El alcalde de Guamúchil gobierna con la pala y el ahoyador...
Por Benjamín Bojórquez Olea 25 Mayo 2023
Sobre el camino
En los políticos actuales está la naturaleza de lo
mediocre. Pero ser mediocre no es equivalente a ser incompetente. Sino en
ser del montón, no destacar. Lo que desaparece es la mente crítica. La política
y las ideas han ido desapareciendo en favor de lo que los manuales de gestión
llaman resolución de problemas y lo que se busca es una
solución inmediata a un problema inmediato, que excluye cualquier pensamiento a
largo plazo.
Algo anda
mal en Salvador Alvarado, municipio, pues no se puede gobernar y administrar
solamente con el "ahoyador y la pala", claro, se
agradece, pero también se requiere de mano izquierda y un plan de desarrollo en
materia de infraestructura integral para la localidad.
Todo parece
indicar que las cosas en Salvador Alvarado no andan nada bien, entre renuncias
de colaboradores de buen nivel, paros sindicales e irreverencias, se gobierna
en mi querida "Tierra Santa".
Armando
Camacho Aguilar, a mi
juicio, con la vara que mide, será medido, ya que considera que tiene asegurada
su reelección, gobernando para incrementar su popularidad a través del uso de
los recursos públicos de quienes pagan los impuestos, solo así, su reputación
es acreditada por sus propios colaboradores de derecha, pues la verdadera
izquierda no pinta en el Ayto.
Se le
olvida al alcalde que gobierna para todos y no para un pequeño círculo de
amigos Panistas y priistas recalcitrantes que solamente generan encono al
interior del Ayuntamiento. Que no se le olvide al alcalde que el triunfo se lo
debe a dos factores torales, al arrastre del propio gobernador y a la
marca Morena.
Le diría al
alcalde. Sin paz no habrá ni crecimiento económico ni mucho menos justicia
política para quienes son rechazados en sus cargos, peor aún, sin tomar
decisiones propias del cargo que representan, en donde algunos funcionarios le
han venido renunciando por cundinas en dicha administración, pues no es normal
que personajes de una buena reputación profesional y social le hayan renunciado
recientemente, no es cosa menor, lo cual representa una debilidad política y
mal manejo operativo en relación a la función pública.
También le
diría al alcalde. Que gobernar no debe ser un ejercicio de hegemonía o de
dominio personal, sino, ante todo, la búsqueda de bienestar para la misma
localidad. El poder solo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone
al servicio de los demás. A mi criterio, eso no está sucediendo en Salvador
Alvarado.
También le
diría al alcalde Alvaradense. Se ha banalizado tanto tú discurso político que
pierde la carga de servicio público y de representación. Pues tener compadres,
amigos cercanos de derecha recalcitrantes y hasta familia política en el
Ayuntamiento, peor aún, cuando no funcionan en sus cargos de primer y segundo
nivel representa un claro ejemplo de mediocridad gubernamental.
GOTITAS DE
AGUA:
Repito, no
se puede ser buen alcalde cuando aquel político pierde peso en las tomas de
decisiones, la percepción de que entrando en ella se puedan cambiar las cosas
también decae. El deterioro del alcalde Alvaradense y su imagen generalizada
aleja el talento. Y sin talento se nutre la mediocridad que desprestigia la
política. Y así podríamos entrar en un bucle infinito. Entre tanto, no dan un
paso adelante porque únicamente velan por sus propios intereses
personales.
Para
resistir la mediocracia la única salida es el pensamiento crítico. Sin embargo,
muy al contrario del alcalde Alvaradense, ante la mediocridad lo que estamos
viendo es el surgimiento en el que las diferencias entre unos discursos y otros
son mínimas. La de la mediocridad es una epidemia global. Como consuelo es
mediocre, pero algo es algo. "Si cierran la puerta, apaguen la
luz". "Nos vemos Mañana"...