Los hinchas de izquierda...
Por Benjamín Bojórquez Olea 28 Noviembre 2022
Sobre el camino
Algo que me llama la atención y que
estamos observando, ya que el comportamiento de la derecha deja al descubierto
el temor a ser superados. La oposición le teme a la formación de una nueva
identidad que supere a los partidos políticos.
Vaya fin de semana salpicado
de noticias enarboladas por la defensa de la
democracia y los logros obtenidos a manera de compensar lo sufrido y
vivido en Qatar donde nuevamente el ridículo se asomó, quizá un poco para
entender el porqué de la política mexicana, también salpicada
de ridículos y contentillos como si se tratara del país de un solo
hombre.
La marcha fue lo que se esperaba.
Cómo no serlo si fue organizada desde el poder para alabar
al poder y justificar su proceder. Muchos reflejos,
pocos destellos en la escena del "espejito, espejito...".
Históricamente ha sido el PRI el
mejor organizador de las marchas donde los acarreados pululaban
en los contingentes. Las complicidades con los transportistas y sindicatos eran
la clave para "movilizar a la gente".
En Sinaloa hubo
épocas gloriosas de "acarreados", donde los "burros" eran
de carne y hueso y respondían a las cuotas de poder. Vaya tiempos, donde
el "acarreo" fue triunfalista y ejemplar.
El acarreo y el PRI, el viejo sistema, son o eran indisolubles,
el uno para el otro. Y por lo visto la enseñanza se afianzó bien.
Hay quien le llamó despectivamente
a la caminata de este 27 de noviembre "la marcha del
ego", otros la consideran la reafirmación de
un liderazgo y la fundación de una nueva conciencia social. Por
lo menos así me lo parece.
Sea como fuere, como escribió Maurice
Joly, El "Arte de Medrar", todos tienen
el derecho a gozar del privilegio del placer que da el poder, tanto
quienes lo detentan como quienes han sido desplazados, eso es parte de la
democracia.
Quizá el más antiguo antecedente se
encuentre en Lázaro Cárdenas quien en 1935 convocó
a la llamada "Marcha del Progreso". Vaya que se mostró el
músculo del entonces poderoso tricolor aglutinante de los "sectores" que
representaban a toda la sociedad mexicana y condenaban
el caudillismo.
Pero ahora el "ungido
del pueblo" como lo definió Enrique Dussel en la
revista Proceso de este domingo 27 de
noviembre, abre espacio al análisis de quienes están o no están con él.
La dicotomía avanza, el líder
carismático ha llevado las cosas a tal punto que la discusión es muy
simple "estás con AMLO o contra él", el centro, el justo
medio, ha desaparecido de la escena política.
Obvio es que López Obrador ha
ascendido al poder como un líder carismático, respaldado por millones de
mexicanos que se mantienen cuatro años después a su lado, por lealtad o por
irreflexión dicen sus críticos.
Para estos últimos este líder puede
convertirse fácilmente en una dictadura, como sucedió en Venezuela, y lo
ponen de ejemplo: explican lo que sucedió en ese país donde se borraron los
antiguos sistemas de identidad, y surgieron otros, novedosos. Y por supuestos
los anti AMLO ven ese riesgo.
GOTITAS DE AGUA:
En fin, a la marcha fueron quienes
defienden su trabajo, sus logros, su ideología, su ingreso familiar, quienes
gritan "nos toca ahora", porque los de atrás ya robaron
mucho.
Que, si hubo acarreados, por
supuesto que los hubo; siempre los ha habido, pero también hubo gente con
conciencia de sus actos, es decir de los "hinchas" de López
Obrador, esos que apoyan al líder "cueste lo que cueste y pase
lo que pase", esos son los que dan testimonio de fidelidad, y lo
vienen haciendo desde hace varias décadas.
Y a eso le teme mucho la
oposición, a la formación de una nueva identidad que supere a
los partidos políticos y abra el espacio al populismo, usando la
polarización de las ideas, de los grupos y se aproveche del pos - verdad. "Si
cierran la puerta, apaguen la luz". "Nos vemos Mañana"...