Las 12 causas que un político debe evitar...
Por Benjamín Bojórquez Olea 07 Septiembre 2022
Sobre El Camino
Errar es humano y los líderes no están exentos de esta condición. Dirigir grupos de trabajo implica afrontar una serie de circunstancias no siempre favorables que ponen a prueba la capacidad del gerente para organizar las tareas, tomar las decisiones correctas y mantener motivado a los integrantes del grupo de trabajo. De modo que conocer los fundamentos teóricos del liderazgo no garantiza por completo su aplicación en la práctica.
En este sentido, conocer cuáles son los errores más comunes ayuda a los líderes a identificar malas prácticas y les ayuda a mejorar en distintos rubros. Identificar esto les permite a líderes, emprendedores y directivos a corregir el rumbo, y también ayuda a futuros líderes a consolidarse o a subir a nuevos niveles. Teniendo esto en cuenta, les comparto los 12 errores más comunes:
1. Desorganización: El líder debe ser asertivo al comunicarse con su equipo de trabajo para establecer los objetivos, priorizar las tareas en el orden correcto y asignarlas a los colaboradores adecuados.
De acuerdo con esto, un director o político debe ser capaz de organizar su agenda de trabajo por sí mismo y no esperar a que otro lo haga. Es él quien debe establecer las prioridades para cumplir primero con lo importante y luego con lo urgente; de lo contrario, se altera el esquema de labores y se crea confusión e ineficiencia dentro del equipo. En este sentido, debe hacerse énfasis en un management por objetivos y no por emergencias.
2. Carencia de creatividad e innovación: El líder de un grupo de seguidores debe ser creativo e innovar constantemente; ser capaz de adaptarse a las circunstancias; de improvisar y reinventarse. Estas condiciones son esenciales en el liderazgo contemporáneo y forman parte del perfil del político al manual ante cualquier dificultad, ya que revela inseguridad y falta de idoneidad para asumir el cargo.
3. Lentitud en la toma de decisiones: Se necesita rapidez para corregir los problemas que se presentan en los procesos políticos electorales. Retrasar la toma de decisiones puede provocar que la situación se salga de control y perjudique al partido y a los militantes. Es obvio que cada problema o inconveniente necesita un tiempo prudencial para que el líder se documente debidamente con el fin de tomar la mejor decisión; pero ese lapso no debe ser prolongado.
4. No hacer comentarios: Un líder auténtico asume la comunicación como una de sus herramientas fundamentales. Por esa razón habla constantemente con los integrantes del grupo político al que representan, para reconocer su labor cuando lo están haciendo bien o para advertirlos sin intimidarlos, si observa una situación irregular. Por el contrario, la falta de comentarios connota indiferencia y provoca apatía en el entorno grupal. Al generar retroalimentación entre él y los colaboradores, el manager estimula mejoras en el desempeño del equipo; independientemente de la estrategia de motivación que se lleven a cabo mediante la gestión del talento humano.
5. No delegar: No es propio de un líder pretender que nadie puede hacer el trabajo mejor que él. Quien no delega no puede considerarse líder. Es obvio que se debe tener la seguridad para asignar tareas de alta responsabilidad a las personas adecuadas; pero, para crear esa confianza es importante atreverse a delegar funciones.
6. Ignorar las circunstancias personales de los integrantes del grupo político: Esta es una actitud que no se corresponde con el liderazgo contemporáneo. Un líder debe conocer bien a cada colaborador de su equipo y saber que cualquier situación que le afecte, influye de manera negativa en su desempeño. Comprender y facilitar en lo posible, forma parte de las habilidades del capital del grupo político.
Muchos entornos políticos enfrentan en la actualidad la incorporación de personas pertenecientes a generaciones, nacionalidades, ideologías y grupos culturales muy diversos y esto exige una gran capacidad de empatía. Pero tal consideración no implica tolerar malos comportamientos, distracciones e impuntualidad reiterada.
7. No ayudar a mejorar las condiciones de calidad de vida del equipo: Un líder debe asumir las reivindicaciones de sus colaboradores, si no lo hace, otro integrante del equipo se encargará de eso, lo que deviene en la pérdida de autoridad del líder y en el debilitamiento del sentido de pertenencia de los subordinados.
8. Ignorar al resto de los equipos políticos y enfocarse sólo en dirigir el suyo: Esta práctica revela indiferencia y falta de sentido de colaboración de parte de algunos políticos. El líder debe tener en cuenta todos los procesos que se ejecutan en su entorno y estar dispuesto a cooperar con otros equipos cuando sea necesario.
9. Ser inaccesible: Un líder dedica tiempo para escuchar las sugerencias e inquietudes de sus colaboradores con empatía. De esta manera les demuestra que son tomados en cuenta y que hay interés real en su situación.
10. Corrupción y deslealtad: Actitudes como aceptar sobornos no sólo afectan, también deterioran la autoridad del líder del grupo. Si los colaboradores se enteran de estas situaciones y las asumen como normales, la corrupción puede convertirse en un mal endémico dentro de la organización. Un buen líder coloca la ética en su reputación por encima de su beneficio personal.
11. Falta de humildad y sobriedad: En las tendencias actuales de liderazgo la humildad es considerada una cualidad y no una debilidad. Las actitudes de ostentación y pretensión de superioridad que se traducen en tratos inadecuados al equipo que perteneces y en incomodidad dentro del ambiente político, deben ser desestimadas y erradicadas si realmente existe el propósito de crear entornos propicios para el equipo.
GOTITAS DE AGUA:
Por último. 12. No dar ejemplo: Un líder debe ser un modelo a seguir para sus compañeros de partido; por lo tanto, debe actuar y comportarse de la misma forma que quiera que su equipo lo haga. Por ejemplo: si exige puntualidad, debe ser el primero en llegar al lugar de los hechos; si hay que trabajar horas extra, debe permanecer junto a sus colaboradores para ayudarlos e infundirles ánimo. Un político que no cumpla con este perfil sólo es un jefe sin moral para exigir y que provoca el rechazo en su grupo que encabeza.
Para finalizar, es conveniente que los políticos tomen el tiempo necesario para reflexionar sobre su práctica diaria e identificar actitudes y decisiones que ameriten una revisión objetiva con la finalidad de mejorarlas o evitarlas a futuro. Un líder auténtico es lo suficientemente honesto para reconocer sus equivocaciones y lo suficientemente inteligente para aprender de ellos y superarlos. "Si cierran la puerta, apaguen la luz". "Nos vemos Mañana"...