Opinion

Atado de manos Ricardo Madrid Pérez…

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Por Benjamín Bojórquez Olea 08 Abril 2022

sobre el camino

No dudo de tu talento, pero tu condición pública y legislativa deja mucho que desear. Tengo amigos de diferentes organizaciones políticas. Hemos sido testigos de cambios inusitados en tu persona, en la forma de hacer política. La ausencia de tu propia verticalidad, ha concebido una acotada libertad de decisión y acción, lo cual no te ha permitido desde el congreso tener una participación y concentración política. Dar tu mejor esfuerzo y dedicación para lograr que la comunidad política a la que representas, se convenza que el partido político en el que militas es el que cuenta con la mejor oferta. No importa el partido en que estés participando, sino una oposición responsable y madura que, a mi criterio, te ha quedado grande la posición que ostentas, y no por debilidad concatenante, sino por una entrega altisonante a la que eres objeto. Sin duda alguna, todos los jóvenes tienen derecho a sus aspiraciones, pues un comienzo así, no te lleva a la política longeva, sino te sacrificas por la avaricia y por la lealtad, entregando tu dignidad política a costa de lo que sea. Mostrar simpatía sin prejuicios. Tu palabra pudiera influenciar decisiones individuales o colectivas, pero eso no es posible si no se tiene un equilibrio político en las acciones tomadas. Cuando el poder te rebasa, te rebasa también la capacidad constrictiva, puesto que toda regla resulta sumamente interpretable. Defraudar en la política prevalece la charlatanería y las palabras, a fuerza de significar cualquier cosa, terminas por no significar nada: solo sirves como munición para confundir o manipular, peor aún, ser manipulado por altos mandos de poder. Pero el fraude más dañino se produce cuando tu capacidad de control no contrasta con la realidad. Tal asimetría de poder a disposición de quienes te mandan o representas, que los perciben como invulnerables, mientras te ves a sí mismo impotente. Entonces se apodera de tu persona el descreimiento: una suerte de rabia sorda o pasotismo insano. Y cunde la desafección. Pero un mejor desempeño aliviaría tu malestar de los desafectos que, aun decepcionados con tus resultados de la política, no se sentirían defraudados por la ejecutoria de tu conducta. A esto último me atrevo a recomendarte el siguiente decálogo de buenas prácticas y no precisamente de sumisión: 1. No hay que contraponer políticos de profesión y de vocación. Para ejercer bien este oficio se requieren profesionales con fibra política. Promuévanse estímulos para atraer y retener a los apasionados de la política y no a quienes se acercan a ella porque no han encontrado nada mejor. 2. Un buen político no debe ser fantástico ni fanático, sino tener talento político, una mezcla de espíritu de justicia y sentido estratégico. Alguien con unos cuantos principios y contención moral para no encandilarse con ilusiones cegadoras, pero que demuestra agudeza, sentido de la anticipación y adaptabilidad. La inteligencia política se templa bregando con las tensiones insuperables de la política (la "herida maquiaveliana" rememorada por Rafael del Águila) y sabiendo operar en un campo de recursos escasos y opciones limitadas. 3.Ricardo Madrid Pérez, necesitas otra retórica y asesorarte por expertos imparciales. No para suplir ni para confirmar las decisiones personales que afectan al partido que te tiene por propina en el recinto legislativo, sino para reconocer los riesgos y evitar caminos vedados por el conocimiento de la política a largo plazo. 4. Trata de ser eficiente. Procura una relación consistente entre la decisión de realizar un propósito plausible y los medios para alcanzarlo. Nunca se propone objetivos para los que no dispone de medios adecuados. 5. El buen político no teme innovar. Pero innova para recuperar o preservar lo esencial del modelo, los componentes y funciones que dan valor a las propiedades distintivas de tu proyecto, no solo personal sino generalizado. Por eso no desprecia la experiencia. 6. El buen político es decidido, pero tus acciones no corresponden a un ideal. Frente al irresoluto y el pusilánime, demuestra carácter. Desafía la fatalidad con el "grams-ciano" optimismo de la voluntad. Sabe también que optar es a menudo un drama; que conlleva costes y pérdidas o tener que decir a los correligionarios: ¡basta ya! o ¡hasta aquí he llegado! 8. Joven diputado Ricardo Madrid Pérez, no debes ser ni cruel ni cínico, pero sí astuto. Ante la malicia que asoma en las relaciones humanas, necesitas cautela y sagacidad. Estás obligado a domeñar la espontaneidad, demostrar cierto cálculo; a no dar un paso sin decidir previamente dónde quieres poner el pie. La astucia no implica faltar a la verdad, sino contarla cuando procede; no engañar, pero no ser engañado. 


GOTITAS DE AGUA: 

Ricardo Madrid Pérez, si continúas huyendo de ese sectarismo y de ciertos doctrinarios de izquierda y derecha, la misma independencia e imparcialidad partidista, muestras una reprobable función en los hechos y decisiones, en donde tu posición terminará por ahogar tu realidad, pues en tu rendimiento político no obtendrás éxito, pero si el reconocimiento de la traición y de tu propia voracidad que han sido fruto de proyectos antipartidistas. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos el Lunes”… 


@olea_bojorquez