Corto Circuito en la Reforma Energética.
Por Carlos Flores Pompa 18 Abril 2022
La Plomada
En sesión extraordinaria de la cámara de diputados, Con 223 votos en contra y 275 votos a favor el proyecto de reforma energética de la 4T hace corto y se quema, al no alcanzar la mayoría calificada, necesaria para ser aprobada en lo general.
La sesión, padeció artimañas encaminadas a minar la organización y voluntad de la oposición, ya que desde que fue pospuesta en dos ocasiones y reprogramada finalmente en domingo de resurrección, fecha que para los católicos, suele ser un día festivo y donde por costumbre suelen salir con la familia a lugares de recreación y descanso, se pretendía que la presión familiar obligara a los opositores a no asistir, durante el tiempo que se ganó al posponer dicha sesión, desde palacio nacional se buscó convencer a diferentes diputados de la bancadas de oposición para cambiar su voto, logrando solo convencer, al diputado Carlos Miguel Aysa Damas, hijo del exgobernador de Campeche Carlos Miguel Aysa González, resaltando, que este último recientemente fue invitado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para fungir como embajador en República Dominicana; las presiones desde palacio y las mañaneras fueron el pan de cada día y el mero día hasta se llevó comitivas de gente que se agrupaban en la entrada para no permitir el acceso de los diputados de oposición.
Por parte de las bancadas que pugnaban a favor de la reforma, reinó la retórica falaz, de acusaciones y de frases “chicharroneras”, como “malditos aquellos que con sus palabras defienden a la patria pero con sus actos la traicionan” frase repetida de forma sistemática hasta la saciedad por la mayoría del partido oficial, en cualquier evento, con el propósito de dar la impresión a quienes los escuchan, que son ellos los que defienden al país, pero la forma en como la usan, da la impresión que quienes no piensen o estén con ellos lo traicionan; vaya, hasta solicitudes de crucifixión hubo y los calificativos de manual mañanero que no deben faltar en toda intención de los partidarios de la 4T por recurrir a lo emocional, buscando evadir o desvirtuar lo racional y el pensamiento crítico, no se emitieron argumentos sólidos, ni razonados, esgrimiendo solo posiciones abstractas y vagas que únicamente tratan de aparentar profundidad como “la energía eléctrica debe ser patrimonio de la patria” (hecho que resultaba innecesario, pues México sigue siendo dueño de la energía y bajo ese calidad, hace uso de su derecho a concesionarla y la CFE cobra derechos por que empresas privadas realicen una actividad que de ejercerla la comisión sería más caro que la ganancia); otra posición que se escuchó en el recinto parlamentario por parte de las bancadas que apoyaban la reforma fue “el Estado preservará la seguridad y la autosuficiencia energética del país” (que se escuchan muy bonito, patriótico y profundo, pero, al igual que el debate el candidato Andrés Manuel López Obrador prometió que acabaría con los homicidios, desapariciones así como con las masacres cuando fuera presidente y que jamás explicó cómo lo haría, de igual forma, este argumento carece de solidez, ya que tampoco aquí especifican el cómo lo anterior se realiza para que aquellos que no están acostumbrados a cuestionar, se dejen llevar por lo emotivo que suenan en voz de los diputados y la razón sea eludida.
La oposición tampoco quedó exenta del uso de falacias y de calificativos, sin embargo, una parte de sus razones fueron un poco más sólidas, que el de aquellos que promovían la reforma; algunos de estos argumentos fueron, “que a pesar de que México se reservaba el derecho a legislar en materia de energía, cambiar la constitución y con ello las reglas del juego, implicaría caer en responsabilidad ante los tribunales, por los daños y pérdidas causadas a las empresas que hoy son acreedoras de concesiones otorgadas por el Estado mexicano”; otra de las causas que la oposición esgrimió para justificar la votación en contra, fue, que los 12 puntos que solicitaban fueran incorporados a dicho proyecto, no fueron tomados en cuenta por los legisladores que apoyaban la reforma y; por mencionar una más, “que dejar las reformas energéticas redactadas de forma vaga y generalizada, solo beneficiaría y ayudaría a un personaje con la reputación de Manuel Barttlet a sostener una hegemonía sobre la institución, que apoyaría sin contrapesos a la instalación y empoderamiento de un régimen totalitario”.
