Los partidos políticos le están propinando una verdadera paliza a la ética...
Por Benjamín Bojórquez Olea 28 Octubre 2022
Sobre el camino
Permítanme comentarles que los partidos políticos tienen una guía
por el poder que jamás ocultan, se muestran mermados ideológicamente y entre
todos le han propinado una verdadera paliza a la ética.
Evidentemente la política es un
asunto terrenal, de hombres y mujeres y no dioses, sólo que los desfiguros se
multiplican para que tengamos élites onerosas, opacas como decadentes. En la
actualidad nuestros partidos políticos navegan en la nada del pensamiento
político, un día son aliados de ocasión al filo del más incomprensible
pragmatismo, después se cuestionan y parece que su única misión es ganar poder
al más alto típico estilo maquiavélico como sea "haiga sido
como haiga sido", diría un clásico. En estos tiempos, los cuadros
de los diferentes partidos políticos exhiben sin pudor alguno su grado
superlativo de ignorancia, los debates se anulan, las ideas palidecen ante la
lluvia de exabruptos lanzados por doquier como sistema. La política como tal es
ciencia, arte, teóricamente, es algo muy distinto a lo que ocurre en la
práctica, en donde prevalece la condición humana que tiene mucho de
miserable.
No hay referentes intelectuales
importantes, la formación de cuadros se posterga y por ello vemos las mismas
caras, idénticos estilos, así hasta el hastío. Sinaloa es prueba fehaciente de
ello.
Las ideologías están al borde de la
extinción porque muchas las suplantan a través de su catarsis, por pragmatismo
rampante.
Cuando uno lee el libro La
conquista de México, de Hugh Thomas, se puede dar cuenta y entender
varias cosas. No sé si dentro de las premoniciones de los dioses o en los
anuncios divinos hechos al imperio mexica y a los aztecas se preveía la venida
de un Dios rubio y con ojos azules que le cambiaría la vida. Pero lo que sí sé
es que la estructura del gobierno al que decía servir a Hernán Cortés tenía
muchas similitudes con la del oro composición de la estructura de poder del
imperio mexica. Era evidente que, tarde o temprano, por encima de los dioses,
del oro, de las plumas, de los miedos, de los conquistados, y los
conquistadores, se tenía que producir una identificación que estuviera por
encima de los hechos.
El Imperio español fue un imperio
brutal basado muchas veces en los dublés de sus protagonistas.
Los psiquiatras y los psicólogos nunca
se han puesto de acuerdo sobre cuánta perdura la semilla del odio en el corazón
de los hombres. Es más, William Shakespeare escribió un
célebre discurso llamado El funeral de Julio César. Un discurso que
describía la pauta del comportamiento de los hombres del poder y que quedaría
en la memoria colectiva y en el subconsciente de los pueblos.
En dicho discurso, el dramaturgo
inglés expuso entre otras líneas, las que supuestamente habrían sido las
palabras de Marco Antonio durante el funeral de Julio César.
Para efectos del presente artículo, hay una frase que me gustaría destacar y
que es: "El mal que hacen los hombres, les sobrevive. Mientras
que el bien que hacen queda frecuentemente sepultado con sus huesos". ¿Será
ese el alimento del odio de los pueblos? ¿Todas las brutalidades cometidas, se
transmitirán de generación en generación? A estas alturas ha
llegado el momento de derrumbar el análisis de la lógica. No hay partidos. La
mayor tragedia y el único análisis político no es el de la lógica.
GOTITAS DE AGUA:
Se dice que la política es el arte
de lo posible. Esta premisa surgió en una plática, analizando la situación
actual. Lo cierto es que esta afirmación ha perdido solidez, como lo
afirma Sloterdijk en su texto En el mismo barco. Distinguir
con certeza entre lo políticamente posible y lo imposible es la característica
del tiempo que vivimos en este país, que es nuestro barco. "Si
cierran la puerta, apaguen la luz". "Nos vemos el Lunes"..