Opinion

Debate sobre la Reforma Educativa

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Por Anabella Pezet 20 Septiembre 2019

El caldero político

El día de ayer, tras horas de discusión en la Cámara de Diputados, finalmente se aprobó la nueva Ley General de Educación y se abrogó la Ley General de Infraestructura Física Educativa. Se eliminó, por completo, la reforma que impulsó el gobierno anterior y se cumplió con una de las propuestas de campaña hechas por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Morena y sus aliados, el PVEM, el PT, y el PES defendieron y apoyaron la aprobación de esta reforma. En cambio, los partidos de oposición, el PAN, el PRI, y Movimiento Ciudadano hablaron en contra.

Me gustaría rescatar algunas posturas de los legisladores para entender un poquito más cuál es el meollo del asunto y por qué es tan importante la aprobación o no, de esta reforma.

Morena comenzó la defensa del tema señalando que al día de hoy cerca de 370 maestras y maestros, que habían sido cesados y separados de su cargo, han sido reinstalados en sus puestos.

Se desapareció el INEE que, a su juicio, hizo tanto daño a la imagen pública de los docentes, cuyos funcionarios ganaban en promedio 190 mil pesos mensuales y que jamás hizo valer su autonomía al momento de impulsar las políticas que mejoraran la educación de nuestras niñas y niños.

Se detuvieron las evaluaciones punitivas que estaban en puerta, dando con ello tranquilidad y certeza laboral a las maestras y los maestros.

Y puntualizaron que ahora existe un gran esquema de becas que va a ayudar a que muchos jóvenes no deserten de la educación. Enfatizaron que se echaron a andar 100 escuelas universitarias Benito Juárez.

La nueva Ley General de Educación contiene 181 artículos y 17 transitorios agrupados en 11 títulos. Se basa en el desarrollo de los siguientes puntos: coloca al centro del aprendizaje a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, reafirma la rectoría de la educación por parte del Estado, establece que la educación debe impartirse bajo el respeto de la dignidad humana, con un enfoque de derechos humanos e igualdad sustantiva y perspectiva de género.

Para los de Morena, esta reforma busca valores como la honestidad, la libertad, el respeto de la naturaleza a las familias y el aprecio por la diversidad cultural y lingüística del país, y el diálogo e intercambio intercultural.

Promueve la educación humanista, propone la formación integral de las y los mexicanos. Reconoce la educación indígena para garantizar el ejercicio de los derechos educativos, culturales y lingüísticos de las comunidades y pueblos indígenas a través de una consulta previa.

Garantiza una educación que atienda las diversas capacidades, circunstancias y necesidades de los educandos para eliminar las distintas barreras de aprendizaje a través de los servicios de educación especial.

La oposición cuestionó el proceso legislativo de aprobación de esta reforma. Durante varios minutos, diversos legisladores reclamaron en tribuna que se había violado el proceso establecido por la Ley Orgánica del Congreso y el Reglamento de la Cámara de Diputados. Se quejaban que la reunión de la Comisión de Educación no fue convocada con al menos 24 horas de anticipo, como lo prevé el marco jurídico.

El dictamen que contenía mil 279 páginas, nunca se distribuyó electrónicamente con cinco días de anticipación. De hecho, los legisladores sólo se enteraron de su contenido minutos antes de su discusión y aprobación.

Los partidos de oposición señalaban que el dictamen había salido y pactado de la reunión que sostuvieron los líderes de la CNTE el pasado 10 de septiembre en Palacio Nacional con el presidente López Obrador.

A su juicio, cedieron a las exigencias de la Coordinadora de asignar directamente las plazas para egresados de las normales superiores públicas, de la Escuela Pedagógica Nacional y de los centros de actualización magisteriales.

También la eliminación de cualquier tipo de evaluación, así como la participación de los sindicatos en comisiones tripartitas para la designación de plazas.

En tribuna, señalaron que la reforma eliminó la preservación y el desarrollo de las lenguas indígenas nacionales, como medio de comunicación de enseñanza y objeto de estudio. Se eliminó también que la educación que impartan las universidades y demás instituciones de educación superior, ya no contará con las garantías que en ellas se establecen y ya no se regularán por las leyes que rigen a dichas instituciones.

Se eliminó también el párrafo que protegía la inclusión de la gente con alguna discapacidad, desigualdad socioeconómica, identidad cultural, origen étnico o nacional, y de situación migratoria. O bien, relacionadas con aspectos de género, preferencia sexual, creencias religiosas o prácticas culturales, evitando toda forma de discriminación y exclusión.

Eliminaron el Instituto de Infraestructura Educativa Física Educativa y la supervisión de la construcción de las escuelas en los estados.

Finalmente, y quizá al mero estilo del viejo PRI que mayoriteaba a los partidos de oposición en el Congreso, la reforma fue aprobada por 286 votos en pro y 133 votos en contra. Para los opositores, se entregó la rectoría de la educación a los sindicatos; para los defensores, se aprobó la primera reforma educativa que atenderá a los pobres. El tiempo será el mejor testigo de quién tenía la razón.