Opinion

La elocuencia de Mario Zamora…

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Por Benjamín Bojórquez Olea 17 Febrero 2022

COLUMNA: SOBRE EL CAMINO

Grande es, o, por mejor decir, inmenso el poder de la elocuencia. Se dirige a la razón y a las cosas como son. También se dirige a la razón para persuadirla, al corazón para moverle y a la imaginación para exaltarla. Haremos una breve reflexión tomando como ejemplo al Senador de la República, Mario Zamora Gastelum. Cuando los antiguos galos representaban un Hércules armado, de cuyas manos pendían unas cadenas de oro que iban a parar a los oídos de los que le rodeaban, querían significar por medio de este ingenioso emblema el irresistible ascendiente del talento de la palabra. Pero aún iba más allá. La alegoría: las cadenas estaban flojas: y esto daba a conocer, desde luego, que el poder del orador no descansa en la fuerza de la palabra, sino en la magia de la expresión y del pensamiento que cautiva y arrastra las almas. De ahí parte la “elocuencia” en los hechos, en la crítica, en la autocrítica, que muy pocos puedan elevarla. Mario Zamora encabeza a la oposición en Sinaloa, pues hablar con la verdad enriquece a un gobierno y lo equilibra con éxito. La elocuencia no puede entenderse sin libertad. Un político, líder y ex gobernador sinaloense originario del municipio del Rosario, que respeto y admiro y que desde este espacio le mando un abrazo cargado de afecto, animo mi amigo, Juan S. Millán Lizárraga, diría, la elocuencia es un niño que no puede crearse sino a los pechos de la libertad. La libertad y verdad, habrían de agregar no pocos escritores. Esos son los elementos que caracterizan al senador, Mario Zamora Gastelum, virtud que hoy en día muy pocos tienen. Por lo menos en Sinaloa, duela a quien le duela. Su palabra es justa, defiende al ejecutivo estatal de su entidad, pero también señala los errores de gobierno. Nada reciente es el interés por la retórica y la elocuencia, que también traslada a las disciplinas sociales. Mario Zamora debate, escucha, señala y es responsable en su labor como legislador en la cámara alta, para cualquier señalamiento en su contra, es prudente, pero pide siempre la palabra para desmentir algún hecho relacionado a su reputación como político. En este breve trabajo legislativo nos interesa destacar la elocuencia, al igual que la retórica se relaciona con el auge de la comunicación y la reputación en la actualidad, pero también por la relación evidente que tienen con las propuestas que llevan a la construcción de nuevos sistemas de administración de justicia basados en la oralidad de los procesos. La elocuencia de Mario Zamora le da facultad de hablar, arrastrar el lápiz de modo eficaz, buscando siempre que le vaya bien a Sinaloa. En otra acepción se entiende como la eficacia para persuadir, los gestos, los ademanes y cualquier otra acción o cosa capaz de dar a entender algo con viveza. Ello nos ha permitido observar el desempeño del personaje mencionado, en donde nos referimos a la elocuencia ante una sede ejecutiva y legislativa. Mario Zamora está representando para Sinaloa una pieza necesaria para la construcción del equilibrio, que el mismo Dr. Rubén Rocha Moya necesita, ya que los señalamientos que hace el senador priista tienen argumentos sólidos basados en la técnica y en las necesidades del pueblo. Por tal motivo, Mario Zamora propuso crear una Comisión Especial para la atención y seguimiento de la violencia contra Periodistas, solicitando al senado convoque a un diálogo por la libertad de expresión, para lo cual participen periodistas, organizaciones, representantes de las redes sociales (Facebook, Twitter, Tik Tok, etc) autoridades y ciudadanos, a fin de construir acuerdos a favor de la democracia y las libertades. Una prueba más, que Mario Zamora está a favor de la libertad de expresión, pues la crítica y autocritica dignifica y pone orden a los abusos de un gobierno. “Es cuanto”.  



GOTITAS DE AGUA: 


La otra cara de la moneda: en Sinaloa no ha existido eco por las autoridades ejecutivas y legislativas en relación a una profesión como el periodismo que ha sido vapuleada por la delincuencia desorganizada y las autoridades que se desprenden desde Palacio Nacional. Al contrario, existen legisladores como es el caso de la senadora morenista, Imelda Castro Castro, que dé lugar de defender la elocuencia y la libertad de expresión le echa más limón a la herida, ya que en tribuna se atrevió y aseguró que los periodistas honestos son los que ganan menos de 6 mil pesos al mes y que no tienen ni para el camión, peor aún, generalizar que todos los morenistas del país piensan igual que ella, a mi criterio lo dudo, nuestros empleos señora senadora provienen de empresas privadas, ¿y su sueldo senadora?, entonces, ¿es público o es privado? Por lo tanto, ¿usted viviría con 6 mil pesos mensuales? Digo, porque los cargos que durante muchos años ha ostentado en el servicio público no obedecen a la vida de lujos que lleva, para también decir que usted goza de honestidad, necesitamos saber cuál es su sueldo o dieta mensual que percibe, lo que debería de hacer es ponerse a legislar y proponer iniciativas que beneficien al estado que representa, donde se le ha visto en el esqueleto sinaloense, cero programas en beneficio del pueblo y pura labia, además déjese de lambisconearle al ejecutivo federal, el puede solo, no la necesita. Bueno, eso sí, únicamente para que levante la mano y en lo oscurito reciba sus canonjías. Le pregunto senadora, ¿usted apoya al hijo del presidente?, ¿considera que son puras calumnias en su contra?, ¿considera que si es honesto el hijo del dueño de Morena? La tenía en otro concepto. En fin, la gente cambia constantemente y se transforma de acuerdo a sus propios intereses personales. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. Si no le gustó, “dele like”. “Nos vemos Mañana”…  

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