Opinion

La irreverencia y conducta de Graciela...

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Por Benjamín Bojórquez Olea 28 Septiembre 2022

Sobre el camino

En medio de una politizada situación que enfrenta Sinaloa políticamente hablando, cabe decir, ávida de simpatía, ante la falta de cariño político y laboral, Graciela Domínguez Nava, actual titular de la secretaría de Educación Pública y Cultura en Sinaloa, reedita su estrategia e irreverencia, como toda una hija putativa de izquierda, que tan buenos dividendos le ha traído en lo que va de la 4T, indicando que su voracidad y opacidad para enfrentar los retos de dicha secretaría, los organismos descentralizados adheridos a la dependencia a la cual funge como titular, pues le ha quedado grande el cargo y pese a los consejos y regaños por parte del gobernador, Rubén Rocha Moya, en las semaneras recientes, no ha sido causa para darle un giro de 180 grados a su conducta no solo política sino administrativa interna, careciendo de diálogo y provocando un socavón con personajes de distintos puestos relacionados al aparato educativo.


En esta ocasión, Graciela Domínguez Nava, podría tener los días contados, pues la morenista está utilizando la presión y el chantaje para presionar al inquilino del tercer piso, pues la desobediencia y no acatar órdenes, la cuarta llamada no será para regañarla y aconsejarla sino para que firme su salida en carácter de irrevocable.

Querer acapararlo todo y no delegar funciones que realmente le competen al funcionario que depende hasta cierto punto de la Sepyc y de su autonomía misma es una clara prueba del desacato y la intolerabilidad de la titular, aquí aplica, "hay que ser cochis, pero no tan trompudos".


La técnica ha sido suplantada por la política, pese a eso, la titular de la Sepyc, Graciela Domínguez Nava, no termina de entender, para que la vaya bien tiene primero que fortalecer y coordinarse con los entes públicos de la misma dependencia, ya que su función es fortalecer y no debilitar las funciones de los propios funcionarios, pese a eso, si no forman parte de su cuadra política y no acatan órdenes, peor aún, fuera de su jurisdicción, ya es un enemigo a vencer, demostrando que su empacho no tiene límites, y todo, para fortalecer su proyecto político personal. A mi juicio, está equivocando la técnica y la política. En pocas palabras, no hay resultados favorables.

Parece que es una sola voz a la que escucha, su nombre, Catalina Esparza Navarrete, subsecretaria de Planeación Educativa, ella es la encargada de realizar los estudios y

proyectos para incluirlos en el presupuesto, pues es su brazo derecho dentro de la secretaría. Todo indica que así es. Sin embargo, todo parece indicar que son estos personajes entre otros no menos importantes los que están generando que la secretaría no camine de forma adecuada y equilibrada. En pocas palabras, cuando no hay resultados y no están coordinados, se buscan culpables, sino pregúntenle al titular del ISIFE, Hugo Echave. Pues aquí uno de los responsables directos en la falta de coordinación entre ISIFE y Sepyc es el Ing. José Cipriano Serrano, actual director de Infraestructura Educativa de Sepyc, que únicamente obedece órdenes de Graciela Domínguez Nava y Catalina Esparza Navarrete.

Ahí tienen la respuesta.

Y esto va para todos los funcionarios públicos que conforman el gabinete, cuyo al frente se encuentra, Rubén Rocha Moya, los cuales todos deben dar resultados, de lo contario, terminarán su labor al frente del cargo que ostentan. Ese ha sido el mensaje del jefe del tercer piso tras las recientes declaraciones en las anteriores semaneras.


GOTITAS DE AGUA:


Los campos de la moral y del derecho están separados. El primero afecta a la conciencia,mientras que el segundo a la ordenación pública de la convivencia. Ocurre así aunque la ética pueda referirse también, en cuanto a su contenido, a problemas de convivencia; aun entonces, es distinto responsabilizarse en conciencia de una justa convivencia -perspectiva ética- y afirmar al Estado por medio de la regla del derecho. Que esta afirmación del Estado pueda ser entendida, en otro nivel, como un grado superior de moralidad -eticidad de la razón de Estado- es,además, la reflexión de algunos, que puede quedar en este momento fuera de nuestra consideración. Sí hemos de considerar, en cambio, que el Estado democrático de derecho admite reglas éticas, tanto de procedimiento como materiales. Esto supone, no que el derecho y la moral se confundan, sino que el derecho da trascendencia jurídica a ciertos comportamientos morales. Ocurre así con las bases de legitimación ética del poder político democrático -pluralismo,representatividad, imperio de la Constitución y de las leyes, limitación del poder-, pero también cuando garantiza derechos y libertades individuales y, más expresamente, cuando se refiere a la libertad de conciencia.


El que entendió,entendió. "Si cierran la puerta, apaguen la luz". "Nos vemos

Mañana"...