ventiladores al gobierno federal. El monto es cercano a los 200 millones, pero se aproxima a los 300 si se agregan otras operaciones. Pero como es la cuarta transformación todo se perdona. Incluso llegar al cinismo de que todo es posible. Se podrá alegar que todas están en el marco de la legalidad, pero hay elementales formas y normas no escritas que pesan más, muchísimo más que lo que la ley señala. ¿Habrá un solo ingenuo en este país que crea que habría logrado estos negocios sin apellidarse Bartlett? Operaciones de esta catadura, aún investidas de una pulcritud legal, representan precisamente parte de lo que ha combatido López Obrador. Millones votaron por Morena justamente porque han creído que los negocios al amparo del poder, o la sociedad de empresarios y funcionarios, era algo que había que erradicar de modo tajante. Y estos millonarios negocios, buena parte armados por la fórmula de la asignación producto de la emergencia de la pandemia, huelen mal, apestan a corrupción y componendas. Esto, pequeñas muestras como esta, u otras de gigantesca envergadura, es algo que ha estado denunciando el presidente de la república hasta la saciedad. Y sin embargo, ahí está un caso rodeado de múltiples sospechas, pero más que eso, inadmisible bajo la tutela directa, indirecta, omisa, disimulada o cínica de un funcionario del gabinete. La investigación, a la luz del espíritu presidencial y morenista sería, incluso secundaria. Lo inmediato, vertical, ejemplar y terminante, sería la renuncia de Bartlett. Bueno no tanto renuncia, sino sacarlo e enjuiciarlo. No hay razón ni razones frente a la opinión pública, que justifiquen actos de esta naturaleza dentro del mismo gabinete. 


GOTA Y CHISPA: 


Lo cierto es que, el hecho levanta especulaciones y sospechas. ¿Quién o quiénes avalaron estos negocios?, ¿Quiénes están detrás de la facilidad para este tipo de operaciones? Esas y otras preguntas abren boquetes en la confianza y credibilidad del gobierno y el presidente. Por eso, la más elemental lógica apuntaría a una decisión radical. Investigaciones aparte. Es absolutamente reprobable que el presidente y el gobierno “del todo” estén dispuestos a pagar el costo político de este escándalo. Es de esos casos en los que, cada día que pasa sin una solución de fondo y terminante, le agrega pesados intereses al costo político del problema. Y la factura, por supuesto, va a Palacio Nacional. La incoherencia o necedad en torno a este pestilente asunto es evidente y no tiene vuelta de hoja. Un problema político, debe tener una solución política. No hay otro camino. No tomar una decisión de raíz, agranda el flanco vulnerable que carcome las bases de Morena. “Nos vemos Mañana”…