Opinion

Construir para la paz...

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Por Benjamín Bojórquez Olea 23 Mayo 2022

Sobre El Camino

En México, todos los días, se libra una batalla contra un poderoso enemigo que se encuentra al acecho para robarnos la tranquilidad a quienes habitamos en estas tierras. Homicidios, feminicidios, robos, asaltos, desapariciones, secuestros y el cobro de piso por los grupos delincuenciales, son algunos de los delitos más comunes a los que la población del país está expuesta de manera cotidiana. 

 

El nombre que tiene este adversario es el de la violencia latente que está presente a nuestro alrededor y que es uno de los grandes problemas que aqueja al país, desde hace varios años. 

 

Precisamente, el pasado 1 de mayo ha sido catalogado como el día más violento en lo que va de 2022, ya que de acuerdo al reporte diario del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) tan sólo en esa fecha hubo 112 personas víctimas de homicidio doloso. 

 

Cabe destacar que éste mismo indicador reportó al 15 de mayo un total de 1,226 víctimas de este delito, lo que da un promedio de 81.7 víctimas diarias de homicidio doloso en 2022

 

Asimismo, el feminicidio es un delito que de manera preocupante aqueja a nuestro país, ya que se tiene registro que, de enero a octubre del 2021, 809 mujeres han sido asesinadas por el simple hecho de ser mujeres. Por su parte, en 2021 las violaciones hacia las mujeres crecieron en un 30 por ciento en comparación con 2020, al registrar 17 mil 784

 

Pero más allá de la violencia explícita, hay otros tipos que de manera tácita aquejan a las personas. Un ejemplo de ello es lo informado por la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017 del INEGI, la cual puso de manifiesto que el 20.2 por ciento de la población de 18 años y más ha sido discriminada en el último año por diversos motivos entre los que destacan la forma de vestir o arreglo personal, el peso o estatura, la edad y las creencias religiosas. 

 

Estas cifras nos permiten tener un panorama del complicado momento que vivimos y también de lo mucho que hay en juego, ya que más allá de lo material, lo que está en riesgo es la paz de todas y todos quienes compartimos esta nación

 

Esto viene aún más a colación ya que el pasado lunes, 16 de mayo, se conmemoró justamente el Día Internacional de la Convivencia en Paz, la cual de acuerdo a las Naciones Unidas no es solo la ausencia de conflictos, sino que consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. 

 

A mi criterio, la paz se ha vuelto uno de los grandes baluartes de nuestra época. Anhelamos vivir tranquilamente, que tanto nosotros como los que apreciamos puedan disfrutar de la plenitud que da la paz; sin embargo, es importante cuestionarnos respecto a qué necesitamos hacer para alcanzarla. 

 

La paz no es un proceso estático, por el contrario, es un proceso dinámico y participativo en que se debe promover el diálogo y solucionar los conflictos con un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos. 

 

Incluso debemos tener presente, que para el propio país no puede haber desarrollo sostenible sin paz ni paz sin desarrollo sostenible. Es por ello que para alcanzarla se vuelve urgente trabajar e incidir desde lo más profundo de la sociedad y una manera de empezar es haciéndolo desde el círculo más íntimo como es la propia familia

 

Necesitamos poder configurar modelos de convivencia pacífica que permitan marcar la ruta de las acciones que las nuevas generaciones van a emplear en la solución de las vicisitudes de la vida

 

GOTITAS DE AGUA: 

 

Ante todo, lo dicho en mi artículo de hoy es necesario delinear una nueva mentalidad, que elimine todas las formas de discriminación e intolerancia, incluyendo las basadas en la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición. 

 

Esto es precisamente la cultura de paz, ya que si bien queda claro que no seremos nosotros quienes saldremos a combatir a los delincuentes y violentadores cuerpo a cuerpo, sí podemos actuar para construir bases firmes que den un claro sustento a la propia sociedad

 

La paz queridos lectores se construye, se fomenta y se vive, por ello apostémonos por una convivencia pacífica para nuestras familias y para nuestro país. Actuemos hoy desde nuestra célula primaria para propiciar sociedades pacíficas, justas e inclusivas que estén libres del temor y la violencia. "Si cierran la puerta, apaguen la luz". "Nos vemos Mañana"...