EPN: “PRIMERA PARTE”
Por Benjamín Bojórquez Olea 28 Noviembre 2018
SOBRE El CAMINO
Cuando el Partido Revolucionario Institucional parecía tan muerto como ahora, después de su derrota en el año 2000, tras el triunfo de Vicente Fox y el fracaso de Roberto Madrazo en las elecciones del 2006, donde este partido simplemente no logró despuntar; apareció en el Estado de México un político joven y carismático, que de inmediato se convirtió en una estrella más de la barra programática de Televisa. Como Gobernador, hizo gala de una comunicación bastante atinada, vendiendo la idea de que el viejoPRI, el de los “dinos”, estaba todavía ahí, pero sólo como un consejo tribal. La escena pertenecía entonces a una nueva generación de políticos, con escuela de “dinos”, pero con imagen de transformadores. De ellos, la mayoría resultó peor que los “dinos” de los que nos quejábamos los mexicanos. Roberto Borge, Javier Duarte, César Duarte, Humberto Moreira, Rodrigo Medina, Aristóteles Sandoval, Manuel Velasco. Todos jóvenes, pero ambiciosos y corruptos, quienes hicieron uso de la nueva tecnología financiera y fiscal para desviar recursos, demostraron que, sin importar la edad, cuando no hay valores y el sistema privilegia la corrupción e impunidad, en arca abierta hasta el más justo peca. Y ellos pecaron en exceso. Enrique Peña Nieto se convirtió en el líder y rostro de esta “nueva clase de político", en un México asustado y bañado de sangre por la guerra declarada por Felipe Calderón, en contra del crimen organizado. En un país de pobres, Peña Nieto nuevamente y ahora como candidato presidencial, dio un campanazo publicitario prometiendo a los mexicanos que "ganarían más” y que su proyecto iba a "Mover a México" para avanzar en reformas estructurales que, durante años, fueron detenidas, postergadas o eludidas, como la política, la educativa, la fiscal y la energética. El candidato Peña Nieto comunicaba poderosamente al lado de una ex actriz de telenovelas, que a la postre se convirtió en su esposa. Proyectaban un México al estilo “fifí”. Como gobernador y candidato, Enrique Peña Nieto comunicó de forma extraordinaria; pero como presidente lo hizo fatal. No es lo mismo vender zapatos y perfumes, que vender a un político y a un gobierno. Los asesores de Peña, hasta el día de hoy, parecen no comprender la diferencia. El país que entregará el Presidente Enrique Peña Nieto el 1 de diciembre de 2018 (en realidad lo entregó el 9 de agosto, día de la visita de Andrés Manuel López Obrador a Palacio Nacional) es un México desigual, plagado de corrupción e impunidad, con 53.4 millones de pobres y 9.4 millones de personas que viven en pobreza extrema. Se registran en estos seis años más de 100,000 muertes por causas violentas, en muchos casos ligadas o relacionadas con una guerra contra o entre carteles de la droga, armas, tráfico de personas y robo de combustibles. El escándalo de "la Casa Blanca", el pésimo manejo de comunicación para contenerlo y la posterior aparición en medios de la esposa del señor presidente, Angélica Rivera, regañando a los mexicanos y aseverando que la compró con el producto de su trabajo como actriz, no sólo ofendieron a todos los ciudadanos, sino que como en pocas ocasiones en la historia moderna de México y sus escándalos políticos, encendieron una llama que se combinó con los trágicos y lamentables eventos de Ayotzinapa, donde la desaparición de 43 jóvenes con subsecuentes explicaciones y versiones oficiales contradictorias, irreales e inoportunas, hicieron que la hasta entonces imagen de “Rock Star” de Peña Nieto, se desplomara a niveles rara vez vistos. Fue el principio del fin de manera muy prematura.
GOTITAS DE AGUA:
Se perdió como nunca el respeto por la investidura presidencial, se convirtió en una broma y hasta en parte del nuevo “folklore nacional”, incluir al presidente de México en toda clase de memes que ejemplifican corrupción, ignorancia, errores para hablar en inglés, equivocarse en capitales de estados del país, vaya, el "estamos por bajar aquí en Oaxaca, estamos a un minuto de aterrizar, a menos, como a cinco", se convirtió en el ejemplo de lo que nuestro presidente llegó a representar para millones de mexicanos: una caricatura. Las reformas estructurales pasaron en el Congreso, pero no se ven aún sus efectos positivos. Por mencionar un caso, PEMEX fue paralizado desde las discusiones para la aprobación de la tan controvertida Reforma Energética en el Congreso de la Unión. Posteriormente, ya aprobada, vino una reestructura orgánica que incluyó despidos y jubilaciones anticipadas, en la hasta entonces paraestatal y en empresas que le daban servicios externos. La caída en los precios internacionales del petróleo fue una puntilla devastadora. PEMEX se encontró de pronto inoperante, tratando de sobrevivir ante un escenario adverso y con falta de tecnologías para competir. Ese tema seguirá siendo uno de los más importantes de la nueva agenda para Petróleos Mexicanos: su desarrollo tecnológico y la generación, documentación y utilización de información, que con tecnología generen conocimiento que nos permita competir en el mercado global.
UNA CHISPITA MÁS:
Por ello, la apertura energética de México al mundo, si bien ya dio un paso al asignar, en hasta hoy tres rondas, la posibilidad de que empresas extranjeras participen en la explotación y extracción de crudo (con las últimas adjudicaciones en pausa, hasta que llegue la nueva administración federal), aún no deja sentir una derrama económica tangible. Estados y ciudades petroleras como Tabasco, Ciudad del Carmen y Poza Rica, se convirtieron en pueblos fantasmas. Se cancelaron vuelos hacia esos destinos, empresas despidieron masivamente personal, con el consecuente impacto en las economías locales. Tomará años mejorar esa situación. “Esta historia continuará mañana en su segunda parte”. “Nos vemos Mañana”…