Aunque muchos razonamientos quedaron fuera de la discusión, algunas por falta de tiempo al uso de la voz de cada diputado, otro por las interrupciones que de repente se hacían y otros más por que rayan dentro de la especulación, pero no por eso dejan de ser argumentos válidos, son que dicha reforma buscaba eliminar la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Reguladora de Energía pues habían sido creadas para acotar las atribuciones de la CFE, estos órganos autónomos al parecer estorbaban en el manejo discrecional y limitaban las decisiones del ejecutivo y al no poder convencer a los comisionados y consejeros, buscaban eliminarlos antes de que concluyeran sus periodos, creando en substitución otro órgano donde los comisionados y consejeros seguramente serían leales a la 4T, tal y como lo ha querido hacer con el INE, de esa manera ya se podría tener control pleno de la información que se daría a conocer a los ciudadanos (cuentas alegres) y no habría contrapeso, ni obstáculos en las decisiones del ejecutivo; se podría optar por la generación de energía obtenida por hidrocarburos en vez de energías limpias y de esa manera habría una razón más para justificar las refinerías y el uso del carbón; se establecería un monopolio de Estado donde la CFE decidiría libremente a quien compra, vende o concesiona sin arbitrio la energía y ; con dicha reforma el Estado podría librarse de 7 de las 8 concesiones ya asignadas a empresas extranjeras para la explotación del Litio, como esta administración no las licitó, ni asignó, tendría la justificación para tumbarlas y así estar en posibilidades de licitarlas y asignarlas a quien ellos quieran. Al final esto solo cae dentro del terreno de lo especulativo y tal vez por eso no se abordó de una forma directa en la sesión, pero si nos ponemos a razonar, no son ideas descabelladas.
Los argumentos de ambos bandos, algunos sólidos, otros no tanto, fueron y vinieron durante más de 12 horas; pero lo que si debemos de analizar, es el hecho que el único responsable de que la reforma no prosperara, fue el mismo presidente de la república, que a sabiendas, que no contaba con los votos necesarios para realizar cambios de trascendencia constitucional, no supo tejer las redes, ni construir los puentes del dialogo y la negociación necesarios para impulsa su propio proyecto, eso es la verdadera política, pero, que se puede esperar de alguien cuyo oficio ha sido el desprestigio, el pleito, la división, el golpeteo y la tozudez desde el inicio de su administración, que se ha convertido en una característica de la mayoría de los correligionarios; en eso sus antecesores fueros más diestros y capaces que él, que también enfrentaron oposición, la diferencia es que ahora el presidente cosecha los frutos de lo que sembró a lo largo de tres años de sostener una narrativa de fricción; y aunque los partidarios sostengan que los acuerdos obtenidos en otras administraciones fue por corrupción, la realidad es, que ofrecer embajadas a cambio de entregar sus estados y convicciones, también lo es y aun así los anteriores lo lograrón, la corrupción no es ajena a esta administración y se ha visto encarnada en hermanos, primos e hijos del mismísimo primer mandatario.
Por lo pronto, la reforma energética en lo general fue desechada, hizo corto y se quemó, difícilmente podremos esperar que se presente de nuevo y se apruebe en lo futuro, si el presidente continúa con la misma actitud de negarse a construir puentes de diálogo y consenso, con este ya son dos golpes muy duros al ego presidencial, el primero, fue el pasado 10 de abril durante el proceso de la revocación de mandato, donde a pesar de la movilización, presiones y violaciones a la ley electoral con el afán de incidir en el sentido del voto, solo quedó de relieve, que el presidente de la república es 15 millones de votos menos popular que al inicio de su mandato.