En la conciencia de Platón…
Por Benjamín Bojórquez Olea 08 Diciembre 2023
Sobre el camino
Platón en una de sus obras de madurez nos relata un mito muy curioso, el de una caverna. Esta imagen –nos dice– es una comparación de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación. En una síntesis muy forzada esta imagen consiste en que, en el fondo se encuentran los hombres desde muy pequeños encadenados, mirando solo lo que está delante de ellos, teniendo por real las sombras y no los objetos verdaderos.
Propone después la liberación de uno de los esclavos, no sin la excepción del dolor por su exposición a la luz a la cual no está acostumbrado. Todo este recorrido es por una escarpada y empinada cuesta hasta llegar a la luz del sol, al cual podría mirar en sí y por sí mismo.
El relato del mito de la caverna es la experiencia que particularmente presenta el idealismo, en sus líneas generales respecto de la conciencia: una experiencia que describe la diferencia entre ignorancia/doxa y conocimiento, sueño y vigilia, oscuridad y luz, sentidos versus razón, confusión y claridad, enfermedad y cura, entre otros tópicos.
Platón nos narra aquí el proceso de liberación de la conciencia, su despertar mediante una suerte de interrupción, como un cortocircuito o fallo, ya que aquel que está preso no tiene la opción de liberarse por sí mismo y el que está liberado por mucho que quiera convencer a los demás del estado de ensoñación o cautiverio en el que viven no le hacen caso, e incluso se ponen de acuerdo entre todos para matarlo –como le ha sucedido a Sócrates.
Por lo tanto, filosofar consiste en un acto de liberación de la conciencia de las cadenas que en un principio le ataban a pensar bajo el esquema de ideas y creencias de la mayoría, las cuales son confusas y oscuras, la enajenación del pensamiento de la caverna promovido por quienes política –y comúnmente– se denominan “mayoría”, aunque regularmente son minoría, pero tienen el poder para ideologizar la conciencia de todos.
La experiencia de liberación de la conciencia no está exenta de dolor y esfuerzo, incluso se dice que dicha experiencia está dada por una suerte de acompañamiento, de un forzamiento que realiza otro, y es que quizás en el “acontecimiento” del torzón como imagen existencial del cambiar de dirección hay otro que le acompaña como una <<razón guía>> de su propia experiencia singular de toma de conciencia.
El torzón produce un dolor que lo saca de su lugar, dislocamiento, para disponerlo a un cambio de posición respecto de sus ideas y creencias, ahora claras y no confusas.
GOTITAS DE AGUA:
Ahora bien, en todo momento y sociedad siempre han existido los amantes del espectáculo y la dispersión (caverna), sin embargo, existen otros que se guardan de esto para darse gusto por el estudio y que nunca se hartan, los filósofos, Platón lo dice así “… aquel que está rápidamente dispuesto a gustar de todo estudio y marcha con alegría a aprender, sin darse nunca por harto, a éste con justicia lo llamaremos ‘filósofo’”. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos el Lunes”…
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