Opinion

Don Ignacio Pichardo: un prócer de la política mexiquense

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Por José Manzur 15 Abril 2020

Columna de José Manzur

El día de ayer a la edad de 84 años se despidió de este mundo un hombre valeroso, sencillo, inteligente, y con una amplia experiencia en el servicio público, la academia y diplomacia mexicana, Don Ignacio Pichardo Pagaza.

Quien en vida fuera un abogado, intelectual y político mexiquense, distinguido siempre por su sensatez, coherencia, amabilidad y buen trato con las personas, ocupó diversos cargos de índole local y federal. La última vez que estuve con Don Ignacio, fue el 20 de febrero del presente año, me hizo favor de recibir en su oficina y tuvimos una amena plática de su historia, perspectivas y visión de la actual situación por la que cruza México.

Conocedor de su basta experiencia en el servicio público, le pregunté con humildad ¿qué consejos podría usted darle a un joven que apenas va empezando, con vocación de servicio público y apasionado de la política? A lo que él contestó.

Mí más sincero consejo es que nunca dejes de leer, estudiar y prepararte, cada día la sociedad se vuelve más exigente con sus políticos; además, en la arena pública, cada vez hay más técnicos y especialistas, lo cual se traduce en mayor competencia.

Pepe, si alguna vez eres diputado (que no tengo duda), no hay que ser un diputado promedio, sino que hay que distinguirse del resto y ser el mejor en cada cargo que ocupes. Nunca te canses de tocar puertas, las oportunidades se deben buscar porque no llegan solas. A las personas que les gusta el dinero, siempre les he recomendado que no se metan al ejercicio de la política, ya que esta es para servir y no para servirse; por lo tanto, si quieren dinero que evoquen su tiempo en hacer una empresa. Yo no reprocho ni me caen mal los ricos, el dinero es un fruto que se cosecha solamente mediante mucho trabajo, tiempo y esfuerzo. Se siempre sencillo, cercano a las personas y conoce de viva voz sus carencias y necesidades. Hay que ser un político preparado, sin caer en la tecnocracia; es decir, debes caminar y ensuciarte los zapatos, no sólo estar detrás de un escritorio: eso es lo que tanto daño le ha hecho a nuestro país.

Acto seguido, me platicó una anécdota: cuando el presidente Salinas de Gortari me dio la oportunidad de ser gobernador, me pidió de favor que invitara a conocer los municipios con los mayores índices de pobreza del estado a un gran amigo que merece todo mi respeto: Pedro Aspe, quien era el Secretario de Hacienda en ese entonces y un gran técnico en la materia.

Tras numerosas invitaciones a giras de trabajo, Pedro me dijo: Señor Gobernador, le agradezco sus valiosas invitaciones, pero no aceptaré, soy secretario de hacienda y si voy, querré destinar todos los fondos de apoyo para esas zonas de su estado, y es algo que no puedo hacer.

Con este ejemplo me quedó claro que el político no sólo debe ser un técnico especialista en la materia, sino que ese arduo conocimiento debe combinarse con trabajo de campo que permita conocer de primera mano las necesidades y carencias de la gente. Sólo así se pueden enfrentar y erradicar los problemas que tanto han costado y lastimado a México.
En suma, me duele mucho la partida de un gran hombre y amigo. Pero a la vez, me siento afortunado de haber conocido a una institución política para el Estado de México. Sin duda, sus palabras, consejos y anécdotas estarán presentes por siempre en mí mente y corazón.

Hasta pronto maestro…





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