Así de sencillo...
Por Benjamín Bojórquez Olea 14 Octubre 2022
Sobre el camino
El otro día
me decía un amigo, que era previsible que el fragor iría in crescendo conforme
se consumiera el pabilo incendiado prematuramente, en busca de la continuidad
del proyecto. Supongo que aún falta mucho, pero las jaurías dan muestras claras
de excitación.
Empiezan a
calificarse los anhelos, nada, sorprendentes, al viejo estilo del sistema
fundado por Plutarco Elías Calles, de quienes suspiran por el
asiento que no ocupa más de cuatro metros cuadrados, pero comanda las
decisiones de vida en más de dos millones de metros cuadrados y sobre 130
millones de habitantes que representan una carga económica y
financiera nada despreciable.
El poder lo
es todo para el poder. Y como en la política y en el amor se vale todo, según
reza el dicho, todo se vale también aquí (mentiras, engaños,
contubernios, traiciones, deslealtades, presiones). En fin, el poder es el
fin, sin mediar consideraciones ni cálculos de qué tamaño sea el daño o qué
cuentas haya que pagar a futuro.
El fin
último es el poder y para poder hay que conservar el poder por el medio que
sea. Muchos empeñan su alma, el alma misma para poder, sin darse cuenta que
ceden el poder que pretenden el lugar de lograrlo.
Muchos son
los prolegómenos y muchas las evidencias, dentro y fuera de nuestra geografía,
acompañadas de señalamientos directos y abiertos sobre el deficiente
tratamiento de la triste realidad nacional, particularmente de la violencia
criminal y la suplantación del Estado por grupos delictivos en zonas
determinadas y, ahora, condicionando procesos electorales, aunque déjenme
decirles, que siempre ha existido.
Si la
lógica criminal de antes era la de cooptación (plata o plomo) de
las autoridades, lo que ya representaba una seria amenaza a la estabilidad y la
paz, la nueva dinámica que parece advertirse en el juego político para
determinar la conquista de cargos de elección popular con la intervención de la
delincuencia, coloca el grave riesgo nuestra incipiente democracia.
La pugna se
incentiva y severa de todo en los dos años que faltan. No seré el primero que
lo señala, pero todo haría parecer que la conquista alcanzada por Morena lo
sitúa en la misma posición en que a lo largo de numerables décadas estuvo
el PRI.
Pero no nos
podemos equivocar, Morena no es el PRI. La alternancia
política que ocurrió ahora, con los resultados electorales recientes, responde
a varios factores que van desde la traición de los gobernadores priistas, hasta
el desgaste de un modelo político que representa el PRI y que
ya está agotado.
El proceso
de reemplazo del PRI reciente por parte del PRI echeverrista
continúa, y falta un par de elecciones estatales para determinar su máximo
alcance.
El arreglo
lo conoce usted, si ha vivido por algunos años: empresarios cuyas riquezas
derivan de concesiones, líderes sindicales (y sociales) que
intercambian apoyo político por prebendas, intelectuales que viven de las loas
a la mítica historia nacional que las mayorías aprenden en cuarto de primaria,
pero refrescan todos los días en la mañanera.
A mayor abstencionismo,
más posibilidades de que el partido en el poder triunfe en las elecciones, esta
fue otra de las lecturas de los pasados comicios y es una constante que se
repita hasta la saciedad.
En
contraparte, cuando se desborda el ánimo colectivo por un cambio, ocurre la
alternancia en el poder. Las victorias presidenciales de Vicente Fox, Felipe
Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López
Obrador respondieron a esta lógica que seguramente se mantendrá para
el 2024.
En la
medida que el deseo de participar para lograr "un cambio
radical" se incremente entre la población, aumentarán las
posibilidades de que triunfe la oposición, en cambio, si el conformismo, la
desidia o incluso la satisfacción sobre las condiciones por las que transita el
país predominan, pues se mantendrá en el poder el grupo gobernante.
GOTITAS DE
AGUA:
Existe el
dicho de que lo importante es competir y no necesariamente ganar. Como consejo
deportivo puede ser aceptable. Pero en política, lo importante es competir para
ganar.
El PRI está
llevando la peor parte por decisiones equivocadas y supuestos acuerdos
incumplidos. El problema es grave. ¿Si se va "Alito",
queda Vigianno y Moreira? o ¡Murat o Zamora! Y el
tiempo sigue corriendo para lograr acuerdos internos. Los estatutos tienen sus
límites. "Si cierran la puerta, apaguen la luz". "Nos
vemos el Lunes, si Dios nos lo permite"...