Opinion

LA FRIVOLIDAD DE MERARY…

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Por Benjamín Bojórquez Olea 12 Diciembre 2019

SOBRE EL CAMINO

Esta columna va dedicada a una diputada federal que cuyo nombre engendra fobias y manías ante todo y todos los políticos que no comulgan con su forma y tacto digclerico, frívolo, e intereses personales. Merary Villegas Sánchez, ¿Apoco te consideras reina de la verdad absoluta o defensora de los oprimidos? -Pues bien- te explico técnicamente: En todo sistema democrático el ejercicio de la política es uno de los elementos fundamentales de la democracia y, por ende, quienes la ejercen son o deben ser garantes de que la misma sea un ejemplo para los ciudadanos. Cuando el ejercicio de la política se realiza desde el “marketing político” o desde actuaciones que ponen en duda la credibilidad de los políticos, especialmente cuando se pretende ocultar la realidad de los hechos, podemos decir que es la frivolidad la que domina la acción política. ¿No cree usted diputada federal y enfermera de profesión? A mi criterio te considero una mujer que ha tenido suerte en la política, pero cuando ejerces no es suficiente la suerte, porque se necesita equilibrio e inteligencia para ordenar datos y la voz completa para dar declaraciones hasta con dolo y amenaza a funcionarios públicos y plataformas que no coinciden con tu radicalidad y entreguismo hacia la 4T, claro está, eso se llama gratitud, pero hablar nomás por hablar se considera ineptitud para dominar distintos temas, ¿Acaso en el congreso de la unión no existen cosas más importantes, gestionar recursos, legislar y bajar programas para tu distrito? Un distrito que lo tienes en el total abandono, además eres considerada como una de las diputadas federales más faltistas de la cámara de diputados. En efecto, también desde otras formaciones políticas de nuevo cuño, con un aire de superioridad moral que se atribuye la antes citada, pide adopción de medidas que exceden y no corresponde a la capacidad de cambiar las cosas, sin tener en cuenta cuales son los aspectos y cambios pretendidos, atacando sin conocimiento y fundamento ya sea en el área primaria del campo, la pesca, entre otras cosas. Generalmente su protagonismo, toma algo tan serio como la política como un mero mercadeo mediante el cual, quiere convencer al ciudadano de que aquello que ofrece es lo necesario e imprescindible, sin darse cuenta de que únicamente degrada su cometido, juzgando actos, ideas y sobre todo su comportamiento en la acción política. Es hora de que Merary Villegas se haga un auto-análisis y tome en serio su papel de representante del pueblo, ya que su posición exige responsabilidad para la que fue elegida mediante un voto adolorido y desesperado por un cambio que no ha terminado de cuajar ante la opinión pública y sociedad en general. Merary, tu actitud de “frivolidad” desde la política, es claramente perjudicial porque genera no solo un desapego hacia el ejercicio de la misma, sino que se convierte en una desconfianza tan evidente, que hace alejarse al ciudadano de algo que le afecta directamente tanto en su bienestar como sociedad como en su devenir diario. La política no puede ser un mercado de votos a cambio de promesas y actos incumplibles, o bien declaraciones totalmente fuera de base, sino la solución a los problemas que tiene la sociedad y que en ocasiones vienen generados por los propios políticos, que parecen vendedores de ilusiones irreales y se convierten en cuentistas de la realidad. ¿Apoco no, Merary?

GOTA Y CHISPA:

Invitamos a la diputada federal Merary Villegas Sánchez a una reflexión o resonancia magnética de su comportamiento, porque sus acciones evidencian las “NO” necesidades que incumple, donde todo parece indicar que se encuentra peleando el poder, cuando los sinaloenses y su distrito necesitan respuestas y propuestas, medidas y hechos reales, efectivos para consolidar la prosperidad que queremos y las mejoras que necesitamos para ser el gran proyecto común del que formamos parte. ¿Se dará cuenta de ello Merary, o seguiremos esperando años de cuentos bonitos y realidades falsarias que nunca llegarán y que no necesitamos ver ni escuchar? Vivimos malos tiempos para la lírica, una especie de segunda Edad Media, aunque siempre nos quedará la esperanza de que como en la primera después vendrá el renacimiento de otra Morena más calificada y eficiente. “Al tiempo”. “Nos vemos Mañana”…