EL EXAMEN DE AGLAEE
Por Benjamín Bojórquez Olea 17 Octubre 2018
Sobre el camino...
“EL EXAMEN DE AGLAEE”.
La alcaldesa electa del costero Municipio de Angostura: dejar de ser una mujer de partido y ser una estadista, “el desafío”. Que una mujer haya llegado al poder en Angostura no es garantía de nada, no es sinónimo de buen gobierno, no porque sea un asunto de género sino porque históricamente el poder ha sido corrupto y corruptor y embarra a todos por igual. En México hemos tenido regidoras, diputadas, senadoras, alcaldesas, gobernadoras y secretarias de Estado bastante malévolas que han saqueados las arcas de sus estados, que han dejado a sus gobernados en la miseria. Nadie las ha frenado. Siguen escalando. No por el hecho de ser mujer con los pies en el poder tenemos que aplaudir o vitorear; por muy elegante que fuere el vestido o el atuendo no significa nada. El respeto y el cariño de la gente –del ciudadano, del pueblo, del votante- se gana a pulso. Esa admiración cuesta “sangre, sudor y lágrimas”, pero es tiempo bien invertido. En términos de igualdad, de equidad, de paridad (sobre todo en el campo de la política) tenemos que medir tanto a los hombres como a las mujeres con la misma regla. Con la vara de la justicia. En estos estadios, como en cualquier otro campo, no hay sexo débil ni sexo fuerte. Todos somos iguales. Esa es la auténtica igualdad. Todos somos uno. Como seres humanos tenemos deberes y obligaciones; tanto hombres como mujeres podemos gozar las garantías que nos ofrece la Ley, pero también debemos acatar su mandato. Así como el género no me dice nada para hacer un buen gobierno, lo mismo pienso de las ideologías. No importa si eres de izquierda o de derecha, conservador o liberal, si en los viejos tiempos fuiste capitalista a ultranza o socialista al extremo. Nada de esos sirve en estos tiempos. Modernidad manda. A la gente le vale un comino esos ejes doctrinales, esos términos; lo que la sociedad quiere y necesita es comer, vestir, resguardarse bajo un techo seguro, caminar con seguridad. Vivir con dignidad. ¿Qué ha sido Angostura en estos últimos trienios? Les contesto: un Municipio payaso, y con una lisonja populista, que de nada ha servido al desarrollo de los Angosturenses. Si en el discurso los hombres y mujeres que gustan del poder salen a relucir la biografía del “Che” Guevara, de Fidel, de Marx, de Ghandi, de Mandela, de Luther King, de Juan Pablo II o de toda la corte celestial, qué bueno. Las palabras son simplemente eso: palabras. Lo importante son los hechos. Los ciudadanos no debemos dejarnos engañar por falsos espejismos, por el canto de sirenas; debemos estar atentos a los discursos sin fondo, a los discursos “engaña-bobos”, porque no conducen a nada. Es simple retórica. A nuestros gobernantes –hombres y mujeres- debemos exigirle políticas públicas de calidad sin importar si emanaron de un partido conservador o liberal. Los buenos gobiernos son los más alejados de la inculturación doctrinal, del adoctrinamiento. En lo personal, considero estupendo que hoy una mujer próximamente tome las riendas de la Alcaldía de Angostura, que conduzca los designios de este hermoso y costero municipio, con una amplia riqueza territorial. También considero adecuado que designe a más mujeres en posiciones clave dentro de su gobierno; siempre he pensado que, pese al poder corruptor, las mujeres expresan sentimientos más sanos hacia la gente, quizá por el instinto maternal que las caracteriza (aunque algunas simplemente parecen no tener madre, por supuesto).
GOTITAS DE AGUA:
Si realmente quiere gobernar bien, Aglaee Montoya Martínez, debe dejar atrás los gritos de guerra partidista que le provocaron ciertas fricciones durante su campaña, porque a partir del 1 de noviembre en adelante gobernará para ciudadanos de todos los colores y no sólo para los militantes de izquierda, que se sienten los dueños de la verdad absoluta. La nueva alcaldesa de Angostura se enfrentará a una gran disyuntiva: ser una Mujer de Estado o ser una Mujer de Partido; lo primero la hará más fuerte, más sensata y trascendente; lo segundo la convertirá en una política “x” que verá pasar la historia sin aportarle nada. Como mujer preparada, deberá poner sus sentidos, esfuerzos y capacidad profesional para hacer valer el “Estado de Derecho” que todos ansían. Hacer de Angostura un municipio con visión de desarrollo, claro sin olvidar un municipio de leyes. Como académica que es, Aglaee Montoya, no estaría mal que involucre a la comunidad universitaria (casas de estudio diversas) en la construcción de políticas públicas y de buen gobierno que beneficien a los sectores más vulnerables de la comunidad. Los universitarios son potencia física e intelectual en ese renglón. Si antepone los intereses colectivos a los intereses personales o partidistas habrá dado un paso titánico en el mundo del poder, porque será reconocida por todos y no por unos cuantos.
UNA CHISPITA MÁS:
Aglaee Montoya tendrá una oportunidad de oro para volver a poner en alto el nombre de Angostura, una localidad sometida a los designios más turbios de los intereses de grupo y de personajes limitados, que prefieren gobernantes de muy baja preparación académica. Eso tiene lógica, ya que con ello continúan controlando y exprimiendo las arcas del Ayto y de sus múltiples riquezas litorales. La nueva Comunicación Política que emane de la Presidencia Municipal deberá sostenerse con argumentos sólidos, con razonamientos válidos, no con demagogia. Es ahí donde estaremos viendo la destreza del que será el nuevo comunicador del Ayuntamiento, Crescencio Montoya. Angostura se merece algo más que divisiones y desencuentros, y para eso, la nueva alcaldesa Aglaee Montoya Martínez tendrá que sentarse a negociar no con el payaso o el diablo –porque esos han gobernado muchos años- sino con la gente de bien, aunque milite en otros partidos. “La paz deja gobernar”. “Nos vemos Mañana”…