Opinion

Los peligros de ser “demasiado inteligente”

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Por Leonardo Zamora 05 Julio 2023

Mi Opinión...

Una fascinante expresión sefardí dice: “No es bueno ser demasiado inteligente”. Uno podría cuestionar ese sentimiento; después de todo, parece contradecir la sabiduría convencional, ¿No es así? La suposición estándar es: cuánto más inteligente mejor.

Pero pensemos en cómo procesamos la información. Existe una profunda relación entre el cerebro y el corazón. Cuanto más empleamos nuestras facultades mentales, menos aprovechamos las emocionales, creyendo erróneamente qué emplear el cerebro es suficiente para llegar a la mejor decisión. Entonces, si una persona es extremadamente inteligente, es probable que esté utilizando principalmente su cerebro, lo que puede dificultar la participación del corazón.

No todas las decisiones se pueden tomar basándose únicamente en información tangible que el cerebro pueda analizar. Es posible que las personas “demasiado inteligentes “ no aprovechen su intuición. 

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Podrían intelectualizar los riesgos y fallar en percibir los matices de una situación, fallar en discernir el bien del mal desde el punto de vista de los valores.

Distinguir verdaderamente lo correcto de lo incorrecto requiere algo más que la cognición cerebral. Uno debe sentir la situación y juzgar los méritos de las opciones frente a ellos. Ahí es donde habla el corazón.

A veces, es crucial suspender momentáneamente el pensamiento y escuchar al corazón sobre lo que realmente tiene sentido. 

Muchos de los problemas más complejos se han resuelto durante y con la ayuda de una meditación, logrando al término de la misma una buena solución.

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En la meditación, dejas de pensar o de apegarte a los pensamientos. Simplemente calmas tu mente, lo que permite que el corazón se abra. Y surgen ideas, juicios que el cerebro no procesó.

Hace poco me encontré con un artículo periodístico sobre un oficial de policía robótico en San Francisco con capacidades letales. 

Este robot, aprovechando la inteligencia artificial, evalúa las amenazas y decide si es necesario la fuerza letal.

Es una máquina que procesa la información más rápido de lo que podría hacerlo un ser humano. Para mi, eso es ser “demasiado inteligente”, pero ¿Dónde está el corazón en todo esto? No hay intuición, ni juicio más allá del puro análisis intelectual. Imagine el potencial de decisiones letales erróneas.

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Tomar decisiones implica más que sólo procesar la información. Para manejar la incertidumbre y el riesgo, se necesita más que un pensamiento lógico.

Cuándo se ha agotado todo el procesamiento de la información, es necesario abordar la última fuente de incertidumbre y riesgo. Uno debe hacer una pausa y la intuición, el juicio y la experiencia juegan un papel. Para eso, no basta con ser inteligente. Hay que ser sabio, para lo cuál es indispensable escuchar al corazón.

Solo para pensar...

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