Si ese pésimo trabajo de la inquilina Angosturense es el corazón de su gobierno municipal, entonces necesitamos un trasplante ¡urgente! Eso de que heredamos un Municipio en ruinas no es ningún tipo de argumento sólido para limpiarte las manos y enfrentar así las dolencias de un litoral y riquezas naturales importantes del Municipio costero de Angustura, Sinaloa, ya que durante el año y fracción de mandato de la Alcaldesa, Aglaee Montoya Martínez, trae un claro enfrentamiento político con distintos grupos internos y alternos al poder aldeano, donde considero le hace falta bastante mano izquierda y operatividad propia. Aglaee no ha sabido separar, ni delegar funciones administrativas, ni políticas dentro del Ayuntamiento, mucho menos reactivar el desarrollo que ha permeado durante años en el Municipio, con altos márgenes de pobreza, subdesarrollo y con graves errores técnicos y políticos que causan agravios a los Angosturenses. Les explico: Tan solo por poner un ejemplo les digo que en Angostura no existe secretario del H. Ayuntamiento, el personaje nombrado en ese cargo no obstante ser buena persona, no opera, no trabaja y es seguramente porque no se lo permite la propia Presidente Municipal, eso indica falta de confianza en su equipo, egoísmo y la falta de visión política a futuro; Aglaee creo que te quedó grande el cargo y no lo quieres compartir, haz perdido de vista que la política se juega en equipo; por ello en palabras de mi abuelito, te voy a explicar que tienes que cambiar de actitud y no acotarte en un gobierno heterogéneo de gente, que muchos ni priistas son, ni lo serán jamás, prueba de ello el resultado del domingo de la elección interna del PRI nacional, donde fue muy pobre la participación de los priistas, eso marca un mensaje negativo de rechazo de los priistas de Angostura para el Ayto, y a su vez genera conflictos internos debido a la polarización y discrepancias ante la falta de liderazgos nuevos por el celo político existente. El cargo de Presidente Municipal es algo honroso para cualquier persona, pero en este caso Aglaee, que triste es tener “juguete nuevo” y no poder divertirte a lo grande; no sabes para qué sirve ni como se usa; no sabes ponerle las pilas, ni puedes echarlo andar; no has ledo adecuadamente las instrucciones. Quien te lo regaló no te dijo que este “juguete” es sumamente delicado y que si no lo tratas con tacto, con delicadeza, se te puede romper entre los dedos; mira nada más, te lo dieron hace un año y fracción y ya lo tienes hecho pedazos. Lo peor de todo es que no lo quieres compartir; crees que es completamente tuyo, cuando hay amigos y amigas a tu alrededor que te ayudaron a ganar y también quieren disfrutar de sus cualidades, de sus atributos. ¡Ah, qué Aglaee! Creíste que te iban a regalar una dulce y tierna muñeca, una pequeña Barbie que te llenaría de sueños, de ilusiones, de momentos gratos e inolvidables. Pero no fue así. Fue todo lo contrario. Te regalaron una yegua salvaje, enfurecida, brava, que desconoce hasta a su propia creadora; no es nada fea, es hermosa, es esbelta y atractiva, pero pocos pueden domarla, la política no es para cualquiera, se requiere de talento, determinación y humildad. Para lograr ser buen gobernante, por supuesto, hay que tener inteligencia y sabiduría, acompañada de carácter, fuerza, coraje, entusiasmo y, sobre todo, humildad; este “juguete” tiene mucha potencia, una endemoniada patada, no todos lo controlan. ¿Acaso tú podrás Aglaee? Quienes te lo regalaron, tus benefactores, no te dijeron que él “juguete” es sumamente peligroso por donde quieras verlo; hubiese estado bien que te alertaran: Todos van a querer arrebatarte tu pequeña yegua. Por si no lo sabes, aunque es “nuevo” para ti, ese mismo “juguete” ya lo han acariciado otros, ya ha pasado por otras manos, así que no te creas eso de que eres la única dueña. Además, por si no te has dado cuenta, tiene fecha de caducidad (lee la letra pequeña); te va a durar tan solo menos de dos años, así que, si no lo aprovechas te quedarás sin nada, sin “juguete” y sin amigos. Por ególatra, por sorda. Aglaee, permite expresar lo que pienso: los juguetes como los cargos públicos son para compartirlos, de nada sirve abrazarlos y atesorarlos para uno mismo cuando hay decenas de amigos y amigas con los que te puedes divertir a lo lindo. Te la pasas diciendo que los que te piden compartir lo que tienes son tus verdaderos “enemigos”, unos misóginos que quieren aguarte la fiesta; que lo único que buscan es quitarte él “juguete nuevo”, cuando no es así. A ver, qué pasaría si los invitas a jugar, si los convocas, y les preguntas dónde poner las pilas, dónde oprimir el botón de “arranque”, cómo comenzar el juego. Te aseguro que lo vas a disfrutar como nunca. Por si fuera poco, tus “amigos”, los que toman los juguetes con la mano izquierda, no te están ayudando en nada; ellos mismos se burlan de ti, no te orientan, no te dan indicaciones acertadas, no quieren que te mantengas. Por eso lo pagarán caro más delante.
Hace un año y fracción, a uno de tus “amigos” o miembro de tu partido le dieron otra oportunidad para tener un “juguete” más grande que el tuyo, pero como todos saben que tú no quieres compartir el tuyo, quizá piensen que lo mejor será no jugar tampoco con él. En ese círculo de la amistad lo que hace uno termina perjudicando al otro, al más cercano; así que si no quieres dañarlo pues tendrás que cambiar tu estrategia de juego. O gana la unidad y mano izquierda o se los cargar la ¡Nebula, hija de Thanos! Aglaee, lo que la gente piensa es que los que se hicieron de “juguetito nuevo” son unos díscolos, unos pedantes, unos soberbios, unos mentirosos, unos egoístas. Creo que la gente “de a pie” tiene la razón. Lo peor de todo es que quienes estrenaron “juguete” nunca gozaron de uno bueno en su corta o larga vida; pregonaban una especie de pobreza lastimera que hacían llorar a todos. Hasta que los descubrieron. La gente ahora sabe que esos nuevos y viejos políticos tampoco saben compartir lo que tienen; eso genera vergüenza, rabia, descontento, mal humor, resentimientos, división. Él no compartir los juguetes trae serias consecuencias para todos. La vida se hizo para eso, precisamente para tener, dar y repartir. El intercambio de juguetes siempre será más placentero para todos. Aglaee, te prometo que si entiendes mis propios tropiezos tendrás no solo uno, sino muchos juguetes nuevos que te harán sentir la mujer más bendecida de Angostura. Quizá no sepas arrancar este “juguete nuevo” que te ha caído en las manos, pero habrá otros que con tan solo un “click” lo harán vibrar, harán galopar a esa yegua a toda velocidad. Si ya lo tienes hecho pedazos en tan solo un año y contando, no te preocupes, aún se puede reconstruir; aún se puede armar con piezas nuevas; aún tienes la oportunidad de compartir con los demás. Aglaee, déjate llevar y ayudar ¿Qué esperas? ¿Qué todo se derrumbe? ¿Qué todo se vaya por la borda? ¿Qué nunca más nadie quiera jugar contigo? No te dejes engañar. Los juguetes no son para siempre. “Nos vemos Mañana”…