Opinion

FERREIRO: EL MAYORDOMO

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Por Benjamín Bojórquez Olea 15 Julio 2019

SOBRE EL CAMINO

En La Divina Comedia, de Jesús Estrada Ferreiro, la traición está considerada como el peor de los pecados humanos. Contraria a la traición está la lealtad, la caridad y las virtudes morales. El noveno círculo divide a los traidores en varias categorías: los traidores a la familia, los traidores a los benefactores y los traidores a la patria o a su partido político. En este caso, el Alcalde Jesús Estrada Ferreiro es un simple mayordomo, ya que el servilismo cargado hacia personajes de derecha y pensamiento “de que  por arriba la política y por debajo bolas” existe una gran similitud que enrosca la democracia y las mismas ideologías puras. En efecto, es esta última categoría la que parece resaltar sobre las demás: la de los traidores a la ciudad o a su partido político, mismo que es representada con la figura emblemática de Antenor, quien fuera consejero del rey de Príamo de Troya y quien, sobre todo, fuera condenado por su traición a su pueblo durante el acecho griego, descrito perfectamente, como ya sabemos, por Homero en la Ilíada. Jesús Estrada Ferreiro representa la traición con la imagen de un lago gélido y oscuro, y a los traidores con el rostro del mismo demonio y de la crueldad, incluso con el rostro de la hipocresía. Aunque sobran las referencias y adjetivos sobre casos de traidores en la historia universal, bastan dos referencias literarias para pintar el ruin actuar de este tipo de serviles y príncipes de Asturias. Ferreiro pagará facturas, ya que en las próximas elecciones, la sociedad se encontrará a la expectativa de candidatos que representen un cambio en valores como honestidad y lealtad; sin embargo, sobre todo pesan acusaciones de deslealtad en el Ayto de la capital de los once ríos, Culiacán. Ahora gobierna Culiacán un personaje que obedece ordenes de forma indirecta de un ex gobernador que cuyo logro es voltear y colocar en el congelador a políticos jóvenes donde lo preocupante es que inhiben el crecimiento generacional y le apuestan a desmantelar a grupos afines a otros intereses políticos, y estas jugadas lo único que generan es un malestar y retroceso a nuevas generaciones, que pisan fuerte, pero que son detenidos por pensamientos jurásicos, jugando con dios y el diablo a la vez. Lo que deberían preguntarse si reúnen la audacia suficiente para no permanecer fieles a las pretensiones de máximos que reclaman los suyos y poder abrir un espacio de entendimiento con los otros en un renovado proyecto válido para todos. Quizás no se equivoca quien piense que en Sinaloa sobran los hombres y mujeres de firmes convicciones y es la hora de quienes estarían dispuestos a la traición. Dícese de aquellos que cometen traición, que no cumplen su palabra o que no guardan la fidelidad debida. ¿O no señor abogado, Jesús Estrada Ferreiro? Si nos centramos en la vida pública, nadie osaría calificar a los traidores como ejemplo de nada. Al contrario, es frecuente saludar y reconocer como virtuoso el comportamiento de quien acredita una trayectoria de fidelidad a su palabra, a sus compromisos y convicciones. El reconocimiento es todavía mayor si afronta costes personales o profesionales. En ese caso, no faltará quien quiera convertir a la persona en un objeto político de veneración. Desde esta provocación quiero compartir mi preocupación por quienes persiguen sus aspiraciones desde la fuerza que impulsa la firmeza y fidelidad a una idea, aunque ello ponga en riesgo la convivencia y el progreso de la sociedad para la que dicen trabajar. Y en ese sentido no vemos por ningún lado a un Estrada Ferreiro que goce de una convicción política hacia Morena, sino todo lo contrario, tal parece que trabaja como mayordomo, cobrando facturas ajenas a si mismo, además de digclerar de forma cínica que pertenece al partido que lo llevó al poder, lo que significa escarnio y escozor a todo aquel que si sudó la camiseta, y que por consecuencia sufren la traición del propio Alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro. Por esto es muy grave la traición a la promesa de la política.



GOTA Y CHISPA:


El sometimiento de la política es una traición de alto grado. Del mismo modo que el desprecio por la política o el asumir funciones de gobierno (incluso las más altas) siendo políticamente ignorante y, más aún, exhibiendo esa ignorancia como un mérito o medalla que lleva colgada entre pecho y esternón el Alcalde de Culiacán y mayordomo de un ex gobernador oriundo de Palmitas Angostura. El general descontento avanza con sus tropas sobre el terreno previamente depredado por quienes traicionan y vienen traicionando a la política, desvirtuando su promesa, usando su nombre en vano. O peor, valiéndose de su nombre para empeorar y envilecer la vida de la comunidad. Quienes traicionan a la política no tienen pudor en usar palabras como “pueblo”, “felicidad”, “patria”, “gente”, “futuro”, “verdad”. Para ellos estas palabras son solo cebos, carnadas. De tal manera perdidas esas virtudes, todo el campo es de los traidores a la política. “Nos vemos Mañana”…