Opinion

La Violencia de la 4T

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Por Carlos Flores Pompa 16 Agosto 2022

La Plomada

La semana pasada fue atípicamente violenta en México, debido 4 sucesos ocurridos en cuatro estados del país, Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Baja California Norte, donde tales acontecimientos no solamente deben ser medidos por el número de persona fallecidas como lo ha hecho nuestro Presidente de la República en la mañanera, argumentando que “no hubo tantos muertos,  ya que había sido uno de los fines de semana con menos muertos del sexenio” buscando minimizar y restar importancia a tan lamentables hechos, pero es importante entender que este tipo de eventos deben ser observados desde el nivel de escalada que la violencia ha tenido en este sexenio, que a partir del jueves negro, donde la estrategia de resistencia armada la capital del estado de Sinaloa fue secuestrada y hundida en el terror por más de tres horas a manos de la delincuencia organizada en el fatídico “Culiacanazo”, doblegando (jamás vi doblarse tan rápido diría Donald Trump) al propio ejército y a la recién creada Guardia Nacional, logrando con la liberación de Ovidio Guzmán crear una tendencia que ahora es imitada en diversas partes del país por los grupos delictivos, lo más preocupante es que sigue siendo efectiva, logrando liberar a los cabecillas o jefes de los carteles a expensas de atacar a la sociedad civil para presionar a las autoridades, que ya se ha visto se doblan ante resultados políticamente impopulares para la imagen del primer mandatario, antepuesta al imperio de la ley y el Estado de Derecho.

El número de muertos, desaparecidos, feminicidios y violencia intrafamiliar de la 4T superan por mucho a cualquier otro de los sexenios anteriores contrastado al mismo período, la violencia ha escalado al grado de reaccionar contra los ciudadanos comunes y las acciones de las autoridades presentan resultados muy por debajo de cualquier otra administración, pero no solo la violencia visible ha crecido exponencialmente, también la violencia cultural al crear una atmosfera de enfrentamiento clasista e ideológica entre los mexicanos y por último  la violencia estructural, esta última es aquella que es invisible, aquella que tiene que ver con la desatención de las estructuras de gobierno cuando dejan de hacer la labor para la que fueron creadas, en este caso ahogadas por la falta de presupuesto asfixiadas por la austeridad republicana que enfocó la mayor parte de los recursos en programas clientelares de reparto de dinero con el único objetivo de mantener números electorales que los sostengan en el ejercicio del poder.

En Sinaloa la cuarta transformación no se queda atrás en cuanto a la eficiencia de la FGE y Secretaría de Seguridad Pública del Estado y la Seguridad Municipal, solo debemos recordar que hace solo apenas una semana fue asesinado con toda saña el subdirector de la DSPM de Culiacán, el cargo que tiene bajo su mando directo toda la operatividad de la fuerza policial de la capital del estado, hecho donde nos atrevemos a sospechar que jamás veremos a un responsable detrás de las rejas, ya que le apostarán al olvido, también debemos señalar el homicidio del periodista Luis Enrique Ramírez, donde los probables autores materiales se encuentran prófugos, a pesar de que el propio Gobernador anunció que “en escasos días, tal vez horas serían detenidos” y la única implicada fue liberada debido a que el Ministerio público no fue capaz de reunir los elementos para mantenerla en prisión, demostrando que la Fiscal del Gobernador únicamente tienen efectividad en la persecución de adversarios políticos y como instrumento de venganza (muy al estilo Gertz Manero), solo basta recordar el empeño mostrado y coordinación milimétrica e instrumental aplicada para lograr el desafuero del alcalde legítimo de Culiacán Jesús Estrada Ferreiro, es algo que la sociedad no debe de olvidar, sobre todo cuando después de su salida es impuesto cómodamente el ahijado leal y obediente del propio Dr. Rocha Moya.

Ahora podemos poner en la lista de objetivos de la instrumentación de la venganza Estatal al Dr. Héctor Melesio Cuén, quien al parecer ahora es el que desató la ira del tercer piso al movilizar sus fuerzas para obtener el mayor número de delegados en el pasado proceso interno de MORENA, hecho que hace resaltar en donde se encuentra la verdadera fuerza política del estado y dejando ver débil a quien ostenta el poder institucional,  lo que abre la opción para esperar que desde gobierno se suelte a la maquinaria bélica y los perros de la guerra en contra de los intereses Cuenistas, muy al estilo de lo ocurrido con Estrada Ferreiro, donde las huestes rochistas si han demostrado ser efectivas, pero lo que es válido resaltar, es el colmillo político del líder moral del PAS, ya que sin querer queriendo se cobró lo que le habían quedado a deber desde la vez que el Gobernador le requirió la renuncia como Secretario de Salud, como dice el dicho ”Arrieros somos y en el camino andamos”. El marcador va Rocha 1 – Cuén 1 más grande.

La violencia, la agresión y el pleito ha sido lo más representativo de la 4T y en verdad es una pena que habiendo llegado con la aceptación, las expectativas y la legitimidad con la que arribó Andrés Manuel López Obrador al poder se ha ido mermando y degradando de forma gradual, quedando a deber a la ciudadanía lo que es vivir un gobierno congruente de izquierda, ya que lo que probablemente recordarán los gobernados cuando este régimen termine será la experiencia y mal sabor dejado por una izquierda rijosa y beligerante, que abandonó la política como medio de solución de conflictos para imponer su voluntad por el solo uso de las violencias mencionadas.

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