¿La oposición necesita un López Obrador?
Por Benjamín Bojórquez Olea 02 Junio 2022
Sobre El Camino
El triunfo de Morena se explicaría porque su marca sigue vendiendo bien y una oposición desdibujada, no arranca y se está tardando.
El próximo domingo habrá elecciones de gobernador en seis estados. Las encuestas indican que Morena será el gran ganador: llevarse cuatro de las seis gubernaturas. Lo dicen diferentes encuestadoras del país.
La explicación está en dos factores relacionados: la marca Morena sigue vendiendo bien. Y la oposición está borrosa.
Digan lo que digan, el efecto del tsunami electoral que inició en 2018 sigue presente. Estos datos reflejan también la aprobación al Presidente. Las críticas a su gobierno se han limitado al círculo rojo (los escritores y lectores de artículos de opinión) no me descarto. No parecen haber trascendido a los electores.
Ni a los partidos de oposición. Es difícil ver y oír a los partidos que antes de 2018 dominaban el espacio político nacional: PRI, PAN y PRD. Los pobres resultados del gobierno actual nos dan una oportunidad excepcional para criticar. No hay logros en los problemas que ese mismo agendó: combate a la pobreza, a la corrupción, a la inseguridad, y aceleración del crecimiento económico.
Pero esos tres partidos han sido muy discretos. Puede ser que sus dirigentes estén en una situación similar a la de Alejandro Moreno, el presidente nacional del PRI: el gobierno tiene información muy comprometedora sobre ellos. Están bajo una amenaza, explícita o tácita, y prefieren irse tranquilos y por la sombrita.
O puede ser que les falte creatividad y espíritu crítico. Si hubiera un nuevo López Obrador en la oposición la situación sería muy distinta: alguien con la capacidad de señalar los errores del gobierno. Pero no hay nada cercano a la actitud que el actual Presidente tuvo cuando fue oposición.
Otra cuestión: ¿hay diferencias notables entre un candidato a gobernador de Morena y uno de la oposición? Para responder habría que usar la lupa, o el microscopio. Y, aun así, la respuesta sería decepcionante. Las diferencias no parecen ser claras. Dependen más de los estilos personales y de la circunstancia de cada entidad que del partido al que se pertenece.
GOTITAS DE AGUA:
Ante todo, como se ha dicho, los partidos anteriores fueron productos de cocimiento lento y en cocina abierta. Era más o menos claro de qué se trataba el PRI, el PAN y el PRD. Con las notables diferencias internas, había una identidad distintiva.
Morena fue de cocimiento rápido. Sus dirigentes y militantes no alcanzaron a tener una identidad distintiva. Además del "mestizaje partidario", nuestros políticos pasan de un partido a otro con facilidad. Queda pues la pregunta abierta que realizamos en nuestro sumario el día de hoy. "Si cierran la puerta, apaguen la luz". "Nos vemos el Lunes"...