Opinion

Este sí…

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Por Benjamín Bojórquez Olea 03 Junio 2020

SOBRE EL CAMINO

Sinaloa tiene una fecha precisa: 6 de junio de 2021. Jesús Antonio Valdés Palazuelos es un joven entusiasta y de un libre pensamiento que va dirigido a su familia y la sociedad en general. Tan solo 41 años de edad y más de 23 años de carrera política lo acredita como un adulto responsable y dinámico en las tareas colectivas y partidistas. Su itinerancia ha causado escozor entre una minoría que lo juzga y a la vez quisiera estar en sus zapatos. Chuy Valdés es un hombre que a través del tiempo ha madurado y pudiera ser esa semilla que emerja y “UNA” la llamada inflexión social que trastoca al pueblo sinaloense. Antes de todo esto, hay que hacer un buen ejercicio de definiciones, de pragmatismo, de generosidad y de propuesta. Sabemos que el desencanto cunde. Que las personas reprueben al PRI no significa que votarían por otro partido. En esa tesitura, Jesús Valdés tiene la capacidad y reúne todos los requisitos para ser un buen candidato a la gubernatura en las elecciones venideras. Los partidos es lo de menos, aquí el tema es el siguiente. El nivel de aprobación no tiene nada que ver con la intención del voto, ojo, pero tampoco garantizan triunfo por que en lo electoral, nunca se escritura nada. Los errores del otro no son nuestros aciertos, ni la debilidad es fortaleza del otro. Por eso es interesante analizar el porqué Chuy Valdés podría ser un buen candidato para ocupar la silla más representativa de Sinaloa, aclaro, no digo que otros no lo sean. Primero: el voto está fraccionado, ahí entra el pragmatismo: los partidos tendrán que hacer un gran ejercicio de flexibilidad y aperturismo. Para ganar primero hay que unir. Flexibilidad: habrá que hacer un análisis pormenorizado de fortalezas distritales, pactar, y postular a quien pueda ganar: sea bajo alianzas tácitas, explícitas o coaliciones legales. Aperturismo: Solos, los partidos no pueden ganar. Tienen que unirse entre sí y abrirse a la sociedad y la sociedad aceptar a los partidos, con sus virtudes y defectos. Decía Lyndon Johnson que el arte de la política se reduce a una cualidad: saber contar. “Este sí” puede encontrar esa condición que le permita desmarcarse de las intolerancias sociales hacia el 2021. Y urge generosidad. A los sinaloenses de apie que se han distanciado de López Obrador hay que darles la bienvenida. No son malos mexicanos, ni tontos. Tan no lo son que han sabido corregir. No votaron por AMLO por fanáticos, ni por ciegos, sino porque querían un cambio. ¿Quién no? Pero no vendrán si las puertas están bajo candado institucional. Sin embargo, el reproche es el peor enemigo de la política. Total de los desertados, pues bienvenidos. Chuy Valdés cada día corrige pese a las circunstancias políticas, no rehúye, al contario busca que la crítica se amplíe como base medular de la libertad de expresión. Así que para ganar en el 2021 implica construir una agenda de propuesta, de humanismo y de mucha tolerancia para superar las resistencias. Estar en contra de algo no basta. Digan lo que digan, Jesús Antonio Valdés Palazuelos es un buen elemento, eso no se puede negar ni regatear, es más si quiere recorrer las arterias de Sinaloa, pues que lo haga, finalmente, tiene el mismo derecho que todos. Y sí, recordar que hay un Sinaloa dispuesto en un lugar indómito o central de la agenda del país y de sus intereses mejor. Al cabo, que los derroteros y voluntades sociales juegan un papel enérgico y cambian de forma abrupta. Lo cierto es que Chuy Valdés también está en la jugada por la sucesión en el 2021, no lo digo yo, lo dicen sectores sociales y de representación empresarial y político del estado. 

 
 

GOTA Y CHISPA: 

 
 

Por eso la buena política no es la que se improvisa, sino la que Chuy Valdés día a día planea en la reflexión, en la necesidad de cambiar, unir y combinar juventud y experiencia, con innovación e ímpetus. Con base a la preparación y el talento, mezclando el conocimiento, el impulso, el entusiasmo y la actualidad que requiere la pertinencia y esos vicios de la política revolucionaria de aquellos días. Hoy mucha falta nos hace retomar esa vocación y esa fuerza transformadoras para corregir las imperfecciones imperantes. Se debe de destacar y privilegiar la eficiencia, para que el quehacer político y social se enriquezca, para alcanzar rigor y espíritu productivo. Chuy Valdés sin duda es un prospecto, ya que la necesidad de la nueva siembra política así lo requiere, para el impulso y la promoción de nuevos cuadros y nuevos liderazgos, pero siempre a partir del entreveramiento generacional. Entonces, ¿Éste sí? “Nos vemos Mañana”… 

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