Opinion

Diputado corrupto… y puede que asesino

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Por Juan Manuel Partida 27 Abril 2023

Altoparlante

Ninguna duda cabe ya que el morenista Feliciano Castro Meléndrez es un diputado corrupto, y puede que también sea un asesino.

Han sido muchas las maromas que ha dado en su farsa de dizque perseguir las corrupciones por los cheques “perdidos” en el Congreso de Sinaloa.

Que ya se puso denuncia formal ante la fiscalía “independiente” para que se investigue a fondo, bla, bla, bla.

Dos legisladores ponen repetidamente el dedo en la llaga.

El aliancista Luis Javier de la Rocha y el pasista Gene Rene Bojórquez han denunciado que el presidente de la Junta de Coordinación Política hace todo lo posible para que la verdad no se conozca.

Protege a los rateros materiales, por la simple y sencilla razón de que Feliciano es ratero intelectual y cabeza de esta corrupción.

Por eso el intento de darle carpetazo al asunto con el perdón a quien “burló” a casi todos para sacar los cheques, y cobrarlos.

La “solución” de que se devuelva el dinero, con borrón y cuenta nueva.

El plan B es el de convencer al culpable para que se acepte como responsable único, y recompensarlo generosamente por debajo de la mesa.

Luis Javier de la Rocha advierte que la corrupción es más de la que se admite.

Que el número de cheques robados es notablemente mayor a lo que se acepta, y que para nada es ratería de una sola persona.

Aunque no tiene filiación política, el diputado De la Rocha forma parte de la fracción priísta pero analiza declararse sin partido.

Lamenta complicidades evidentes y exige que se castigue a los rateros, tope hasta donde tope.

Con el mayor de los cinismos, Feliciano y sus lambiscones presumen que van con todo contra los ladrones.

La desvergüenza a todo lo que da, al cabo que lo solapan también varios diputados “de oposición”.

Respecto de que además de ser muy corrupto puede ser también un asesino, recordemos que sobre Castro Meléndrez pesan sospechas en el asesinato de Atilano Román, ocurrido el año 2014.

Atilano era líder de los desplazados de la presa Picachos y acusó a Feliciano por el robo de cheques por 40 millones de pesos.

La casualidad de más cheques “perdidos”.

Dos días después de la acusación, Atilano fue atacado a balazos durante un programa de radio en las instalaciones del periódico El Sol de Mazatlán, falleciendo luego en el hospital.

Como en sus raterías, el hoy diputado local y aspirante a gobernador se dice inocente sobre el asesinato de Atilano Román.

Sobre sus corrupciones ninguna duda cabe hoy.

Del homicidio, la sospecha se fortalece al evidenciarse que sin duda alguna es un rufián de lo peor.

 

DERROTA BRUTAL DE ROCHA Y COMPINCHES

 

Como anticipamos en esta columna frente a los análisis de supuestos expertos, en lo judicial está siendo demoledora la derrota del gobierno morenista con su ley de educación superior.

Hasta el momento se han concedido 16 suspensiones definitivas y 78 provisionales.

Advertimos desde un principio las piolas que se daban, y los hechos nos dan la razón.

Le terca negación de las suspensiones, y las mentiras de que esa norma se continuaba aplicando, sin detenerse.

Hay que puntualizar que no es mucho el mérito que tuvimos con nuestros análisis contra las ilegalidades.

Fueron muy burdas.

Solamente el gobernador Rubén Rocha Moya y sus aplaudidores sostenían que ganarían de manera rotunda en los juzgados.

Comentamos sobre esto para enfatizar lo que ya hemos comentado en esta columna.

Rocha Moya agarra pleitos imposibles de ganar en un real estado de derecho.

Una derrota tras otra, con asesores a todas luces inservibles.

 

REAPARECE AMLO Y CONFIRMA QUE VOLVIERON A MENTIR

 

Video del presidente, que apareció ayer lejos de la gravedad que no pocos especulaban.

Se vio bien, poco más de 18 minutos hablando de pie.

Nos volvió a dar clases de historia, y aunque se niegue terminó confirmando que con tremendo descaro se nos mintió repetidamente a todos los mexicanos.

“Como que me quedé dormido” y “sí tuve esa situación de desmayo transitorio”, nos dijo.

O sea que si se desvaneció cuando menos por un momento.

Y aunque se acepta, al mismo tiempo se niega.

Sin novedad, con los pinochos de la transformación de cuarta.