Metáfora de la botella medio llena o medio vacía. ¿Ves tu botella medio llena o medio vacía?
Por Leonardo Zamora 03 Diciembre 2022
Mi opnión
Casi todos conocemos el dicho de ver la “botella medio
vacía “ o “medio llena”.
Aunque es un concepto muy antiguo, sigue teniendo mucho que
enseñarnos. Con este artículo lo vamos a entender.
Una de las creencias más dañinas que pueden poner en marcha
la mente cuando no está iluminada la consciencia, es la que da lugar a la
percepción de la “botella vacía “
No es qué de forma voluntaria decidas ver las cosas de esta
manera, sino qué puede afectar tu presente por algunas de estas creencias
negativas y limitantes, al ver las cosas así.
Donde enfocas tu atención, allí van tus emociones y tu
energía. Por eso, cuando ves “la botella medio vacía” es porqué la atención en
un instante se ha enfocado precisamente en este aspecto vacío de la botella.
Esto impide qué te te des cuenta de qué la misma botella
ofrece simultáneamente dos realidades diferentes: la mitad, medio vacía y la
otra mitad medio llena.
Este tipo de hábito mental nocivo tiene muchas
consecuencias negativas, y la principal es qué no hay un reconocimiento sano de
lo que vas logrando en la vida.
Ello lleva a experimentar la sensación de que hagas lo que
hagas nunca va a ser suficiente. Se trata, por tanto; una creencia qué genera a
la vez un hábito de pensamiento, el cual va metiéndote en una espiral negativa
que puede finalmente conducir a la desesperanza.
La persona cautivada por esta percepción que hace ver la
botella, medio vacía, está fundamentalmente resentida y por eso no suele ser
agradecida. La cura para el resentimiento es el agradecimiento.
No hay límite para el nivel de insatisfacción al que puede
llevar esta tendencia, porque siempre existirá la comparación con otros, así
que esto nunca tendrá fin.
Algunas creencias las tomaste directamente de tus padres, que a su vez las repitieron de los suyos. Otras las tomaste de tu propio entorno sociocultural y otras sencillamente las fabricaste tú.
Hemos de aprender qué para que lo bueno o lo positivo
ocurra, alguien se ha de preocupar por ello, alguien debe pensar en qué eso
puede y debe ocurrir, alguien qué te hace pensar en lo positivo y ver la
“botella medio llena”
No todos tenemos la misma visión.
La metáfora de la “botella medio vacía o medio llena” es
entenderla cómo una manera de pensar, entender la forma de pensar y de sentir.
Las personas qué ven “la botella medio vacía”, suelen
atender a aquellos que pueden fallar, a los problemas, a lo negativo. Con
frecuencia esto implica desconfianza, poco placer, etc. Y mucho pesimismo.
Ver “la botella medio vacía” es una manera de ser, es una
manera de funcionar.
Por otro lado, “la botella medio llena”, es decir aquellos
qué creen qué los problemas no son tan importantes, o que tratan de ver
principalmente lo positivo, etc., sin darse cuenta se crean otro tipo de
problemas, cómo la de ser demasiado optimistas.
Frente a cualquier situación en la vida, podemos ver “la
botella medio vacía “, es decir, tenemos una visión negativa y angustiada de
los acontecimientos, o, por el contrario, la de ver con tranquilidad y
positivismo, la misma botella, no medio vacía sino medio llena.
Nos deprimimos por lo que falta, sin valorar lo qué aún nos
queda
Supongamos qué estamos haciendo una colecta para una buena
causa y la cantidad que necesitamos son 1,000 pesos. Supongamos también que
tenemos 500; podemos decir que ya tenemos la mitad o pensar que aún nos falta
otro tanto.
Si pensamos que ya hemos logrado la mitad del objetivo,
emanamos optimismo y vamos a tener una fuerza extra para lograr aquello qué nos
propongamos.
A lo mejor no nos damos cuenta, pero en ese momento ya
estamos programando el objetivo y dando por hecho que lo vamos a lograr.
En cambio, al pensar qué nos falta otro tanto, lo que
hacemos es proyectar que nos está costando conseguir nuestro objetivo y, sin
querer, nos estamos sugestionando en negativo.
No significa qué no lo podamos lograr, pero nos va a costar
más porque hemos enviado ese mensaje al universo.
Entiéndame bien, es importante proyectar, pero, si no nos
movemos, va a ser igual que pensemos en positivo que no hacerlo.
De ahí que el dicho “A Dios rogando y con el mazo dando”
tenga plena validez hoy en día.
También, aunque a otro nivel, la filosofía nos ayuda a
entender que, ante los pensamientos negativos, lo mejor es no ser reactivo y
permitir que fluyan. Siempre y cuando no nos quedemos en la autocomplacencia.
Por otra parte, avanzar en la vida va a suponer asumir
nuevos retos y, en ocasiones, hay que reevaluar el concepto de escasez o
plenitud.
Está demostrado que las personas optimistas y alegres viven
más y tienen menos tendencia a padecer determinados trastornos, por lo que
tomar las cosas en positivo nos beneficia en todos los ámbitos, ya que estamos
mandando un mensaje a nuestras células y a nuestra mente.
Nosotros somos capaces de generar nuestra realidad en
positivo, lo que pasa es que muchas veces no lo recordamos.
Finalmente, es bueno que recordemos qué todo lo malo pasa y
que, por lo tanto, lo más rentable es ver las cosas medio llenas porqué nos
será más fácil lograr aquello que nos propongamos.