¿El mundo será otro al terminar esta pandemia? A los seres humanos en general, pero a los mexicanos en particular, nos fascinan las teorías de la conspiración. Y es que sí, a veces toda cosa que imaginemos como ficción o de película de James Bond, Jason Bourne o Ethan Hunt, se queda corta comparada con la realidad, porque lo veamos o no, lo sepamos o no, lo aceptemos o no, los grupos que controlan el poder político, económico y militar, actúan de manera conjunta para establecer en gran medida la realidad en la que vivimos los seres humanos, sin que sea la "voluntad del pueblo", la que pese por encima de sus intereses. Estados Unidos, Francia, Alemania y Reino Unido, comienzan ya a señalar a China como culpable de la pandemia que tiene al mundo completamente detenido; y las consecuencias de estos señalamientos tendrán en las próximas semanas, una muy posible reorganización del mundo como lo conocemos, porque Rusia, que siempre debe de llevar la contraria a los norteamericanos y que defiende su posición geográfica e intereses en Asia, respalda a China. La acusación va más allá de una "negligente" comunicación al mundo sobre lo que pasaba dentro de sus fronteras, en específico en la región de Wuhan. Los servicios de "inteligencia" (entre comillas, porque si algo han demostrado estos servicios internacionales desde el 11 de septiembre de 2001, es que no son muy efectivos) de Estados Unidos y sus aliados en la OTAN, especulan e investigan una posible creación y liberación intencionada del virus SARS-CoV-2 (causante de la enfermedad COVID-19) por parte de los chinos, para ganar ventajas comerciales y económicas, producto en gran medida de la guerra comercial con los Estados Unidos, que parecía haber terminado en diciembre de 2019. Hay varias preguntas cuyas respuestas alimentan la teoría de conspiración: ¿Por qué China tardó tanto en reportar el problema al mundo y a la OMS? ¿Por qué si ellos fueron el origen de la pandemia, lograron controlar tan rápido el problema? ¿Por qué si todos los centros financieros del mundo tienen un serio problema de casos de COVID-19, como Nueva York, Londres, Frankfurt, Paris o Tokio; Shanghái, Hong Kong y Singapur comparativamente y en términos relativos no sufrieron tanto? En pleno siglo XXI una guerra nuclear es posible, sí, pero se analiza más debido al surgimiento y operación constante de grupos radicales patrocinados por países con motivos religiosos extremistas, que dan apoyo o al menos albergan y protegen en sus territorios a grupos terroristas, y no por un ataque abierto entre digamos, Estados Unidos y Rusia, como sucedía en la época de la Guerra Fría. Así que una posible guerra utilizando virus, bacterias y las enfermedades que éstos causan, se antoja muy probable. Piénselo así: un país con gran poder económico, científico y militar, desarrolla un virus y lo libera en ciertas zonas controladas por ellos mismos, guardando ya sea el antídoto o vacuna y además, conociendo los periodos de incubación, síntomas y medios de contagio. Después, pone en aviones rumbo a los centros de poder político y financiero de todo el mundo a personas infectadas. Tan sólo en los aeropuertos, aviones, áreas de migración y aduanas, restaurantes y hoteles, una sola persona infectada produce un daño exponencial. Y así, sin disparar una sola bala pones de rodillas a economías completas. El mundo está detenido. Nunca imaginé, como seguramente usted que me lee tampoco, ver a los países más poderosos del mundo, con dinero, tecnología y recursos, completamente cerrados y en muchos de los casos implementando restricciones a sus ciudadanos para salir de sus casas, en otros incluso, se ha aplicado la “Ley Marcial” y la gente es multada por transitar en las calles sin un motivo de urgencia o causa mayor justificada. Es una llamada de atención a todo el planeta, porque si esto ya sucedió podrá repetirse en un futuro y si no queremos ver escenas de ciudades paralizadas como en “The Walking Dead”, los organismos internacionales deberán limpiarse de corrupción y vigilar a un extremo de película de Jason Bourne, todo laboratorio público y privado, incluyendo los de las universidades, así como a todo experto a nivel mundial con especialidad en infectología. Algo parecido al "control" actual de todo material y expertos requerido para desarrollar y ensamblar un arma nuclear.
¿El mundo será otro al terminar esta pandemia? La respuesta es SÍ en lo económico, porque habrá una situación muy difícil a nivel global. Muy posiblemente se dará una proliferación aun mayor del comercio electrónico, porque la paranoia no terminará con el levantamiento de la cuarentena. Se dibuja un nuevo orden mundial, por un lado, con Rusia, China y las potencias asiáticas cada vez más integradas entre ellas a pesar de sus diferencias, y Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia y otros de sus aliados en la OTAN, por el otro. El petróleo se vuelve otra vez el fiel de la balanza y Arabia Saudita, que siempre juega en la mesa de todos, se verá muy presionada ante este nuevo orden mundial. ¿Qué pasará con nosotros como ciudadanos? Posiblemente viviremos con paranoia un tiempo, tratando de ser mejores personas después de todo esto. Pero estoy seguro que al final regresaremos a ser como siempre somos. “Al tiempo”. “Nos vemos Mañana”…