Ferreiro no es de izquierda…
Por Benjamín Bojórquez Olea 05 Abril 2022
Sobre el Camino
¿Es el principio del fin de los sueños del alcalde Jesús Estrada Ferreiro para llegar a la senaduría? Hace todo lo posible para que así sea. Desde luego que el juicio político en su contra pasaría a segundo término, pues no es solo eso, sino desterrarlo de la vida pública. Hasta aquí se ha escuchado el manotazo de las autoridades ejecutivas y legislativas en su contra. Ferreiro abrió una pausa sin tiempo límite para ajustar sus planes a las palabras no solo de la sociedad civil sino también del mandatario estatal. El golpe sobre el escritorio quizá mató una mosca, pero casi es seguro que lo que si mató son las pretensiones futuras para el 2024. El licenciado Ferreiro estiró demasiado la liga, las consecuencias lo llevarán seguramente a jubilarse o a continuar en los juzgados sin que nadie acapare sus reflectores. Este tipo de conductas podríamos decir que no son buenas ni malas, pero sencillamente, son. Aquí apuntamos cuando asumió el cargo de alcalde, que la luna de miel con Morena terminaría mal, el natural punto de quiebre: cuando los intereses del alcalde de la capital del tomate y los representantes de Morena son otros evidentemente se cruzarían. No nos referíamos a las ideologías sino a asuntos fenicios. Sería exagerado decir que Ferreiro se enfrenta al gobernador. No hay tal. El presidente no tiene con qué, la capacidad de fuego del gobernador de cualquier estado en relación con la capital de su entidad es infinita. Tiene, simplemente, una pinza que ahorca cualquier pretensión: el Congreso del Estado y, en el caso de Culiacán capital, cuyo titular de la Junta de Coordinación Política del congreso del estado, Feliciano Castro Meléndrez, por cierto, tiene precisamente por contravenir la voluntad superior de quien originalmente lo puso en ese sitio. En pocas palabras, tienen el sartén por el mango. ¿Esto desgasta al coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en el recinto legislativo? Por supuesto que sí, pero eso no importa, el objetivo es el alcalde de Culiacán, y desde esa tesitura, Ferreiro es el más afectado. Ferreiro, comenzó su período dando a entender que podía estar bien con Dios y con el diablo. El apapacho a empresarios, a grupos de facto y respectivamente de la derecha sinaloense y hasta el fingimiento de sentirse asesorado por ellos, le dio alas a esos sectores que gustan por controlar y hacer política al amparo del poder, aunque finge ser opositor. Las cuentas políticas no le salen al alcalde, a mi criterio. Del mismo modo, el alcalde se muestra autónomo e irreverente con las pretensiones sociales del gobernador. Con esta doble escalera, acaso ha soñado con la idea de tener el visto bueno de ambas partes para, en breve, dar el salto intermedio para después de forma natural llegar al cargo superior. Todo eso ya lo perdió. No hay reversa. Cual sea el resultado para el alcalde, en relación al tema del juicio político en su contra, sin duda ganándolo también pierde. Sin embargo, en el ejercicio del poder a la sinaloense no es fácil armonizar un poder superior a uno menor. El segundo termina por someterse. Chocar frontalmente para un alcalde significa la derrota, la humillación, prácticamente la conclusión de su carrera pública. Esto no se trata de cuidar su reputación, se trata de analizar bien al oponente, porque en este caso, sino puedes con el enemigo, pues únete a él. Lo hemos visto en el pasado, lo vemos ahora. Este episodio es el primero de los desencuentros. Ferreiro tendrá que pensar dos veces sus actuaciones so pena de nuevas confrontaciones. ¿Le alcanzará el tiempo? El daño está hecho. Lo primero que queda claro es que volar solo con instrumentos, como se dice en la navegación aérea, lo expone más aún al paredón de fusilamiento.
GOTITAS DE AGUA:
¿Sin la bendición del gobernador o al margen? Complicado el panorama político para el alcalde culiacanense. Volviendo al punto, desentrañar este capítulo de la relación alcalde-gobernador y recinto legislativo, deja a la vista que no es precisamente el celo del gobernante porque se acate la ley o que Ferreiro acote sus pretensiones solo a su periodo. Según lo dicho en las declaraciones de Ferreiro y del propio gobernador, pero hay indicios de que la diferencia es más mundana y política que legal. Si fuera solamente el acatamiento a la ley, o mejor aún a la ética, lo constitucional fuera únicamente un preámbulo a los objetivos políticos venideros. Cerremos el maloliente tema con un consejo que solía citar un cínico funcionario mexicano a quienes les pedían consejo. Solía decir: -Mira muchacho, en los cargos públicos hay tres formas de hacer negocios. Unos son ilícitos, en esos definitivamente no hay que meterse, se corre el riesgo de que te agarren y terminas en la cárcel. Los otros son los lícitos, esos son buenos, no te comprometes. Pero los terceros son los mejores, esos son los “lisiiitos”, esos corren como una balsa en un mar de aceite… “Señor alcalde de Culiacán, si cierra la puerta, apague la luz”. “Nos vemos Mañana”…