Se puede profundizar la grieta y continuar la decadencia, o romper el maleficio con un candidato híbrido y diferente pero conocido al fin, de trato y diálogo en cada sector del esqueleto sinaloense. Los augurios se transforman en un ritual complejo cuando la crisis política y el coronavirus ocupan el lugar de la bonanza y a veces necesitan justificaciones. Para el que sufre no alcanza con el deseo de un buen mañana, corre el riesgo de convertirse en una muletilla, y hasta una posible afrenta que, al ignorar su situación, puede volverse agresión, o bien, en la vitamina perfecta en el 2021. Nos toca vivir tiempos divisorios y muy difíciles y hasta el momento no logramos estar a la altura del desafío, al menos las dirigencias, aquellos que ocupan la sala de mandos enfrentando la dura tormenta. Y la mar no calma sus furias mientras demasiados ciudadanos transitan entre el miedo y la desesperanza en términos políticos y sociales. Héctor Melesio Cuén Ojeda respira por una herida profunda que trastoca su persistencia y augura a corto plazo un “triángulo” político de partidos de ser necesario, por rupturas que bien están a la vuelta de la esquina o del patio de la división e intereses de Sinaloa. En ese escenario ¿Qué podemos esperar de este 2020? Sin hacer obligatorio al optimismo, es un año que albergará esperanzas fundadas o, al menos compartiendo similitudes y opciones para el líder del PAS en Sinaloa. La idea que concibe el esfuerzo del ajuste como imprescindible no es compartida por la mayoría de la población. Por el contrario, se soporta la crisis solo como expresión del error y el fracaso. El salto cualitativo de Héctor Melesio Cuén lleva implícita una directriz más óptima para alianzas y, con ello las negociaciones en paralelo desdeñan una propuesta que tenga alcances y condiciones más allá de las circunstancias políticas, que a mi criterio, poco a poco se le alinean los astros a Cuén Ojeda, esto es debido a su persistencia e itinerancia, porque mientras unos hacen mitote o grilla, el personaje mencionado hace política, para recuperar los espacios perdidos, y no solo eso, sino que también hincha sus expectativas y estructuras, ganando sin esa obsesión de ser Gobernador de Sinaloa. Hay una política para el espacio de los fanáticos; esos no necesitan de los datos de la realidad, viven en la ceguera que engendra el sectarismo. También existe un lugar decisivo que marca la adhesión del votante libre, aquel que juzga las decisiones por sus resultados, es ahí donde Cuén en este momento encaja a la perfección. Por ahora, el amor a la identidad compartida es débil frente a las diferencias, y los gobiernos viven como éxitos la imposición de nuevas razones para dividir. El año que empieza puede profundizar esa oscura grieta y continuar nuestra decadencia, o romper el maleficio incorporando un candidato dialoguista y de firmes convicciones como Cuén, que fácilmente puede convencer a cabezas de grupos políticos y empresariales en cada uno de los sectores. No soy un utópico soñador, hay datos que permiten ilusionarse o analizarse, es posible que todas las plataformas políticas únicamente sean instrumentos que permean ideologías pragmáticas, lo cual la cordura termine derrocando a la demencia. Sabemos que todo triunfo es negociado antes y la circunstancia se toma como elemento e ingrediente base, que pueden ganar batallas pero no la guerra y que solo el encuentro nos devolvería al lugar de origen. De esa razón de ser poseen todos los capitales políticos de Sinaloa, que mientras no arribemos a esa cómoda negociación y pacificación seguiremos envidiando los logros del maestro Cuén.
GOTA Y CHISPA:
Aquel sector de la grieta que primero imponga un pacificador será el seguro ganador de la elección mucho antes de salir a escena, siendo el elegido para construir el nuevo proyecto de sociedad en Sinaloa en el 2021. Sabemos qué es lo que necesitamos superar pero todavía ignoramos las conductas expuestas de diversos actores, entrando en esa caja de pandora para luego convertirse en ese nuevo tlatoani sinaloense. Necesitamos que el tiempo pase, donde las próximas elecciones limpien la zona de confort y salga de esa “lámpara de Aladino” el personaje antes citado; de lo contrario será inmenso el daño para distintos partidos. Apostemos al triunfo de la cordura en ambos bandos, ya es hora de que así sea. De acuerdo a mis propias conjeturas y análisis, observamos que en Cuén una de sus principales virtudes es su capacidad de liderazgo, ya que su habilidad de influir positivamente en las personas que lo rodean, son sus ideales y sus acciones. “Al tiempo”. “Nos vemos el Lunes”…